Biflación
La biflación se da cuando en una economía, de forma simultánea y en diferentes segmentos, se produce inflación y deflación.
Dicho de otra manera, este fenómeno muestra subidas y bajadas de precios que se producen a la vez. Eso sí, referidas a los precios relativos de determinados activos y no a niveles generales de precios que suelen medirse con indicadores como el índice de precios de consumo (IPC).
Por ejemplo, la vivienda (activo real) puede ver incrementado su valor mientras, a su vez, las hipotecas (activo de deuda) se abaratan. En este caso, el país puede que no experimente una subida o bajada generalizada de precios, sino que se dan solo en esos dos activos.
El proceso de biflación y el efecto Cantillon
El término fue acuñado por el Dr. F. Osborne Brown, analista de Phoenix Investment Group. Su objetivo era definir una situación en que parecían darse dos efectos que son contrarios. Por un lado, subidas de precios y por otro, bajadas de estos.
Esta biflación está muy relacionada con el efecto Cantillon, que consiste en los cambios que se producen en los precios relativos al incrementarse o reducirse la oferta monetaria. Por otro lado, este efecto se produce por las políticas monetarias de los bancos centrales.
Hay que tener en cuenta que, técnicamente, la inflación o deflación se refiere a cambios de los niveles generales de precios. Sin embargo, en este caso varían los precios relativos de determinados activos, aunque el efecto pueda parecer, de forma engañosa, generalizado.
Ejemplo de biflación
Veamos, para terminar, un ejemplo de este fenómeno. Imaginemos un país ficticio en que el banco central decide llevar a cabo una política monetaria expansiva incrementando la oferta de dinero. En esa economía se podrían producir dos efectos.
El primero, relacionado con su sector financiero. Los bancos, al tener más dinero, deciden ponerlo en el mercado prestando. Los intereses de las hipotecas, al aumentar la oferta, bajan para animar a los prestatarios. Los precios de la vivienda, al aumentar su demanda, sin embargo, suben.
Como vemos, en este ejemplo ficticio, se produce una clara situación de biflación. Los activos reales (viviendas) suben de valor (inflación) y los basados en deuda (hipotecas) bajan (deflación). Eso sí, siguiendo con el ejemplo, consideraremos que el IPC no ha variado.