Contratista militar
Un contratista militar es una empresa o particular que proporciona asistencia técnica y servicios en cuestiones bélicas. Este tipo de organizaciones militares han llegado a ser catalogadas como mercenarios.
Tradicionalmente, desde el punto de vista económico, la defensa, se ha concebido como un bien público, es decir, que únicamente podía ser proporcionado por el Estado. Sin embargo, con la aparición de diversos conflictos bélicos han ido proliferando organizaciones empresariales que proporcionan servicios de seguridad y servicios militares en zonas conflictivas.
Los contratistas militares, también conocidos como PMC o Private Military Companies han ofrecido sus servicios a muy diversos gobiernos y, en varias ocasiones, han desempeñado un importante papel en los conflictos bélicos. De hecho, existe una gran controversia sobre el estatus legal de su personal. Y es que, el derecho internacional considera ilegales a todos aquellos combatientes que no estén integrados en un ejército convencional.
¿Qué servicios presta un contratista militar?
Un contratista militar sirve a un gobierno de muy diversa índole. Con la aparición de nuevos conflictos han ido asumiendo un papel creciente, privatizando en cierto modo un bien público como son los servicios de defensa.
Sus actividades son muy variadas. Así, pueden ocuparse de la seguridad en bases militares, del mantenimiento del armamento, de la gestión de infraestructuras militares, logística, comunicaciones, protección de infraestructuras civiles, el adiestramiento de otros ejércitos y servicios de escolta a personal civil.
El tipo de contratistas militares que pueden encontrarse son muy variados, yendo más allá de servicios de protección y seguridad. Así, se han encontrado situaciones en las que han participado directamente en combate como mercenarios. Un ejemplo de ello son la empresa sudafricana Executive Outcomes en el conflicto de Sierra Leona o el Grupo Wagner en la guerra de Ucrania.
El caso de Irak también resultó especialmente polémico, pues llegaron a operar con impunidad legal cometiendo actos criminales. Así, después de la guerra, durante la ocupación, se calcula que llegaron a trabajar más de 100.000 contratistas en el país. De hecho, el propio economista Joseph Stiglitz llegó a afirmar que, en 2007, el gobierno estadounidense había gastado 4.000 millones de dólares en contratistas militares en Irak.
¿Qué clase de personal contratan las compañías militares privadas?
Las compañías militares privadas contratan principalmente a antiguos integrantes de cuerpos de élite, con un alto nivel de formación militar y una gran destreza en el uso de las armas. Se trata, por tanto, de un personal muy experimentado, es decir, se reclutan ex soldados con un amplio historial de combate.
De hecho, son muchos los cuerpos de élite de ejércitos regulares que ven cómo su personal abandona las fuerzas armadas en busca de unos salarios mucho más elevados en el sector privado. Prueba de ello fue lo sucedido en el Servicio Aéreo Especial británico o en las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos.
En este sentido, muchos de los soldados de las fuerzas especiales estadounidenses, en vista de lo ocurrido en Irak, abandonaron el ejército para trabajar en el sector privado, multiplicando sus ingresos por cinco e incluso por diez.
Una polémica situación legal
Existe una clasificación legal poco clara en lo que se refiere a las empresas militares privadas. Se considera que las empresas que ofrecen servicios militares son contratistas, mientras que un mercenario es alguien que, a título personal, lucha en una guerra ajena.
Esta difusa situación legal permite al personal de las compañías militares privadas operar en el extranjero sin llegar a ser considerados mercenarios.
El derecho internacional, mediante el Tercer Convenio de Ginebra, denomina a estas empresas proveedores. Todo ello supone que, para no ser considerados mercenarios, los contratistas militares no deben tomar parte en combates directos. Esto supone que labores como el entrenamiento y formación de tropas, las cuestiones logísticas o el asesoramiento militar estarán permitidas.
Pero, si un contratista toma parte activamente en enfrentamientos bélicos directos, pasará a perder su estatus y será considerado mercenario. Por todo ello, no dispondrá de los derechos que brindan los Convenios de Ginebra a los prisioneros de guerra. Esto implicaría que podrían ser condenados a muerte.
Si bien estas empresas ubican sus sedes sociales en países desarrollados, su verdadera actividad tiene lugar en las regiones más conflictivas del mundo, donde es difícil actuar legalmente contra ellas. No obstante, en caso de ser perseguidas, estas organizaciones empresariales no encontrarán inconvenientes en trasladar su sede legal hacia estados más permisivos con sus actividades.