Primera Internacional
La Primera Internacional de los Trabajadores (1864), también conocida como Primera Internacional Obrera, fue inaugurada en Londres. En ella se congregaron anarquistas, republicanos, comunistas, socialistas y también representantes del sindicalismo. Entre sus más destacados integrantes se encuentran Bakunin, Marx y Engels.
Estructurada en torno a un consejo, funcionó mediante la convocatoria de congresos y conferencias. Pese a aglutinar a distintos movimientos de izquierdas, la división se hizo notoria tras la integración del anarquista Bakunin, cuyas ideas mostraban importantes discrepancias con el comunismo.
El fracaso de los levantamientos populares de la Comuna de París en 1871 y las fuertes diferencias ideológicas entre anarquistas y comunistas terminaron por provocar su disolución en 1876.
Origen de la Primera Internacional Obrera
A mediados del siglo XIX, en Londres surgieron organizaciones sindicales y comunistas que tenían como objetivo la defensa de los intereses de los trabajadores y de los refugiados. Llegado 1862, en París, los líderes sindicales británicos y franceses acordaron la creación de una entidad internacional para proteger a los trabajadores y luchar contra las injusticias provocadas por el capitalismo de la era industrial.
Para ello, en 1864, se organizó un Consejo que dio lugar a lo que se conoció como Asociación Internacional de los Trabajadores. El gran objetivo era alcanzar una gran colaboración entre los trabajadores y sindicalistas de las distintas naciones.
¿En qué consistió la Primera Internacional?
A través de la Primera Internacional, los líderes sindicalistas y comunistas (posteriormente anarquistas), buscaban una coordinación de la lucha de las clases trabajadoras para tomar el control político.
A su vez, se perseguían mejoras de cara a un trabajo digno, reduciendo la duración de las jornadas laborales y la mejora de las condiciones salariales.
Otro objetivo no menos importante para la Primera Internacional fue la prohibición del trabajo infantil, así como unas condiciones de trabajo más dignas para las mujeres.
Ahora bien, dentro de la gran diversidad de movimientos que integraron la Primera Internacional, se establecieron metas distintas. Así, mientras los comunistas buscaban la conquista del poder político para poner fin al capitalismo, los anarquistas luchaban por una sociedad organizada en cooperativas y que tomase las decisiones en común.
¿Por qué se frustró la Primera Internacional?
Una de las razones por las que fracasó la Primera Internacional fueron las fuertes discrepancias entre anarquistas y comunistas. Si Marx era partidario de un Estado fuerte, que tomase las decisiones en materia económica y social, los anarquistas de Bakunin eran contrarios a cualquier tipo de control o autoridad del Estado.
Una nueva discrepancia entre Marx y Bakunin fue el tipo de revolución que proponían. Frente a la propuesta de Marx de una revolución organizada y coordinada del proletariado y liderada por los trabajadores de la industria, Bakunin defendía el protagonismo de los campesinos en la revolución.
Para los comunistas, el Estado era un elemento indispensable en la organización y gestión de la economía y la sociedad. Sin embargo, Bakunin lo rechazaba, pues consideraba que suponía una amenaza para la libertad individual.
De hecho, Marx defendía un Estado que trabajase para eliminar toda diferencia de clases. A pesar de ello, Bakunin se oponía a todo tipo de autoridad, aunque se tratase de un Estado controlado por el proletariado.
Otro punto de discrepancia fue la organización de los obreros en partidos políticos. Los comunistas no tenían inconveniente en cooperar con los partidos burgueses siempre y cuando aquello beneficiase a los intereses del proletariado.
Por el contrario, Bakunin era contrario a la participación del proletariado mediante partidos políticos. Así, según Bakunin, los trabajadores debían organizarse en sindicatos.
Las desavenencias entre comunistas y anarquistas se tornaron insostenibles y estos últimos fueron expulsados de la Primera Internacional en 1872, en el Congreso de la Haya. De este modo, la Primera Internacional continuó hasta su disolución definitiva en 1876.