Salvar la campaña navideña debe ser la prioridad. En un 2020 devastado por el COVID, la contribución navideña es esencial para amortiguar el golpe al cierre del año.
Como cada año, se acerca la Navidad, y con ella llega la campaña navideña. Una campaña en la que los comercios se preparan para vivir uno de los momentos más especiales y dulces del año. Para estas fechas, los escaparates ya lucen sus característicos adornos navideños, a la vez que las calles se llenan de consumidores que acuden a los comercios a comprar los tan esperados regalos de Navidad. Los restaurantes, abarrotados de personal y de clientes, se saturan con las comidas y cenas tan características en estas fechas, a la vez que los aeropuertos gestionan las numerosas maletas que portan todos esos ciudadanos que, como cada fin de año, regresan a su casa para estar con la familia.
Como en cada Navidad, estas fechas tienen un dimensionado impacto en las distintas economías a lo largo y ancho del planeta; producto de un consumo que no deja de crecer, en tanto en cuanto se acerca la Nochebuena y, en aquellos lugares que se celebra, el Día de Reyes. Por su parte, la contratación, de la misma forma, lo hace en la misma intensidad; pues, en un escenario en el que la afluencia de clientes se dispara, el personal requerido es superior al de otras fechas. Así pues, hablamos de una fecha que resalta en su máximo esplendor el factor estacionalidad; al registrar un impulso económico que ha llegado a dejar en países como España, la friolera cifra de medio millón de empleados, así como un gasto cercano a los 11.000 millones de euros, y lo más importante aún, en tan solo un mes.
Y es que, de no ser por la situación que hoy nos acontece, así debía ser la Navidad en este 2020, tal y como lo relatamos en la introducción. Sin embargo, en un escenario como el actual, el miedo, así como el riesgo, de que los citados adornos en los escaparates, en el nuevo contexto, sean sustituidos por el cartel de “se traspasa” es cada vez mayor.
Con la llegada del último fin de semana de noviembre, el Black Friday, así como el Cyber Monday —con una representación del 25% del gasto navideño—, son días que marcan el inicio de una campaña navideña que quedará en el recuerdo de millones de ciudadanos en todo el planeta. La presencia del COVID en este 2020 deja unas expectativas que, reflejadas en los datos, nos muestran un hundimiento de la actividad económica en los meses de Navidad; al menos si el contraste se basa en la comparativa de dicho año con ejercicios anteriores. Pues debemos saber que, atendiendo a estas mismas expectativas, el COVID, como si de El Grinch se tratase, se ha propuesto arrebatarnos todo ese soplo de aire fresco que, como en años anteriores, nos dejaba, al finalizar el año, la Navidad.
Un soplo de aire fresco
Atendiendo a variables como el gasto, la campaña navideña en países como España, deja un gasto acumulado que, en relación con los indicadores de los que se dispone de años anteriores, se cifra en los 11.000 millones de euros. En tan solo un mes, economías como la economía española movilizan cerca de un 1% de su producto interior bruto (PIB) en consumo directamente relacionado con la campaña navideña. En este sentido, hemos cogido a España como referencia, debido a que dicho país, tal y como reflejan los informes que realiza la consultora Deloitte al respecto, se sitúa como la economía en la que sus ciudadanos más gasto realizan en la campaña navideña; superando en ello a Reino Unido, que modera su gasto respecto al país peninsular.
Pero ello no quiere decir que otras economías, atendiendo a esos mismos indicadores, no realicen un gasto tan abultado como el que registra España. En este sentido, México, tal y como reflejan estos mismos indicadores, es otro país que no ha dejado de incrementar el gasto en Navidad, en esos contrastes con años pasados que se han ido publicando. Así pues, hablamos de que la economía azteca, atendiendo a la tasa de variación en el gasto navideño en años anteriores, llegó a incrementar su gasto en un 14% en el 2019, en contraste con los datos que arrojaba el 2018. Un gasto similar al acometido por Chile, así como otras economías que, como Perú, lideran el ranking de economías latinoamericanas que mayor gasto navideño presentan. Y es que, si tenemos en cuenta la población en estos territorios, hablamos de un gasto acumulado bastante superior al gasto que registra España.
Por el lado del empleo, debemos saber que de la misma forma que se incrementa el consumo, los comercios, así como los principales sectores que, como este, se muestran interesados, tratan de reforzar sus plantillas para poder absorber esa mayor afluencia de clientes comentada. En este sentido, economías como la española, durante los meses de Navidad, registran un crecimiento en la contratación que ha llegado a cifrarse, en años como el pasado, en el medio millón de contrataciones en tan solo un mes. Un volumen de contratación que además cuenta con una conversión a indefinidos que se sitúa en torno al 25%, tal y como reflejan los indicadores. Además, dicho sea de paso, hablamos de una contratación más simétrica entre sectores, que se benefician indirectamente de dicha situación.
