Bien es sabido que el comercio internacional puede mejorar el bienestar de las sociedades de distintas naciones. Cada país se especializa en aquello que puede producir de manera más eficiente y ello redunda en beneficio de quienes participan en el intercambio. Ahora bien, los tratados comerciales siempre son objeto de duros procesos de negociación. En esta ocasión, el queso manchego se ha convertido en el objeto de discordia en el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM).
Los acuerdos comerciales son tan amplios que deben ser examinados cuidadosamente, en ocasiones, sector por sector y producto por producto. Todo ello con la finalidad de evitar perjuicios entre quienes suscriben un tratado. Entre estos acuerdos se encuentra el TLCUEM, un acuerdo de libre comercio suscrito entre México y la Unión Europea. Este acuerdo, que lleva en vigor desde el año 2000 ha permitido un espectacular incremento del comercio bilateral y tiene en cuenta las diferencias de desarrollo existentes entre México y la Unión Europea. Tal ha sido su éxito que ha permitido una notable reducción de las barreras arancelarias y ha consolidado a la Unión Europea como tercer socio comercial de México.
Diferencias en la elaboración
Pero la renovación del tratado se ha topado con un escollo: un problema de denominación relacionado con el queso. Hay medio centenar de quesos que se producen exclusivamente en un lugar. Entre este tipo de productos se encuentra el queso manchego. Estamos pues ante un problema de denominación de origen. Y es que la denominación de origen aporta una imagen de exclusividad y calidad al producto, distinguiéndolo ante los demás como un producto especial, único.
Recordemos que la denominación de origen se refiere al lugar en el que se produce un bien, las técnicas de fabricación, envasado, la calidad y las materias primas empleadas. Así pues, aquí encontramos el origen del problema. Mientras que en México se utiliza leche de vaca para el queso manchego, en España se elabora con leche de oveja.
Desde México no hay inconvenientes en brindar la proporción correspondiente a los quesos extranjeros, pero el problema surge en que durante muchos años, se ha utilizado el mismo nombre en México para un producto diferente. Hay que puntualizar que del total de queso manchego en México, el 97% era comprado para su consumo en su versión mexicana.
Discrepancias en torno al concepto denominación de orígen
Muchos alegan que no se ha producido engaño al consumidor mexicano, pues quienes compraban queso elaborado con leche de vaca son perfectamente conscientes de que no están comprando queso manchego español.
He aquí donde entra en juego la semántica. El queso manchego es un producto conocido ampliamente por la sociedad mexicana, mientras que los productores españoles buscan la protección de la denominación de origen. En otras palabras, los productores de queso manchego de España quieren mantener la denominación de origen, puesto que las técnicas de elaboración y materias primas utilizadas son muy distintas a las empleadas por los productores mexicanos.
El consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, en defensa de los productos de su tierra, ha defendido que no se permita utilizar la denominación de “queso manchego” para otros productos. Y es que para Castilla-La Mancha hay mucho en juego, incluso más allá de las fronteras del mercado mexicano. El posicionamiento internacional de un producto de calidad como el queso manchego depende de ello, pues el codiciado mercado estadounidense está muy próximo al mercado mexicano, de ahí que convenga dejar las cosas claras y diferenciar entre los quesos mexicanos y el queso manchego.
Frente a las argumentaciones de los españoles, desde México se defiende que la palabra «manchego» se refiere a una denominación genérica, no a una denominación de orígen.
Pero el queso manchego no es el único asunto de discusión. Los productores mexicanos tampoco parecen dispuestos a dar un paso atrás en las denominaciones de origen de otros quesos como el parmesano, el feta o el gruyere.
La guerra de los quesos está servida.