¿Y si me estafan? Es mi dinero. Lo sé, es tu dinero. Te ha costado sudor, sangre y trabajo, mucho trabajo conseguirlo. Y eso es bueno, porque lo valoras. Así que enhorabuena, ya has dado el primer paso para formar parte del club de los que se sentirán orgullosos de haber invertido en bolsa dentro de unos años.
Tengo mucho interés en evitar que te estafen. Y cuando digo mucho, es muchísimo. Pero, ¿por qué? Porque yo también tuve miedo, yo también tuve mi primer día, perdí mi primer euro y grité de rabia cuando descubrí que me engañaron.
Lo primero que leí fue que podía hacerme rico invirtiendo en bolsa trabajando dos horas al día. ¿2 horas? Sí, dos horas al día haciendo algo que se llamaba trading.
¿Cómo llegué a ese libro? Es una larga historia. Igual algún día lo cuento, pero ahora quiero ir al grano.
Devoré todos los libros habidos y por haber, se me secaron los ojos de ver vídeos en Youtube y me dejé las pestañas mirando gráficos en busca de patrones.
Le puse muchas ganas, pero las ganas no son suficiente para ganar dinero invirtiendo en bolsa. A la bolsa le da igual si te gusta o te deja de gustar. Lo único que le importa es de qué lado estás.
O ganas o pierdes, no hay más. Podemos darle las vueltas que queramos, pero todo se resume a ganar o perder. Porque como mínimo tendrás que ganarle la batalla a la inflación.
¿Infla qué? Inflación. Esa que con el tiempo destruye el valor de tu dinero si lo guardas en tu banco o debajo del colchón.
Pero la inflación no es la única razón por la que deberías invertir tu dinero en bolsa. Hay muchas más, pero te contaré mis tres razones.
1. Si no ganas, ya has perdido: el efecto de la inflación
La inflación es silenciosa, pero muy destructiva. Si asumes una tasa de inflación del 2% y tienes 10.000 dólares en el banco, dentro de 10 años tendrás el equivalente a 8.200 dólares.
Es decir, pierdes 1.800 euros por no hacer nada. ¡Por no hacer nada!
Ni te cuento, si la inflación está por encima de esa cifra. Si me lees desde Europa, probablemente pensarás que la inflación es cosa del pasado.
Pero, si me lees desde Latinoamérica, estarás pensando que los europeos no saben lo que dicen.
Porque si en España los precios subieron un 13% entre los años 2010 y 2021, en países como México subieron un ¡52%! Eso significa que la inflación anualizada en España fue del 0,9% y en México del 3,9%.
Como todos estos números al final terminan cayendo en saco roto, he preparado esta imagen para ti. En esta imagen podemos ver cuánto hay que pagar en 2021 por una cesta de la compra que costaba 100 dólares o 100 euros en 2010.
Como podemos comprobar, si no hacemos nada con nuestro dinero, cada vez podremos comprar menos cosas. Y eso que solo estamos teniendo en cuenta un periodo de 11 años.
Por eso tienes que invertir.
Puedes hacerlo a tu ritmo, poco a poco y a través de activos que no sean muy volátiles. Como podrás imaginarte, no es lo mismo invertir en un fondo de inversión que tiene una cartera de bonos de las empresas más solventes del mundo, que invertir en acciones cuya viabilidad es incierta.
En el primer caso, nuestra rentabilidad será menor, pero nuestros ahorros estarán más seguros. Mientras que invertir en una empresa de nueva creación promete más rentabilidad a cambio de mayor riesgo.
Como diría Aristóteles, en el equilibrio está la virtud. Y como diría el poeta, despacito y buena letra que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Por mi parte, solo quiero que tengas claro que para batir a la inflación no necesitas grandes rentabilidades y, por tanto, tampoco necesitas asumir muchos riesgos.
A partir de ahí, puedes obtener rentabilidades más altas, pero también tendrás que estar dispuesto a perder más.
2. Las pensiones están en peligro de extinción
Sabemos que el Gobierno suele encargarse de estas cosas. Es decir, nosotros trabajamos, pagamos impuestos, pagamos cotizaciones y, finalmente, recibimos una serie de derechos.
Entre esos derechos se encuentra la pensión por jubilación. Es decir, un monto de dinero que recibimos mensualmente cuando dejamos de trabajar.
En la mayoría de sistemas de pensiones del mundo, se supone que nos garantizan cobrar una pensión cuando dejemos de trabajar. Y digo se supone, porque para eso el Estado tiene que ser solvente.
Me explico. Imagina que tú y yo llegamos a un acuerdo. En ese acuerdo, tú me pagas 100 dólares al mes y, a cambio, yo me comprometo a pagarte dentro de 25 años, 150 dólares hasta que fallezcas.
En principio, el acuerdo está claro. Tú me pagas antes y yo lo haré después. Ahora bien, si para entonces mi cuenta bancaria está vacía, está claro que no podré pagarte.
