Cláusula suelo
Una cláusula suelo es el límite mínimo en el tipo de interés a pagar en las cuotas de una hipoteca inmobiliaria. Es lo opuesto a la cláusula techo.
Cuando el tipo de interés del índice de referencia usado para el cálculo de las hipotecas (Euribor o Libor por ejemplo) baja del punto establecido como suelo, el tipo de interés que cobrará la entidad es el suelo. Por ejemplo, si el suelo establecido es el 1% y el interés baja hasta el 0,5%, la entidad seguirá cobrando un 1%.
Este límite lo establecen algunas entidades de crédito como mecanismo de protección ante las posibles bajadas en los tipos de interés. Es una práctica considerada abusiva en algunos países. En España se considera ilegal si no se ha explicado con la suficiente transparencia por parte de la entidad financiera.
Ésta cláusula suelo afecta a las hipotecas contratadas a tipo de interés variable, dado que en las contratadas a tipo fijo el interés a lo largo de la vida del préstamo se mantendrá constante en el tiempo.
Funcionamiento de un préstamo a tipo de interés variable
Cuando se contrata una hipoteca a tipo variable con una entidad de crédito, ésta fija un tipo de interés el cual cobrará por haber prestado ese dinero. En la fijación de éste interés intervienen dos elementos:
- El tipo de interés del índice referencia para el cálculo de la hipoteca: Éste viene determinado por el mercado interbancario y es el interés que la entidad de crédito paga para conseguir la liquidez necesaria para conceder el préstamo (está sometido a variaciones a lo largo de la vida del mismo).
- Un diferencial que la entidad de crédito cobra al contratante de la hipoteca: Este viene determinado por la propia entidad y es el margen de beneficio que la entidad obtiene al realizar el préstamo hipotecario (es fijo a lo largo de la vida del mismo). Por ejemplo, el índice más un 2%.
¿Por qué se fija una cláusula suelo?
Si el tipo de interés de referencia de la hipoteca disminuye con el tiempo y además el diferencial acordado es bajo, el pago de intereses podría acercarse a 0 o incluso caer a terreno negativo, siendo la propia entidad bancaria la que paga al cliente por prestarle el dinero.
En reacción a ésta hipotética situación y como mecanismo de salvaguardia de los intereses de las entidades de crédito surgen estas cláusulas suelo. Al fijarlas en el contrato hipotecario las entidades de crédito se protegen así de las posibles caídas de la parte variable del préstamo concedido. De ésta manera la cláusula suelo pretende evitar que los demandantes del crédito paguen un interés demasiado reducido por su hipoteca, que no lleguen a pagar interés por la misma, o que en una situación utópica reciban dinero por haber contratado la hipoteca.