Estados Unidos revisa el crecimiento de su producto interior bruto (PIB) durante el tercer trimestre. Pese a mostrar una tendencia desaceleradora, la tasa supera las pesimistas expectativas de los analistas, que la situaban en el 1,6%, mientras que la tasa se ha situado en el 1,9%.
La revisión del PIB en el tercer trimestre de la economía norteamericana, pese a su ascenso por encima de las previsiones, muestra la clara tendencia negativa de la economía como producto de, lo que desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) califica como, una desaceleración sincronizada en la economía mundial. Pese a mostrar una mayor robustez en los crecimientos, la economía estadounidense pierde, de forma gradual, el dinamismo que, por otro lado, mostraba en años anteriores.
La economía de los Estados Unidos ya visualiza, desde muy lejos, los crecimientos que le situaban, como principal economía del mundo, en el 3% y similares. Unos crecimientos que ya se ven, muy distantes tras la revisión del tercer trimestre que ha arrojado un 1,9%. Unos niveles de crecimiento que son más optimistas de lo esperado, pues los analistas preveían un 1,6%, pero que sí ponen de manifiesto este estancamiento si lo analizamos en contraste con trimestres pasados, o con años anteriores.
La expansión de la economía de los Estados Unidos parece llegar a su fin. El deterioro que ha experimentado el balance de riesgos a nivel global ha incidido con fuerza en la economía norteamericana, lastrando su crecimiento y llevándolo a niveles inferiores a ese barrera del 2%, la cual Trump pretendía no traspasar. Como vemos, una situación que, pese a mostrar un mayor optimismo que en otros territorios, hace saltar la alarma en los mandatarios del país, tratando de tomar medidas para reactivar la economía y postergar, en la medida que sea posible, el estancamiento de los crecimientos.
La FED vuelve a bajar los tipos
Las discrepancias y los ataques entre Trump y la Reserva Federal (FED) no han tardado en sucederse. Tras conocer los datos de crecimiento y ver las caídas que estaba viviendo Wall Street –donde los principales índices, Dow Jones, Nasdaq y S&P abrían a la baja- el Presidente Trump no ha tardado en mandar un dardo envenenado a la Presidencia de la FED, haciendo alusión a que su política restrictiva y la no actuación en materia de bajada de tipos estaba condenando a la economía norteamericana al estancamiento de la economía.
Unos ataques que sí han sido escuchados por la propia Reserva Federal, la cual, como ya anunció en la anterior rebaja de tipos, ha anunciado una nueva rebaja que sitúa el crédito a niveles mínimos de la horquilla propuesta en el anterior comunicado. Una rebaja de tipos con el fin de reactivar el crédito a un consumo que, pese a haber crecido a un ritmo del 2,9%, muestra una clara distancia de ese 4,6% que registraba durante la lectura del segundo trimestre. Una medida que ha sido acogida con gran optimismo en Wall Street, dada la aplicación de nuevas políticas acomodaticias en la economía.
Una rebaja que, pese a estar prevista por la propia Reserva Federal, tratará de estimular la economía norteamericana en un momento donde la desaceleración, el impeachment (impugnación por parte del Congreso) al Presidente y unas futuras, e inciertas, elecciones, sumado todo ello a la incertidumbre causada por la guerra comercial entre los dos principales bloques económicos, inciden con persistencia en la economía estadounidense. No obstante, sin atender, por supuesto, a otras variables macro y microeconómicas que, a diferencia del PIB, muestran una mayor consolidación.
El empleo aguanta los golpes
Pese a haber cosechado una menor creación de empleo, el empleo en los Estados Unidos sigue comportándose al hilo de lo esperado. De acuerdo con la revisión ejercida, este se ha situado en el 3,8%, al hilo con el 3,8% previsto por los analistas. Es decir, la tasa de desempleo sigue mostrando ese pleno empleo que ya lograron los estadounidenses durante el pasado ejercicio. Un pleno empleo que sigue dotando al país de una seguridad de la que otros países carecen.
Como ya hemos indicado, el empleo en los Estados Unidos, sumado a otras variables que, como el beneficio de las empresas, sigue mostrando una gran robustez, dota a la economía norteamericana de una mayor garantía de estabilidad en la economía del país. Las buenas prácticas en materia de política monetaria, empleo, entre otros factores, han llevado a que la economía, pese a estar en una fase de desaceleración, siga mostrando una mayor fortaleza que otras grandes economías, que a diferencia de esta, muestran una mayor vulnerabilidad y fragilidad interna.
Estados Unidos sigue liderando los crecimientos y, pese a la lectura, sigue aguantando con gran fortaleza los grandes riesgos que acechan a la economía. No obstante, todavía estamos pendientes de unas variables y unos sucesos que, de postergarse más tiempo, podrían acabar lastrando de forma más abrupta la economía estadounidense. Sucesos que, con el fin de dotar de mayor optimismo a los inversores en Wall Street, Trump ha tratado de aportar tranquilidad, afirmando que muy pronto llegará a un acuerdo comercial con China. Un acuerdo que, por otro lado, se sigue acogiendo con gran escepticismo, tras las fallidas reuniones pasadas entre los dos bloques comerciales y la negativa de China a lograr un acuerdo bajo las condiciones deseadas por Trump.
Una moderación que insta a un acuerdo comercial
Como comentábamos, tras la caída temporal que vivían los mercados en Wall Street el propio Presidente Trump ha tratado de estimular la calma de los inversores con unas declaraciones bastante optimistas. Unas declaraciones en las que el Presidente confirmaba que muy pronto llegará un acuerdo comercial con China, desbloqueando el escenario comercial y devolviendo la normalidad al comercio global.
La caída que está experimentando la economía norteamericana, al menos en materia de cifras de crecimiento, han incitado al Presidente a retomar unas conversaciones que, por ahora, estaban paralizadas. La presión interna que ejerce un entorno de desaceleración económica ha llevado al Presidente Trump a reflexionar sobre la necesidad de estabilizar nuevamente los mercados, poniendo fin a la guerra comercial que, por otro lado, tampoco ha corregido los problemas de la balanza comercial de los Estados Unidos, siendo este el motivo por el que inició dicha guerra.
Sin embargo, como mencionábamos anteriormente, las fallidas reuniones en busca de un acuerdo ha provocado que los inversores se muestren más escépticos ante las declaraciones del Presidente Trump en materia comercial. Las continuas tensiones geopolíticas y la escalada proteccionista ha llevado a que los agentes económicos no se muestren tan optimistas, como sí lo hacían al principio, con este tipo de declaraciones. No obstante, de darse dicha tregua y volver la normalidad a los mercados internacionales, la reacción por parte de la economía, así como los inversores, será claramente más que positiva.