Gravar
Gravar, en términos económicos, es el acto de imponer un gravamen. Este, a su vez, es el porcentaje o cifra que indica el impuesto que debe pagarse al Estado.
En otras palabras, gravar significar establecer un tributo. Esto, con el objetivo de recaudar recursos para el erario.
Un gobierno puede decidir gravar una parte de la actividad económica, como las importaciones. Entonces, se cobra un porcentaje sobre el valor de la mercancía comprada al exterior.
Sin embargo, cabe aclarar que también puede gravarse una situación en la que no exista actividad económica. Este es el caso de las herencias que en algunos países están sujetas al impuesto de sucesiones.
Objetivos de gravar
Entre los objetivos de gravar podemos destacar:
- Obtener ingresos para el Estado. De ese modo, se financia el gasto público.
- Desincentivar ciertas acciones. Por ejemplo, un mayor impuesto al tabaco y al alcohol generaría un alza en su precio. En consecuencia, se esperará que los usuarios reduzcan el consumo de esos productos.
- Compensar por externalidades negativas. Por ejemplo, las empresas mineras y petroleras están obligadas usualmente a pagar un canon. Dichos recursos, en teoría, deberían ser utilizados en beneficio de la población afectada por la explotación.
- Buscar una redistribución de los ingresos más equitativa. Este es el caso del impuesto a las sucesiones, pues el heredero no recibe el patrimonio como fruto de su esfuerzo personal. Entonces, parte de esos recursos son retenidos para financiar el presupuesto estatal.
Formas de gravar
Los dos tipos de gravamen son:
- Con una cuota fija: Se establece un monto fijo a pagar, independientemente del valor del bien o de la transacción. Por ejemplo, se puede fijar un impuesto de 30 dólares por abordar un vuelo en el aeropuerto. No es relevante cuánto se haya pagado por el pasaje.
- Como porcentaje: Se recaudará una porción sobre el valor de la operación o activo gravado. Este tipo de gravamen puede ser, a su vez, de dos clases:
- Fijo: Significa que la tasa impositiva siempre es la misma, sin importar el monto gravable. Este es el caso, por ejemplo, el Impuesto al Valor Añadido (IVA).
- Variable: El porcentaje varía dependiendo del monto gravado. Por ejemplo, puede ser que en el país las empresas, a partir de cierto monto de ganancias, estén sujetas a un mayor impuesto de sociedades.