Pyme – Pequeña y mediana empresa

Pyme es el acrónimo utilizado a la hora de hablar de pequeñas y medianas empresas. Estas, generalmente suelen contar con un bajo número de trabajadores y de un volumen de negocio e ingresos moderados en comparación con grandes corporaciones industriales o mercantiles.

Tradicionalmente las empresas se clasifican según su tamaño en pequeñas, medianas y grandes. Así pues, al conjunto de las dos primeras se le denomina de forma abreviada pymes (pequeñas y medianas empresas). Además, con el paso de los años se les ha sumado a estos tres grupos un cuarto: las microempresas, que también se incluyen en las pymes. Es decir, las pymes son organizaciones con fines de lucro (que buscan generar beneficios) y que cuyas operaciones son de baja escala.

Aunque el concepto de Pyme queda bastante reducido a una cuantificación de producción y trabajadores, dependiendo del territorio en el que nos encontremos podemos observar que se califica a una empresa como tal en función de una visión subjetiva de estos baremos. Es decir, según la zona geográfica, se emplea como medición un número de trabajadores máximo o un volumen de operaciones diferente para clasificar a una empresa como Pyme o no.

Por ejemplo, en España las medianas empresas son aquellas con menos de 250 empleados y sus ventas no deben superar los 50 millones de euros anuales. Asimismo, las pequeñas empresas tienen menos de 50 personas en su planilla y su volumen de negocio es igual o menor a 10 millones anuales.

Tamaño de las pymes por número de trabajadores

Sin embargo, podríamos denominar como pequeña o mediana empresa a aquellas que cuenta con una plantilla de hasta 50 personas, habitualmente. Además, existe otra denominación dirigida a empresas unipersonales o microempresas de hasta 5 trabajadores. Se trata de las MIPyME o mipyme.

Comentado este pequeño detalle, es importante destacar que el volumen de pequeñas y medianas empresas en cualquier país es normalmente alto, de hecho en España supera el 98% del tejido empresarial. Esto hace que estén consideradas como el principal motor de empleo y creadores de riqueza, pues dan trabajo y actividad económica a la gran mayoría de la población.

No obstante, y debido a su pequeño tamaño, encuentran comúnmente dificultades a la hora de competir con grandes empresas. Algunas de ellas están relacionadas con las capacidades en términos de plantillas, costes de producción o ventas.

Es por este motivo por el que los gobiernos habitualmente legislan de manera que pueda estimularse la creación y consolidación de Pymes. Así como para que puedan convivir con las grandes corporaciones. Las herramientas con las que se cuentan son por ejemplo créditos a emprendedores y diversos beneficios fiscales desde el punto de vista impositivo.

La clasificación más común es clasificar al tipo de empresa en cuanto a volumen de negocio y número de empleados:

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El hecho de que una empresa se encuadre en uno de estos cuatro grupos es bastante importante. Esto se debe a que por ejemplo, existen muchas subvenciones públicas para las pymes de las que no pueden disfrutar las empresas de mayor tamaño. De modo que para que una empresa pueda acogerse a ellas debe demostrar su condición de pyme.

Ventajas de las pymes

Entre las ventajas de las pymes destacan:

  • Es más sencillo que puedan cambiar el nicho o modelo de negocio. Es decir, existe mayor flexibilidad.
  • La relación entre el empresario y sus clientes es cercana. Esto, ya que usualmente el trato es directo entre ambos. Lo podemos observar, por ejemplo, en el caso de una persona que tiene una tienda de abastos, y es ella misma quien atienda al público que llega a su establecimiento.
  • Lo anterior genera un vínculo entre el negocio y los clientes que se traduce muchas veces en fidelidad. Es decir, el comprador va a establecimiento no por el menor coste, sino por la amabilidad o la simpatía del dueño de la tienda, por ejemplo.
  • Son empresas que pueden encontrar nichos de mercado no atendidos.

Desventajas de las pymes

Sin embargo, las pymes también tienen debilidades:

  • Al no tener un gran volumen de transacciones no alcanzan economías de escala. Es decir, sus operaciones podrían tener un menor coste unitario si el número de ventas fuera mayor.
  • Es más complicado para una pyme conseguir financiamiento, en comparación a una gran empresa. Esto, en vista que sus ingresos y su respaldo financiero son menores.
  • Continuando con el punto anterior, en caso la pyme acceda a un crédito, probablemente sea a un tipo de interés alto, en comparación al que debe pagar -en promedio- una gran corporación.
  • Por lo mismo que es difícil que acceda a financiamiento y grandes capitales, probablemente la pequeña empresa no pueda (o vea dificultades para) invertir en campañas publicitarias masivas o en desplegar una extensa red de ventas.

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Guillermo Westreicher , 27 de junio, 2015
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