Parece ser que el TPP (Acuerdo de Asociación Transpacífico) no está muerto. Once países han conseguido llegar a un acuerdo de mínimos para rescatar el tratado. Todo ello con la ausencia de Estados Unidos, que se retiró de las negociaciones. Pese al consenso logrado, el acuerdo ha perdido fuerza en materia económica debido a la retirada de Estados Unidos.
Los ministros de comercio y asuntos exteriores de los países participantes lograron alcanzar un acuerdo tras una larga reunión de cinco horas en la ciudad de Danang (Vietnam). Todo ello en el marco de un encuentro motivado por la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).
Un duro proceso de negociación
Así pues, los ministros consiguieron ponerse de acuerdo en las cuestiones fundamentales sobre el TPP. El conjunto del texto es muy similar al original, aunque hay 20 cláusulas que van a ser suspendidas. Se trata de cláusulas que afectan a cuestiones como propiedad intelectual, estándares de inversión o los derechos de los trabajadores. Estos asuntos han sido los más controvertidos, por lo que se ha decidido dejarlos en suspenso.
El acuerdo se ha rebautizado como Acuerdo Integral y Progresivo sobre el TPP, todo ello debido a la retirada de Estados Unidos. Entre los países firmantes se encuentran: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
La retirada estadounidense se debe a que Trump buscaba cumplir una de sus promesas electorales. Pese al abandono de Estados Unidos, se han producido grandes esfuerzos por rescatar el megatratado comercial. Y es que el TPP permitirá eliminar aranceles que afectan a productos agrícolas e industriales que suponen un comercio de 356.000 millones de dólares. Tal es la importancia de este acuerdo, que las economías que integran este tratado conforman el 13,5% del Producto Interior Bruto mundial.
Deborah Elms, como directora ejecutiva de la consultora Asian Trade Cente ha declarado que “es el mayor acuerdo comercial al margen de la Unión Europea” y que el tratado “no solo será de gran importancia para las grandes empresas, sino también para las pequeñas empresas”.
Las negociaciones no han sido un trabajo fácil. El principal escollo proviene de Canadá, pues el primer ministro canadiense Justin Trudeau no se presentó en la reunión del viernes con el resto de representantes del TPP. El acuerdo alcanzado deja retos pendientes que deben ser afrontados: las empresas estatales, la inversión, las sanciones comerciales y la a excepción cultural de la zona francófona de Canadá. Precisamente, este último aspecto ha sido uno de los principales obstáculos en la negociación.
Intereses comerciales
Dejando a un lado los escollos, encontramos a Japón, que ha sido el principal impulsor de este acuerdo. Tras el abandono de Estados Unidos, el gobierno presidido por Shinzo Abe, ha batallado por rescatar este gran tratado comercial. Todo obedece a los intereses económicos de los nipones, que buscan contrarrestar la gran influencia económica de China en la región.
El comercio internacional supone un importante juego de intereses, donde los países pelean por sus intereses económicos y geopolíticos. En este sentido, China pretende promover un tratado bautizado como Alianza Económica Integradora Regional (RCEP), que contaría con Australia e India, pero dejando de lado a Estados Unidos.
La deriva proteccionista de Estados Unidos ha hecho que el país presidido por Donald Trump se centre en alcanzar acuerdos bilaterales. El propio Trump afirmó “No entraremos en acuerdos grandes que nos tengan maniatados. Debemos asegurar que todo el mundo cumple las reglas, lo que ahora no todos hacen”. A la vista de estas declaraciones está claro que la posibilidad de que Estados Unidos se una al TPP es prácticamente imposible.