El mercado petrolero global se ha sumido en una espiral descendente sin precedentes.
Los esfuerzos de la OPEP y otros gigantes productores como Arabia Saudí y Rusia para mantener la estabilidad de precios, parece que no están sirviendo de nada.
Por si has estado un poco ausente de lo que ha pasado estos últimos meses, te diré que los precios del petróleo, concretamente los del Brent y WTI, han caído bastante y están peinando la zona de los 70 dólares el barril.
Fuente: Investing
Puede que pienses: “Buah, de lujo, a ver si baja todavía más y para así de una vez esta maldita inflación.”
Y a ver, no te culpo por pensar eso. En un primer momento, yo pensé lo mismo.
El problema está en que en el mundo económico, las cosas nunca son tan simples y la realidad subyacente puede ser mucho más turbia.
Y tú dirás: “Ya, ¿Y eso por qué?”
Pues porque esas caídas y esos precios pueden estar marcando un cambio estructural profundo que afecta tanto a la oferta como a la demanda global. Ese “alivio” momentáneo para tu bolsillo puede que esconda un terremoto que genere un tsunami de consecuencias impredecibles para los próximos años.
Pero vayamos por partes.
¿Por qué el petróleo está tan barato?
La demanda se ha desmoronado.
Así, sin anestesia.
China, el mayor consumidor de crudo del planeta, está tirando del freno de mano.
El país asiático, que antes no paraba de consumir barriles a diestro y siniestro, ahora recorta su consumo por tercer mes consecutivo.
¿La razón?
La debilidad de su sector inmobiliario, la caída de las exportaciones y una menor demanda interna han provocado una disminución constante de su consumo.
Y a menor consumo, menor demanda, ya tu sabeh brodel.
Y por si fuera poco, la confianza del consumidor cae en picado.
Fuente: TradingEconomics
Fuera de China, la situación no es mucho mejor.
El consumo en economías desarrolladas como Estados Unidos sigue estancado, lejos de los niveles previos a la pandemia.
La transición a energías más limpias y la creciente eficiencia energética amplifican aún más esta caída en la demanda, minando la dependencia global del petróleo.
Y si el problema es la demanda, ¿por qué no recortar la oferta?
Porque aquí empieza el juego sucio.
Los grandes exportadores, como Arabia Saudí y Rusia, no quieren reducir su producción porque eso significaría perder cuota de mercado.
Es un “sálvese quien pueda”.
Y es que esto es así porque Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor del mundo gracias al “fracking”. Les ha comido la tostada, y no están dispuestos a ceder ni un centímetro.
Así que prefieren ver cómo se desploman los precios antes que cerrar el grifo.
Fuente: Worldometers.info
Esto ha creado un desequilibrio tan grande que, en julio de este año, el Brent llegó a caer casi un 25% en comparación con el año anterior.
Y claro, con los precios en caída libre, las economías que dependen del crudo están empezando a temblar. Venezuela, Irak, Irán, Arabia Saudí… todos estos países, que viven prácticamente del petróleo, han visto cómo sus ingresos se evaporaban, creando unos déficits fiscales que asustarían al mismísimo Keynes.
El efecto dominó económico
La caída de los precios del petróleo, aunque pueda aliviar la inflación a corto plazo, plantea riesgos profundos para la economía global.
Una inflación extremadamente baja o negativa, es decir, deflación, podría provocar una caída en el consumo, lo que a su vez enfriaría el crecimiento económico.
Los consumidores podrían retrasar sus compras a la espera de precios aún más bajos, creando un círculo vicioso muy peligroso.
La caída de precios puede parecer positiva al principio, pero la economía se enfría, las empresas pierden ingresos, se reducen inversiones y, al final, hay más despidos que hippies en el Festival de Woodstock.
En Europa, de hecho, ya estamos viendo señales de este fenómeno con la inflación por debajo del 2% en muchos países.
Fuente: TradingEconomics
Y si los precios siguen bajando y los tipos de interés también, los bancos centrales se quedarán sin munición para luchar contra este monstruo. El riesgo de una espiral deflacionaria sería real, y las consecuencias serían devastadoras.
¿El fin de la OPEP como lo conocemos?
Y en medio de este panorama, ¿Quién se encuentra entre la espada y la pared?
La OPEP.
Por un lado, necesita recortar la producción para estabilizar los precios, pero si lo hace, corre el riesgo de perder terreno frente a competidores como Estados Unidos.
Este dilema está fracturando la unidad de la que siempre han presumido, ya que no todos los miembros pueden permitirse el lujo de reducir la producción.
Algunos países, como Irak o Kazajistán, dependen de cada dólar que entra para cuadrar sus presupuestos. Y ya no hablemos de otros como Arabia Saudí…De hecho, según el FMI, Arabia Saudí necesita precios del petróleo de casi 100 dólares por barril para equilibrar su presupuesto.
Fuente: MarketScreener
Rusia, por su parte, necesita esos ingresos del petróleo para poder seguir financiando la guerra en Ucrania, lo que añade un componente geopolítico muy peligroso. Con los precios por los suelos, la capacidad de maniobra de estos países se reduce, y la tensión política y social en estas regiones… está empezando a subir como la espuma.
Entonces, ¿qué podemos esperar?
Cuando el precio del petróleo baja tanto y a estos niveles, está avisando de que hay una recesión a la vuelta de la esquina.
Bueno, “desaceleración económica” si te gusta más. Al final no deja de ser un eufemismo de la realidad, pero bueno, por ti querido lector, lo que sea.
De todas formas, nomenclaturas aparte, lo más probable es que nos topemos con un estancamiento global en los próximos meses. De hecho, Europa y EE.UU. sólo crecen ya a tasas del 0.2% y el 3% respectivamente.
Así que es probable que estemos ante una nueva era de precios bajos y crecimiento reducido. Sea como fuere, lo único seguro es que la volatilidad y la incertidumbre serán grandes protagonistas en el corto y medio plazo.
Así que la próxima vez que eches gasolina y la veas más barata, pregúntate si será una bendición o una maldición.
Nos leemos la semana que viene.
Buena inversión.
Marcelo dice
Si la deflación es mala y los bajos precios del petróleo también, estamos condenados a sufrir pérdida del valor adquisitivo de nuestra mondeda junto con combustibles caros, todo por un bien mayor?
Carlos Pareja dice
Como sigan imprimiendo billetes a la velocidad a la que lo hacen, tiene pinta de que sí. La verdad es que lo ideal para mi serían precios estables, pero por desgracia y como decía, mientras sigan imprimiendo y tirando a base de deuda todos los gobiernos sin un patrón o una base detrás que lo respalde, todo apunta a que seguiremos con más inflación.
Jaime Sanchez dice
En Colombia se ha incrementado el precio de las gasolina en el ultimo año hasta un 50%, según el ministro de hacienda por los niveles de los precios internaciones cuando el barril rondaba los 90 o 100 dólares, pero según este informe el precio a caído a los 70 dólares y acá nada que bajan los precios de la gasolina, incluso van a subir más el próximo mes de noviembre, siendo este un pais productor de petróleo y gas y el mayor productor de coque de sur américa.