Cada vez tienen una mayor importancia los aspectos éticos y medioambientales en las finanzas. Las finanzas sostenibles no son una moda, pues cada vez cobran más importancia.
El compromiso con el respeto al medio ambiente no solo es un objetivo de los gobiernos y de los organismos supranacionales. También en el mundo de las finanzas privadas, la sostenibilidad gana peso. Es más, a día de hoy se trabaja con modelos de crecimiento económico basados en criterios de sostenibilidad.
Así, actualmente, las finanzas comprenden no solo criterios de rentabilidad, sino aspectos sociales y medioambientales. Esto lleva al mundo de las finanzas a tener en cuenta el impacto sobre el cambio climático, los efectos sobre la desigualdad o la inversión en capital humano.
Características de las finanzas sostenibles
Cabe señalar que hay dos elementos fundamentales en las finanzas sostenibles:
- La transparencia informativa: Una buena gestión de la información es imprescindible para poder tomar decisiones acertadas en el mundo de las finanzas. Para ello, es necesario la existencia de un grupo de expertos que pongan en marcha iniciativas informativas. Todo ello contribuirá a una mejor gobernanza.
- Una correcta supervisión institucional: Tanto los bancos centrales como los organismos supervisores deben establecer unos criterios de sostenibilidad, establecer en qué consiste una buena gobernanza y determinar cuáles son las buenas prácticas.
No se trata de un simple ejercicio de cosmética a nivel empresarial. Prueba de ello es el compromiso de la Unión Europea. Precisamente este compromiso se ha plasmado en nuevas leyes que abordan el desafío que supone el cambio climático. Y es que, entre los objetivos que se marca Europa, se busca que los inversores apuesten por proyectos sostenibles a nivel financiero y medioambiental, en los que se tengan en cuenta los posibles riesgos, con vocación de largo plazo y con una información disponible que permita una buena gobernanza.
Para evitar que la sostenibilidad quede en un simple lavado de cara de las empresas (greenwashing), se han establecido una serie de criterios que han hecho ganar peso a productos como los préstamos sostenibles y los llamados “bonos verdes”. Incluso el sector financiero opera a través de esta serie de criterios.
De hecho, cada vez se tienen más en cuenta los efectos del cambio climático como factor de riesgo en las finanzas. Es aquí donde aparecen visiones a largo plazo que abogan por la sostenibilidad y una información accesible. Es más, los inversores cada vez están más concienciados con unas finanzas sostenibles y la opinión pública cada vez es menos indulgente con aquellas maniobras empresariales que se quedan en un simple lavado de cara.
Para el éxito de las finanzas sostenibles serán imprescindibles acciones coordinadas en lo que a crecimiento económico se refiere, pues estamos ante un desafío que nos afecta a todos. Todo ello conlleva poner conjuntamente en marcha medidas medioambientales y financieras, apostando por mercados financieros y productos sostenibles, reduciendo las emisiones y abordando una profunda transformación energética.
¿Cómo actúan los inversores sostenibles?
Ya sabemos en qué consiste la sostenibilidad financiera y cuáles son las medidas que se están tomando. Pero, ¿cómo debe actuar un inversor para poder invertir de manera sostenible?
Ante este creciente interés por unas finanzas más sostenibles, existen amplias opciones de inversión. De entre estas variadas alternativas vamos a destacar dos productos de inversión:
- Bonos verdes: Se dedican a financiar proyectos de energías renovables, transportes limpios, iniciativas de conservación de los ecosistemas, agricultura ecológica, eficiencia energética y lucha contra la contaminación.
- Fondos ISR (Inversión Socialmente Responsable): Además de tener en cuenta criterios financieros como la rentabilidad y el riesgo, también incluyen criterios medioambientales, éticos y de gobernanza.
Por tanto, vemos que una inversión sostenible es al mismo tiempo rentable y socialmente responsable. Así, además de buscar una buena rentabilidad y un bajo riesgo, apostamos por un compromiso medioambiental, por el respeto de los derechos laborales y por la ética en el mundo empresarial.
No obstante, para poder invertir de manera sostenible, conviene actuar de la siguiente manera.
- Valoración de la rentabilidad y del riesgo: Debemos preguntarnos qué cantidad queremos invertir y durante qué periodo de tiempo, sin olvidar si la rentabilidad compensa los riesgos que podamos correr.
- Elegir un desafío social y medioambiental que encaje con nuestra forma de comprender el mundo.
- Encontrar un producto financiero que se adecúe a nuestras características. En este sentido, pueden ser de gran ayuda las revistas especializadas o el consejo de un asesor financiero. Incluso hay índices bursátiles como el EuroStoxx Sustainability 40 que engloban a empresas socialmente responsables y respetuosas con el medio ambiente.
- Estudiar detalladamente los productos, comparando las rentabilidades que nos puede ofrecer, el tiempo de inversión, los riesgos y las cuestiones sociales y ambientales que abordan.
Por último y no por ello menos importante, las finanzas sostenibles han de tomar en cuenta a las futuras generaciones. Dado que se trata de una preocupación social, también los Estados deben cuidar sus cuentas si quieren dejar un buen legado y unas cuentas saneadas a las generaciones futuras.
Cesar Augusto Arana Vélez dice
La praxis planteada permite adquirir conocimientos básicos de economía a la vez que facilita el entendimiento de las problemáticas actuales a nivel global.
José Francisco López dice
¡ Muchas gracias Cesar ! Nos esforzamos para que el contenido sea de calidad.