Precio mínimo
El precio mínimo es una medida adoptada habitualmente por el Gobierno, mediante la cual se establece una tarifa por debajo de la cual no se puede vender un producto o servicio en el mercado.
Es decir, este tipo de política fija un piso para la cotización de determinada mercancía. Esto, con el objetivo de beneficiar a los oferentes.
Al establecer un precio mínimo, los productores recibirán por su producto un precio que las autoridades consideran «más justo» de lo que recibirían sin la intervención estatal.
En ese sentido, debemos señalar que la implementación de un precio mínimo es relevante siempre que este se encuentre por encima del precio de equilibrio.
En cambio, si el precio mínimo fuera menor al de equilibrio, este último sería el monto acordado entre compradores y vendedores. Por ejemplo, si el precio mínimo fuera de 15 euros y el de equilibrio 20, este último sería el que finalmente se fijaría en el mercado.
Como mencionamos anteriormente, este tipo de medida busca beneficiar a los productores. Sin embargo, lo que se produce es que, por un lado, los oferentes estarán dispuestos a vender una cantidad mayor que la cantidad de equilibrio. A su vez, los compradores reducirán su cantidad demandada al ver ese precio artificialmente alto.
Un ejemplo clásico de precio mínimo es el salario mínimo interprofesional, que tiene como objetivo que los trabajadores perciban un salario mínimo que les permita cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, esto tiene algunas desventajas, como desarrollaremos más adelante.
Precio mínimo en gráfico
En el siguiente gráfico podemos observar que, al fijar un precio mínimo (Pm) por encima del precio de equilibrio (Pe), la cantidad ofertada es Q2, mayor a la del equilibrio (Qe). En tanto, la cantidad demandada es Q1, menor a la del equilibrio.
Lo anterior implica que se ha producido un exceso de oferta, representado por la diferencia entre Q2 y Q1.
Ejemplo de precio mínimo
Como mencionamos previamente, un claro ejemplo del concepto que aquí nos ocupa es la remuneración mínima que establece un Estado o lo que conocemos como «salario mínimo interprofesional» (Depende del nombre que se le asigne en cada país). Este hace referencia a un salario base, regulado por ley, el cual establece la cuantía mínima que debe ganar un trabajador.
Esta política tiene algunas ventajas, como que los trabajadores de rentas bajas reciban un mínimo que les permita solventar un nivel de vida considerado digno. De igual modo, se evita la explotación laboral. Es decir, una situación en la que muchos trabajadores reciben rentas muy bajas en condiciones injustas.
Sin embargo, el inconveniente de establecer un precio mínimo a los salarios es que un grupo de personas quedará fuera del mercado laboral. Estos individuos podrían estar dispuestos a recibir una remuneración menor a la mínima, pero, como la regulación no lo permite, terminan en el desempleo o trabajando de manera informal. Esto trae, consecuentemente, el aumento de la economía sumergida.
Ahora veamos un ejemplo numérico. Supongamos que las siguientes son las funciones de oferta y demanda:
O: p=0,04q+1,8
D: p=-0,05q+9
Entonces, primero igualamos para calcular la cantidad de equilibrio:
0,04q+1,8=-0,05q+9
0,09q=7,2
q=80
p=(0,04*80)+1,8=5 (se puede reemplazar también en la función de demanda).
Es decir, la cantidad de equilibrio es 80 y el precio de equilibrio, 5 unidades monetarias (um).
Ahora, si se impusiera un precio mínimo de 6 um, la cantidad ofertada sería:
6=0,04q+1,8
4,2=0,04q
q=105
En tanto, la cantidad demandada sería:
6=-0,05q+9
-3=-0,05q
q=60
Es decir, como habíamos explicado previamente, al establecer un precio mínimo, la cantidad ofertada (105), estará por encima que la de equilibrio (80), y esta, a su vez, será mayor que la cantidad demandada (60).