Los automóviles eléctricos están en alza y los chinos no quieren ser menos. El propio gobierno chino se ha lanzado en una decidida apuesta por una industria del automóvil eléctrico. Las obligaciones impuestas por las autoridades chinas han obligado tanto a productores nacionales como extranjeros a volcarse en la producción de automóviles eléctricos.
Suele asociarse a los coches eléctricos con un mayor respeto por el medio ambiente y por tanto con una menor contaminación. Bien es cierto que China ha anunciado sus intenciones de sustituir los vehículos de combustión por coches eléctricos, todo ello con el objetivo de solucionar sus graves problemas de contaminación. Ahora bien, hay analistas energéticos que afirman que pese a esta decisión, existe un problema. Según la Cámara de Comercio de la Unión Europea, la principal fuente de energía eléctrica en China es el carbón. Huelga decir que el carbón es una fuente energética terriblemente contaminante, por lo que el problema de la polución en China no quedaría solucionado.
Liderazgo en la producción de coches eléctricos
Puede que la cuestión de la contaminación en las grandes urbes chinas no se resuelva, pero sí que podría provocar una reducción de la dependencia del petróleo en China.
Mientras tanto, el gobierno chino, enfrascado en iniciativas que estimulen la producción de coches eléctricos impone obligaciones a los fabricantes. Prueba de ello es que cualquiera que fabrique más de 30.000 vehículos en suelo chino, deberá cerciorarse de que al menos el 10% de su producción corresponda a vehículos eléctricos. A medida que transcurran los años las exigencias serán mayores, situando la cuota mínima en el 12% para 2020. Quienes no cumplan con estos requisitos deberán abandonar el mercado chino, pagar las correspondientes multas o comprar créditos a las empresas que superen estas cuotas.
Pero, si el medio ambiente no es la razón por la que China se vuelca con el automóvil eléctrico, ¿cuál es el verdadero motivo que impulsa estas medidas? La respuesta es que China no quiere perder puestos en el mercado del automóvil. El gigante asiático no quiere perder la batalla en el sector automovilístico ante competidores de la talla de Estados Unidos.
Tal es la determinación de las autoridades chinas, que la empresa JAC Motors, de la cual el estado es propietario, lleva siete años produciendo automóviles eléctricos y de combustión. Los esfuerzos de las entidades públicas chinas irán en aumento en los próximos años, por lo que JAC Motors en alianza con Volkswagen, trabajará para triplicar la producción de coches eléctricos.
El gobierno actúa sobre la oferta y sobre la demanda
China se ha protegido bien para poder gozar de una excelente posición en la producción de automóviles eléctricos. En este sentido, cualquier fabricante extranjero que desee fabricar coches eléctricos está obligado a crear una empresa conjunta con un productor local. Por tanto, las empresas extranjeras tienen la obligación de compartir tecnología, conocimientos técnicos y administrativos, así como también los posibles beneficios.
Otra de las medidas que se lo pone francamente difícil a los productores extranjeros es un arancel impuesto por las autoridades chinas. Quienes fabriquen automóviles fuera de territorio chino y deseen exportarlos al gigante asiático deberán pagar un arancel del 25%.
Pero el gobierno chino no solo se ha encargado de establecer una regulación que afecte fuertemente a la oferta automovilística. También se han implementado estímulos para incentivar la demanda entre los que figuran: descuentos sobre el precio de compra, exenciones de impuestos y facilidades en la financiación.