Gran Recesión de 2008
La Gran Recesión es el nombre que se la asignó al periodo de crisis económica que se originó en la burbuja hipotecaria del 2008. Esta tuvo repercusiones en la economía global y se extendió hasta el 2009 aproximadamente.
Este episodio en la historia económica oficialmente se inició en Estados Unidos en diciembre del 2007, donde el mercado hipotecario pasó del auge a la quiebra. Su duración fue hasta mediados del 2009.
Cabe señalar que la Gran Recesión significó la mayor crisis económica desde la Gran Depresión. Así, el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos cayó 0,3% en el 2008 y 2,8% en el 2009. De igual modo, el nivel de desempleo en el país del norte alcanzó un máximo del 10%.
En contraste, la Gran Depresión ocasionó una caída de más del 10% en el PIB estadounidense en la década de los 30’s. A su vez, la tasa de paro alcanzó el 25%.
Orígenes de la Gran Recesión
La Gran Recesión tuvo sus orígenes en la etapa posterior al atentado contra la Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001. El Sistema de Reserva Federal (FED) bajó su tipo de referencia, con el fin de empujar a la baja las tasas de interés del mercado y evitar una desaceleración del crédito y de la actividad económica.
Lo anterior vino de la mano con una política del gobierno estadounidense para impulsar la adquisición de vivienda propia. De ese modo, aumentó significativamente la cartera hipotecaria de la banca.
La entidades financieras, por su parte, lanzaron nuevos productos denominados hipotecas subprime. Estas estaban dirigidas especialmente a clientes de alto riesgo. Es decir, la probabilidad de impago era muy elevada.
Además, las entidades de crédito otorgaron hipotecas con tipos de interés ajustables. Sus adquirientes esperaban que los tipos de interés se mantuvieran bajos, pero la FED revirtió su política monetaria expansiva ente el 2004 y el 2006, subiendo su tipo de referencia y, por ende, elevando los tipos de interés del mercado. En consecuencia, estos deudores tuvieron que enfrentar mayores gastos financieros (intereses), los cuales no podían pagar.
Otro punto importante fue que las entidades financieras habían comenzado a comercializar, en un volumen sin precedentes, valores respaldados por sus hipotecas y otros derivados sofisticados. Así, una vez que el mercado hipotecario cayó a finales del 2007, también lo hizo el valor de estos productos financieros.
En todo este contexto, se dio la caída de las instituciones financieras más sobreendeudadas, primero, Bear Stearns en marzo del 2008. Posteriormente, se dio el hito de la quiebra del Lehman Brothers en septiembre de ese mismo año.
Esta crisis, originada en el seno del sector financiero estadounidense, se expandió al mundo, afectando principalmente a Europa.
Recuperación de la Gran Recesión
La Reserva Federal tomó cartas en el asunto para iniciar la recuperación frente a la Gran Recesión, particularmente, con una agresiva política monetaria expansiva. Así, bajó su tipo de referencia cerca de cero, para proveer de liquidez al mercado.
De igual modo, la FED aplicó una medida sin precedentes, a la que se le conoció como flexibilización cuantitativa. Esta consistió en comprar instrumentos en el mercado financiero, particularmente, títulos emitidos por empresas y respaldados por el gobierno estadounidense denominados GSE (por sus siglas en inglés), Letras del Tesoro, y valores respaldados por hipotecas llamados MBS (mortgage-backed securities).
Con este plan, se buscó expandir la base monetaria y evitar una mayor caída de la actividad económica.
Sin embargo, pese a que la economía estadounidense y global se recuperó a partir del 2009, algunos analistas cuestionan que no se implantaran mayores reformas al sistema financiero para evitar futuras crisis. Esto, en vista que parte de la burbuja se habría originado porque las instituciones financieras asumieron un riesgo demasiado alto en sus operaciones y además, aseguran los críticos, lo habrían camuflado u ocultado al sistema.