Certificado de oro
El certificado de oro es un documento que justifica la propiedad y valor de una determinada cantidad de oro. Estos certificados permiten evitar dificultades relacionadas con aspectos como la custodia, los seguros y las entregas.
Estos documentos los emiten los bancos que se dedican a realizar transacciones con oro. Los inversores que posean estos certificados tienen la posibilidad de venderlos a otros inversores. Cabe señalar que este tipo de documentos los suelen utilizar personas o entidades que operan con importantes volúmenes de oro.
Historia y origen de los certificados de oro
El origen de los certificados de oro se remonta al siglo XVII, época en la que eran cursados por los orfebres de ciudades como Ámsterdam y Londres. Inicialmente, eran utilizados para acreditar la posesión de cierta cantidad de oro, aunque, posteriormente, fueron empleados para realizar pagos.
Bien entrado el siglo XIX, las entidades bancarias de los Estados Unidos empezaron a expedir certificados de oro. De este modo, los certificados permitían intercambiarlos por oro de las cámaras de los bancos estadounidenses, e incluso podían ser válidos para efectuar pagos. Sin embargo, llegado el año 1933, las autoridades estadounidenses prohibieron su uso por parte de particulares, precisamente cuando el presidente Franklin D. Roosevelt desvinculó el dólar del patrón oro.
Pese a que su uso no es tan amplio como en tiempos pasados, existen diversas entidades bancarias que los emiten.
Operativa
Como anteriormente señalábamos, los certificados de oro son emitidos por una entidad bancaria y dan fe de la propiedad de una cantidad específica de oro. En cierto modo, su funcionamiento se asemeja a los certificados de acciones y facilitan grandes transacciones e inversiones con oro.
Un certificado de oro, como ocurre con los títulos valor, confiere a su portador unos derechos sobre una cantidad de oro o sobre el equivalente en dinero.
Tanto los bancos como las sociedades de inversión que expiden certificados de oro, especifican la cantidad del metal precioso en onzas. Cabe señalar que, si la entidad que expide el certificado cae, el certificado pierde su validez.
Problemas que pueden acarrear los certificados de oro
Uno de los puntos débiles de los certificados de oro es que su venta se realiza sin apalancamiento, lo que suele conllevar bajos ingresos y hace de ello una herramienta poco atractiva para inversores en busca de sustanciosas ganancias. Por otra parte, en lo que respecta a las rentabilidades, los certificados no brindan dividendos ni ninguna clase de intereses.
Un aspecto a tener en cuenta es la entidad que emite los certificados de oro. Así, si la entidad cae o presenta problemas, será muy difícil canjear el certificado por oro, todo ello sin dejar de lado las posibles comisiones que haya que satisfacer por su emisión.
Por último, tampoco hay que olvidar la posibilidad de que se produzcan duplicaciones maliciosas en los certificados. Así, pueden tener lugar falsificaciones, expediciones excesivas premeditadas, sustituciones de los certificados o la no destrucción de los antiguos certificados.
Aspectos positivos
La gran ventaja de los certificados de oro es la seguridad que brindan a su propietario en lo relativo a su custodia. De hecho, el certificado de oro permite saber al titular que su oro se encuentra a buen recaudo y que se encuentra protegido de contingencias como pueden ser los robos.
Ha quedado demostrado que los certificados de oro facilitan considerablemente las transacciones comerciales. Gracias a ellos, los inversores pueden realizar transacciones de una manera mucho más ágil y sencilla de acuerdo con las variaciones que experimente el mercado.
Disponer de un certificado de oro, ahorra al propietario los costes de custodia del metal precioso. Estas cuestiones pasan a ser responsabilidad de la entidad bancaria, por lo que el propietario debe preocuparse únicamente de conservar el documento que le confiere la titularidad del oro.