Los sistemas de pensiones no funcionan exactamente así. Por norma general, funcionan de tal modo que los trabajadores de hoy pagan las pensiones a los jubilados de hoy. Es decir, es una transferencia entre trabajadores y jubilados.
Claro que, si el día de mañana el número de trabajadores se reduce y el número de jubilados aumenta, cada vez habrá menos trabajadores para pagar a más jubilados.
Por ejemplo, imagina que hoy hay 10 trabajadores que pagan 10 dólares de cotizaciones. En total recaudan 100 dólares y con esos 100 dólares, pagan a los 5 jubilados que hay. Cada uno de ellos recibirá 20 dólares.
Ahora imagina el caso contrario. 5 trabajadores pagan 10 dólares en cotizaciones. En total recaudan 50 dólares y con esos 50 dólares, pagan a los 10 jubilados. Cada uno de ellos recibirá 5 dólares. ¡4 veces menos!
¿Te imaginas el lío que se montaría si esto fuese así? La gente saldría a las calles y se manifestaría. Por tanto, el Estado tiene que ofrecer una cifra estable. En función de lo que pagas, el Estado realiza una estimación de lo que cobrarás. Por tanto, dólares arriba o abajo, como jubilado sabrás lo que estás cobrando.
Pero, ¿y si no hay dinero? ¿Cómo hace el Estado para pagarte? Pide prestado o sube las cotizaciones. Claro que, nadie regala nada, y esto provoca un círculo vicioso a largo plazo.
De seguir así, el Estado estará cada vez más endeudado y su probabilidad de pago caerá. Los inversores exigirán más dinero, porque confiarán menos. Y, en última instancia, podría ocurrir que el Estado pida prestado 100 y solo le presten 80.
Resumiendo, no puedes pedir prestado eternamente, porque tarde o temprano no podrás hacer frente a tus deudas.
No estoy diciendo que esto vaya a ocurrir con total seguridad. La realidad es que no lo sabemos, pero no pinta bien. Por tanto, lo más inteligente es invertir nuestros ahorros y complementar nuestra jubilación.
Básicamente, por lo que pueda pasar. Es poco probable que el Estado deje de pagar las pensiones, pero sí es muy posible que las pensiones sean cada vez más bajas.
3. La libertad no es negociable
Te lo confieso. Esta es la razón que más me gusta. La libertad no es negociable. Y en un mundo en el que necesitas dinero para (casi) todo, tener dinero ofrece posibilidades.
No estoy pensando en comprarme un yate, un carro más rápido o en vestir de etiqueta. Estoy pensando en seguir cuidando de mi familia, si mañana la empresa en la que trabajo decide prescindir de mí.
Estoy pensando en poder irme de viaje. Sin grandes lujos, pero poder desconectar lejos de mi ciudad y conocer otras culturas.
Estoy pensando en tener la tranquilidad de vivir un tiempo sin trabajar si es lo que mi mente necesita. Estoy pensando en libertad.
Pero para eso, no vale solo con ahorrar. Si quieres tener una mejor calidad de vida ahora, depender lo mínimo posible de tu pensión y evitar que tu dinero se lo coma la inflación tienes que empezar a invertir.
Ariadna dice
Increíble información… con solo una razón es suficiente para salir corriendo a invertir!
patriciaalejandra dice
Si se asombraron porque en México la inflación fue del 52% en 11 años, imaginen vivir en Argentina!!! La inflación fue 52% en UN AÑO!!
Flor Zacarías dice
Es interesante este tema soy Venezolana y la inflación va 100000000000000, eso nos quitaron es decir mas de los ahorros de toda una vida
Como recuperarnos de este golpe de inflacion.
Adolfo dice
Gracias. Por supuesto el artículo ha sido muy útil. Solo hacer un comentario al hilo del tema abordado de las cotizaciones. En su momento solicité a la Seguridad Social un informe de las bases reguladoras de mis cotizaciones durante mi vida laboral; y me sorprendí de los incrementos y cambios bruscos, año tras año, de las bases reguladoras a efectos de determinar las cotizaciones contributivas personales. Recomiendo hagan este ejercicio para que observen los incrementos en las bases reguladoras de las cotizaciones de la Seguridad Social y todo ello va a condicionar también las subidas inflacionarias anuales, la real, la inflación que se ve en los bienes y servicios en la calle y en los supermercados. Lo cual, viene a confirmar y mucho, lo que se afirma en el artículo de que si baja el número de contribuyentes, trabajadores (as) activos (as) se pagan los compromisos adquiridos con los jubilados a través de dos vías, incremento de las bases reguladoras de las cotizaciones, ergo, las cotizaciones de los trabajadores (as) activos (as) y préstamos; y/o transferencias dinerarias realizadas entre las Instituciones y Poderes del Estado, dirigidas a la Tesorería General de la Seguridad Social, como por ejemplo, desde el régimen de clases pasivas.