La población mundial continúa creciendo y los recursos son limitados. La economía intenta dar respuesta a las crecientes necesidades de miles de millones de seres humanos. Una de las posibles soluciones es el desarrollo sostenible, en la cual se enmarca el ecodiseño.
Los productos de un solo uso, de usar y tirar, empiezan a convertirse en cosa del pasado. En un contexto en el que los recursos son finitos, empieza a imponerse la economía circular. Cada vez tienen mayor peso los productos reciclables, pues se pueden reutilizar y gozan de un ciclo de vida mucho más duradero.
Uno de los principales retos del siglo XXI es la preservación del medioambiente y la reducción de la cantidad de residuos generados por las familias y por las empresas. Por ello, son muchas las empresas que apuestan por la fabricación de productos con un ciclo de vida más largo y que generen más residuos. Igualmente, cada vez son más las familias que se inclinan por un consumo responsable. Y es que, aumenta el número de clientes que prefieren pagar más por un producto que ha sido elaborado de manera respetuosa con el medioambiente.
El concepto del ecodiseño
Es aquí donde entra el ecodiseño, que busca producir productos con menores efectos sobre el medioambiente y que puedan ser reciclados. Así, el ecodiseño afecta a los distintos procesos de un producto, pues requiere un menor consumo de materias primas, sin olvidar que también requiere una producción y una distribución menos contaminante. De hecho, se pueden encontrar productos con ecodiseño que recurren a materias primas menos contaminantes que las derivadas del petróleo.
Por tanto, el ecodiseño busca ofrecer productos de calidad, permitiendo la reutilización de los recursos y generando los menores residuos posibles. De este modo, los productos se integran en la denominada economía circular, pudiendo volver a incorporarse al circuito económico después de su vida útil.
Rasgos del ecodiseño
Pero, ¿cuáles son los rasgos que definen a un producto creado de acuerdo con los cánones del ecodiseño?
En primer lugar, a la hora de contar con un diseño de producto ecológico, será fundamental tener en cuenta el consumo de materias primas. Para ello, el producto deberá requerir un menor consumo tanto de materias primas como de energía, sin olvidar las emisiones contaminantes y, en especial, las de dióxido de carbono.
Decíamos que, para que un producto pueda formar parte de la economía circular, es necesario que sea reciclable. Así, los materiales empleados en su producción, deberán ser reutilizables, teniendo en cuenta que el producto también podrá ser desmontado fácilmente. En el apartado de los materiales utilizados también hay que subrayar que tendrá gran importancia que el producto sea biodegradable.
Un aspecto fundamental es el ciclo de vida del producto. En este afán por sacar el máximo partido posible a los recursos disponibles, resulta clave que se trate de un producto de amplia vida útil.
Otra característica a tener en cuenta es la versatilidad. Ante todo, el ecodiseño también implica la creación de productos prácticos. En otras palabras, se trata de obtener productos que se puedan reciclar pero que también tengan diversas funciones a la hora de satisfacer las necesidades humanas.
En conclusión, el ecodiseño permite obtener productos fabricados de manera eficiente, innovadores y permitiendo el desarrollo sostenible del planeta. De hecho, cada vez encontramos en nuestra vida cotidiana con más productos con ecodiseño. En esta línea, cabe mencionar los envases con ecodiseño de las bebidas, el plástico reciclado utilizado para las tarjetas de crédito o el diseño de mobiliario urbano con materiales reciclados. Incluso el mundo de la moda ha dado el salto al ecodiseño.
¿Cómo puede mejorar la sociedad el ecodiseño?
Ahora bien, ¿el ecodiseño aporta exclusivamente beneficios medioambientales? ¿Cómo repercute en la economía? ¿Realmente aporta ventajas a las empresas y a la sociedad?
El ecodiseño no solo busca la preservación del medio ambiente y un uso más eficiente y razonable de los recursos. También puede beneficiar económicamente tanto a empresas como a consumidores. Así, las empresas emplearán menos materias primas en sus procesos de producción, al igual que verán reducido su consumo energético. Todo esto se traduce en unos menores costes de producción.
En cuanto a los usuarios o consumidores, dispondrán de productos de mayor duración, que podrán aprovechar durante más tiempo y que tendrán un menor consumo energético.
Puede concluirse que la producción de productos “ecodiseñados” aportan un aprovechamiento más eficiente de los recursos, disminuyen los efectos ambientales de la actividad económica y reducen los costes de producción y de reparación del medio ambiente.