Pero como decíamos en el párrafo anterior, hablamos de una contratación que, de la misma forma, se da en otras economías de Latinoamérica. En este sentido, incluso en momentos de COVID, la contratación para festividades directamente relacionadas con la Navidad, como es el caso del Black Friday, en países como México se cifró en más de 200.000 contratos formales; teniendo en cuenta una informalidad laboral cercana al 60%, la cifra real nos dejaría un volumen incluso mayor. Asimismo, en otras economías analizadas anteriormente como es el caso de Chile, el volumen de contratación estimado en años anteriores de cara a la Navidad se incrementó en torno al 25%; otro dato que muestra esa tendencia cada vez más generalizada de reforzar ampliamente las plantillas de cara a la campaña navideña.
Como vemos, el aporte de la Navidad a la economía, tomando como referencia algunas de las economías que, como España, Chile, México o Perú, se citaron, es bastante abultado. La factura navideña, en contraste con otros meses, es mayor para todos los hogares en el país, de la misma forma que su contribución económica con la economía en general, así como con los sectores que la integran, es bastante más dimensionada que la contribución esperada de otras temporadas a lo largo del año. Pues debemos saber que hablamos de la Navidad, una fecha que, además de esperanza, deja un gran optimismo en esos comerciantes que ven como queda reflejada esta campaña en sus cuentas anuales al cierre del ejercicio. Además, hablamos de un gasto creciente, ya que todos los años se observan incrementos en las perspectivas de gasto per capita que se extraen. Unas perspectivas que, pese a haberse comportado muy bien en años predecesores, este año prevén moderarse muy a la baja.
Un año distinto
Tanto en materia de gasto, como de empleo, la Navidad representa un gran respiro para la economía, así como todos aquellos agentes socioeconómicos que participan en ella. Sin embargo, en el nuevo contexto, las cifras que a priori se manejaban, hoy podrían sufrir un vuelco que, como ha ocurrido con otras festividades a lo largo de este año, ponga fin a este breve sueño que, cada año, nos permite cerrar el año, así como empezar el siguiente, con ese impulso característico que nos deja la campaña navideña.
En este sentido, es conveniente saber que, para sectores como la hostelería, en países como España, la Navidad supone cerca de un 30% de la facturación anual de dicho sector; una representación que, teniendo en cuenta el año que atraviesa el sector, este año podría dispararse hasta alcanzar 60%. Por esta razón, tomando este ejemplo, podemos hacernos una idea de lo necesaria que es esta campaña en años como el que atravesamos.
Así pues, las perspectivas que se manejan para España, en lo que al gasto se refiere, nos dejan una caída en las cifras que, en relación con años pasados, podría situarse en el -48%. Como vemos, cerca de la mitad de los ciudadanos en el país pretenden no gastar todo lo que gastaron en años anteriores. Por otro lado, países como México, y atendiendo a las cifras que daba para este la consultora Nielsen, nos muestran, al igual que España, un descenso generalizado en las ventas para esta Navidad. En este sentido, el informe del que hablamos refleja que cerca del 60% de los mexicanos reducirá su gasto este año, por lo que la cifra de gasto en la economía azteca, de la misma forma, se moderará al cerrar el ejercicio.
Además, hablamos de una situación que no solo se da en España y en México, sino que se prevé, de igual manera, en otras economías de Latinoamérica, donde cabe destacar a la economía argentina.
Por el lado de la contratación, las expectativas muestran una caída en la contratación cercana al 38% para España. En este sentido, hablamos de que cerca de 150.000 empleos no se crearán este año, dados los efectos derivados del COVID. Una situación que, de la misma forma que ocurría con el gasto, se repetirá en otras economías de habla hispana en Latinoamérica. Y es que, teniendo en cuenta que el Black Friday en países como México, de acuerdo con el portal Infojobs, nos deja ya una caída en las ofertas de empleo del -62%, poco cabe esperar de una campaña de Navidad que, a diferencia de otros años, dejará unas cifras de empleo insólitas para una campaña como la que se celebra.
En resumen, hablamos de una campaña que, pese a ser más necesaria que nunca, prevé darse de una forma muy distinta a como se dio en años pasados. El COVID ha frustrado unas navidades que, atendiendo a la situación económica, habrían gozado de gran relevancia para las distintas economías en todo el planeta. Y es que no debemos olvidar que nos quedan días para Navidad, y que debemos intensificar las medidas para contener el virus; pues los datos que aquí se muestran, como ocurre con las perspectivas, no son, ni mucho menos, los peores datos que se esperan para estas navidades.