Bioinformática
La bioinformática es una disciplina que combina técnicas y aplicaciones computacionales aplicadas a la biología en su conjunto.
Es decir, si bien la biología y la informática son dos disciplinas, también lo es la bioinformática. En este sentido, cabe destacar que la informática es una disciplina multidisciplinar. La cual puede aplicarse a multitud de materias y asignaturas distintas, así como casi cualquier tipo de ciencia.
Por otro lado, es importante saber que la biología es la disciplina que estudia las características de los seres vivos. En cambio, la informática es la que estudia el hardware y software de aparatos electrónicos. Combinados ambos son el estudio de la biología vía herramientas y técnicas computacionales.
Por tanto, aunque se puede afirmar que la bioinformática es una disciplina y, por tanto, es una materia de estudio. Para ello, se necesita de un conocimiento avanzado previo en biología y en menor medida, de informática.
Características y factores de la bioinformática
La base de la bioinformática reside también en el uso generalizado de la tecnología en el campo de la biología. En este sentido, podríamos decir que la bioinformática es uno de los pilares de la biotecnología.
En otras palabras, si bien la estadística es una disciplina por sí sola, forma parte de una disciplina aún mayor que la engloba: las matemáticas. Es el mismo caso pues, entre la bioinformática y la biotecnología, respectivamente.
En este orden, la biotecnología es la disciplina por la cual la tecnología es aplicada en el campo de la biología y sus derivados. Esta es la razón por la cual la bioinformática está dentro de la biotecnología. Ya que la utilización de la informática supone aplicar tecnología al estudio de la ciencia biológica.
Por tanto, lo que caracteriza la bioinformática es el tratamiento de datos, conocimientos y técnicas adaptadas en máquinas y artefactos que ayudan en el estudio de la biología. Un ejemplo sería crear a una base de datos en la cual cada ser vivo poseyera una biblioteca de imágenes muy extensa. El objetivo es que cada individuo pueda reconocerlas vía IA, realizando fotografías o bocetos.
Esta idea existe tanto de forma real con mayor o menor acierto, pero también en algunas series y películas. El caso más conocido es el de la mítica ‘pokédex’. Este artefacto de la serie de animación ‘Pokémon’ funcionaba de forma que el usuario, al ver una criatura o animal de la serie, acto seguido sacaba la ‘pokédex’ y esta le narraba cierta información y características del ser vivo en cuestión.
Por ende, es importante destacar que cualquier aplicación tecnológica en la rama de la biología puede ser considerado parte de la biotecnología. En consecuencia, si es específicamente una aplicación de origen informático o computacional, será, dentro de la biotecnología, una aplicación de carácter bioinformático.
Ejemplo de aplicación bioinformática
Para poner en contexto cómo la bioinformática es aplicada y cómo puede ser útil, se explicará de forma amena y resumida su impacto en el estudio del genoma humano.
En primer lugar, el genoma es aquel conjunto completo de ADN que pertenece a una célula de un ser vivo determinado. Es decir, el estudio de un genoma es el estudio de cómo está construido el ADN de un ser vivo.
Por otro lado, en este aspecto, la informática es clave de cara a agilizar procesos y estructurar datos y secuencias. En el estudio de esta materia es prácticamente esencial el uso de técnicas y aplicaciones computacionales.
Entendemos por secuenciar un genoma al acto de estudio de una serie de eventos correlacionados entre sí. En este caso, el ADN posee una serie de características y factores que hacen que la información en su conjunto posea interdependencia.
En otras palabras, no podemos pretender concebir un ser que posea atributos de respiración propios de un ser vivo marino, cuando el resto de su organismo está adaptado al entorno terrestre. Si nos referimos al campo del ADN, todo debe tener, teóricamente, cierta interconexión.
De hecho, esta forma de estudio del genoma se dio por primera vez en 1995, cuando el científico Owen White y su equipo secuenciaron por primera vez el genoma de un ser vivo, en este caso, el de una bacteria, vía software. Por tanto, se considera a Owen White un bioinformático.