Lonchafinismo

El lonchafinismo es un neologismo que se refiere a aquella práctica por la cual se ahorra de una forma innecesaria o extrema. Incluso, puede generar perjuicios en el nivel de vida.

Es decir, el lonchafinismo consiste en ahorrar por encima de lo imprescindible, recortando no solo los gastos innecesarios, sino también aquellos que cubren ciertas necesidades.

El término lonchafinismo proviene de un caso muy particular, el de aquella persona que, para ahorrar, corta el embutido en lonchas muy finas. Esto, al momento de preparar un bocadillo.

En principio, no parece mala idea ahorrar. Pero, si nos detenemos en el ejemplo del bocadillo, al lonchafinista le pueden pasar dos cosas: O come más después (porque un bocadillo con menos embutido sacia menos su necesidad de alimentación) o pasa hambre.

Es decir, existen dos posibilidades. O no le sirve de nada cortar fino el jamón, porque come más después y se está engañando. O decide sentir hambre, con lo cual su bienestar se está reduciendo. Aquí, la clave es que la alimentación es una necesidad, no es un gasto que, al reducirlo, no vaya a afectar su calidad de vida.

Entendiendo el lonchafinismo

Podemos entender el lonchafinismo como una mala relación con el ahorro. Responde a una necesidad del ahorrista de seguir recortando los gastos, aunque esto implique sacrificar bienestar.

Algunos pueden compararlo con una adicción. El lonchafinista siente una satisfacción cada vez que aumenta su ahorro. Sin embargo, como habíamos mencionado previamente, su nivel de vida podría estar cayendo.

Visto de otro modo, es ahorrar por ahorrar sin tener en cuenta cómo está afectando la disminución del consumo presente.

Te preguntarás entonces ¿No que era bueno ahorrar? Sí, pero la pregunta es qué estás sacrificando.

Ventajas y desventajas

El lonchafinismo es una práctica, en principio, cuestionable, por lo que hemos venido explicando a lo largo del artículo. Sin embargo, podemos destacar algunos puntos a favor y en contra:

Entre las ventajas podemos citar

  • Permite tener un mayor nivel de seguridad financiera: en caso surja alguna emergencia, existen más ahorros. Sin embargo, recordemos que, para constituir un fondo de emergencia, no se tiene por qué ahorrar de forma extrema (Vale aclarar que no estamos frente al caso de un trabajador que gana el mínimo).
  • Se adquiere la costumbre de vivir con lo imprescindible: Y quizás aquí podríamos abrir un debate muy amplio respecto a si estamos frente a una sociedad consumista. ¿Cuánta ropa realmente necesitas? ¿Cuántas veces al mes necesitas salir a comer a un buen restaurante? Es algo que cada quien deberá responder y sobre lo que no emitiremos un juicio de valor.
  • Mayor posibilidad de inversión: Ahorrar más, permite destinar esos recursos a una inversión.

Sin embargo, citaremos desventajas, adicionales a las que ya mencionamos al inicio del artículo:

  • El ahorro es limitado: Recortar los gastos tiene un tope. Existen obligaciones de pago que no se pueden evitar, como el alquiler. Una alternativa para aumentar el ingreso disponible es generar más ingresos, por ejemplo.
  • Puedes perder: Todo el tiempo dedicado en buscar el menor precio podría destinarse, por ejemplo, a trabajar o generar ingresos. Esto es particularmente relevante en caso el ahorrista sea autónomo o trabajador independiente.
  • Puede generar problemas con el entorno social: El ahorro extremo podría llevarnos a conflictos o situaciones incómodas con nuestra familia y/o nuestra pareja. Por ejemplo, al momento de hacer las compras del mercado o de tener que decidir a dónde salir para un momento de ocio. Incluso, decisiones más cruciales como en qué colegio inscribir a los hijos podrían verse involucradas.

¿Quieres referenciar este artículo?

Guillermo Westreicher , 23 de junio, 2022
Lonchafinismo. Economipedia.com