El gestor de fondos Bill Gross, popularmente conocido como el “rey de los bonos” comenta en su última entrada para el blog de Janus Capital que el sentimiento alcista está llegando a su fin. El inversor, con 70 años recién cumplidos, realiza una analogía entre su propia vida y el mercado de renta fija, su sensación de final de camino es común para ambas.
“La sensación de final ha sido mencionada frecuentemente en los últimos meses al ser aplicada a los mercados activos y el gran mercado alcista que comenzó en 1981”, indica. Recuerda que ese mismo año, los bonos estadounidenses cotizaban al 14,5% y el Dow Jones estaba en 900 puntos. Por lo que si un inversor hubiera decidido comprar renta fija ese año, ahora habría acumulado 20 veces lo invertido.
Gross vuelve a recomendar a los inversores prepararse para asistir al funeral del mercado alcista. Critica la teoría del Nuevo Normal, al considerar que la normalización de las políticas monetarias “depende de una noción cualquier cosa menos racional de que una crisis de deuda global puede ser curada con más y más deuda”.
“Para la economía global, que continúa endeudándose en vez de desapalancándose, el camino hacia la normalidad parece bloqueado. Elementos estructurales como el Nuevo Normal y el estancamiento secular, que son el resultado de una demografía envejecida, el alto endeudamiento sobre el PIB y el desplazamiento tecnológico de la fuerza laboral, son fenómenos que parecen haber impedido el crecimiento real durante los últimos cinco años y continuarán haciéndolo”, comenta el inversor. Afirma también que las inyecciones masivas de liquidez de los bancos centrales no han conseguido estimular el crecimiento.
Gross resalta también en su artículo el fenómeno de los tipos negativos. “En algún punto, el sentido común deberá admitir que los ahorradores no querrán cambiar efectivo en euros por bonos, y las inversores se marchitarán”. Asimismo, vuelve a recordar que “los otros precios de los activos financieros están inextricablemente vinculados a los tipos globales, que descuentan los flujos de caja futuro, lo que da como resultado un máximo de precios del tamaño del Everest que ha sido escalado con éxito, pero da poco margen adicional de escalada”.
“El crédito se está quedando sin oxígeno”, advierte. Para Gross, la renta fija está cerca del punto en que el inversor obtiene rentabilidades muy bajas por asumir grandes riesgos y esto se está viendo reflejando en la renta fija, los diferenciales de crédito y las valoraciones de las acciones, “que han llevado la riqueza financiera hasta el agotamiento”. Por lo que indica que “un inversor racional debe tener la sensación de un final, no de otro crash de Lehman, pero sí el crash del entusiasmo de un mercado alcista perpetuo”.
Como recomendación para los nuevos inversores aconseja “paladear las opciones restantes en términos de rentabilidad/riesgo siguen siendo esenciales”. Además el gurú advierte que “el gestor con éxito para los próximos 35 años será aquel que se reoriente hacia la posibilidad de obtener periódicamente retornos anuales negativos y ratios de Sharpe minúsculos y quien emplee decisiones defensivas que puedan ser apalancadas moderadamente para generar retornos de capital, tan solo de 300 ó 400 puntos básicos”, declara rotundamente. Expone un ejemplo sobre la oportunidad actual de ponerse cortos en el bono alemán: “Al 0%, el coste del carry es ese, y el retorno inevitable de tipos del 1% o el 2% se vuelve una probabilidad alta, lo que llevará a una ‘apreciación del capital’ del 15% durante un periodo incierto de tiempo”.