Certificado de plata
Un certificado de plata era papel moneda que podía intercambiarse por una cantidad equivalente a su valor nominal en monedas o lingotes de plata. Tras ser retirados de la circulación en 1964, solo podían utilizarse para ser intercambiados por papel moneda emitido por la Reserva Federal.
Los certificados de plata se empezaron a emitir en 1878, siendo dinero de curso legal. Este papel moneda tenía un determinado valor expresado en monedas o lingotes de plata y permitía poseer dicho metal precioso sin necesidad de comprarlo.
¿Cómo funcionaban los certificados de plata?
Gracias a estos certificados, era posible adquirir plata sin necesidad de poseerla físicamente. Estos billetes que equivalían a una cantidad cierta de monedas o lingotes de plata, eran pagaderos al portador.
Los certificados emitidos eran de un tamaño parecido al de los billetes de curso legal de dólar que se utilizan a día de hoy. Así, existían certificados de plata por valores que iban desde 1 dólar hasta 1.000 dólares. Como ocurría en muchos billetes, incluían la representación de diversos presidentes de los Estados Unidos.
En el propio billete del certificado de plata figuraba la cantidad concreta que representaban, además de disponer de un número de serie y sello.
Historia y evolución de los certificados de plata
Si bien Estados Unidos abandonó la producción de monedas de plata hacia 1806, dichas monedas se mantuvieron en circulación hasta el año 1861. De este modo, los estadounidenses únicamente podían acumular su riqueza poseyendo monedas de metales preciosos como la plata y el oro. Estas monedas de plata y oro eran consideradas de curso legal.
Con la ley de acuñación de 1873 se prohibió que la población estadounidense acuñase sus propias monedas de oro y plata. Todo ello generó descontento entre la banca y las empresas de la minería, que deseaban regresar a las monedas de oro y plata como medio de pago.
Había una gran desconfianza hacia el papel moneda emitido por el Estado y existía el temor a que una emisión desmedida de billetes provocase una situación de inflación desbocada.
Se produjo un gran debate entre utilizar el patrón oro o la plata como respaldo al dólar. Finalmente, se apostó por un dólar respaldado por el oro. Esto suponía la retirada de circulación del circuito monetario de la plata. Todo ello dio paso a la creación de los primeros certificados de plata en 1878 al amparo de la Ley Bland-Allison.
Gracias a esta ley, era posible poseer plata con un certificado que funcionaba como documento acreditativo, al tiempo que se permitía que los estadounidenses depositasen plata en el Tesoro norteamericano.
Los certificados fueron impresos en tonalidades marrones, azules y rojas. Sin embargo, la configuración de los colores cambió con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Así, los certificados para África estaban dotados de sellos amarillos y los certificados mandados a Hawái estaban decorados con sellos marrones.
En caso de que Estados Unidos sufriese una invasión, el gobierno federal de los Estados Unidos, a través de la cancelación de los colores de la serie, tenía la potestad para desmonetizar los certificados de plata. Todo ello significaba anular el valor de los certificados para el enemigo.
Ante el temor de una posible escasez de plata, en 1963, la Ley de Compra de Plata fue derogada en Estados Unidos. También fue cancelado el intercambio de certificados de plata, dando de plazo hasta junio de 1968 para su redención.
Certificados de plata en la actualidad
A día de hoy, no es posible canjear certificados por dólares de plata, pero sí que existe la posibilidad de intercambiar los certificados por bonos emitidos por la Reserva Federal de los Estados Unidos.
Más allá del valor que indique el certificado de plata, han pasado a ser objetos de gran valor para los coleccionistas. En vista de ello, son numerosos los coleccionistas que adquieren los certificados por un valor muy superior al nominal.
Así, a la hora de adquirir un certificado de plata como objeto de colección, se tienen en cuenta aspectos como la serie, la escasez y el valor nostálgico.