Una crisis sin precedentes ha puesto de manifiesto las consecuencias de contar con una población envejecida. Una situación que, de no revertirse, podría traer problemas futuros a unas economías desarrolladas que ya se encuentran 40 años por debajo del nivel de natalidad óptimo para sostener la población.
En momentos como el actual, donde una crisis sin precedentes se ceba con la salud de miles y miles de personas en el planeta, muchos han sido los economistas que han puesto de manifiesto una situación anecdótica que, por el momento, no tenía preocupada a la población. Sin embargo, cada vez más se está convirtiendo en una situación más importante a la que atender, así como a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo políticas para revertir esa tendencia.
Aunque se ponga de manifiesto en aquellas economías más desarrolladas, podría tener efectos, tanto directos como indirectos, en todo el planeta. Y es que, como ocurre con la deuda, no damos importancia a lo acontecido, dado que los efectos se producen en el largo plazo. Esto provoca que los gobernantes, dejen de lado determinados temas al estar centrados en asuntos de más corto plazo.
Por tanto, hablamos de un escenario que cabe resaltar y destacar en la tribuna pública, pues hablamos del futuro de la población. En este sentido y a lo que nos referimos, es alarmante ver el gran descenso de la natalidad que están viviendo economías desarrolladas, como la europea o la estadounidense, donde dicha natalidad ya alcanza mínimos históricos.
Problemas como la conciliación laboral, el elevado desempleo juvenil, la mala situación que atraviesan las economías, o la propia inestabilidad económica y política, penalizan cada vez más una natalidad que, a la luz de los datos, se muestra en mínimos históricos. Esto, está provocando un envejecimiento demográfico más agilizado, hundiendo las poblaciones jóvenes y resaltando una población cada vez más envejecida.
Una concentración de población en lo alto de la pirámide poblacional, la cual despierta hipótesis entre los científicos en el planeta, como la de un pico de mortalidad que, proyectado a final de siglo, podría acabar con decenas de miles de personas en cuestión de años.
Estimación de la evolución de la pirámide poblacional en España (2019-2050)
La natalidad y la economía
Hace escasos días redactaba un informe sobre el emprendimiento en Europa, así como los efectos que este tenía en la población y en la economía. Elaborando dicho informe, uno de los aspectos que más despertó mi interés, y que se mostraba como una condicionalidad para mantener el liderato a nivel empresarial en el planeta, fue la necesidad de contar con emprendedores que, ante la extinción de empresas, mantuvieran vivo el tejido empresarial.
Aquellos países con mayores índices de emprendimiento podrían convertirse en las economías líderes, aunque hoy ocupen puestos muy poco destacables en el ranking de países con mayor nivel de actividad empresarial, debido a la renovación del tejido empresarial gracias a la gran cantidad de iniciativas empresariales que estaba generando el emprendimiento.
Con esta reflexión, rápidamente podemos extrapolar la situación y analizarla teniendo en cuenta que, en lugar de hablar de emprendedores, hablamos de jóvenes y trabajadores que, en un futuro, deberán sacar adelante sus economías. Para hacernos una idea de la magnitud del problema, mientras que en 2005, la población europea en edad de trabajar representaba cerca del 12% de la población activa mundial, para 2050 se espera que dicha población represente únicamente el 6%. Una situación a la que los expertos europeos han calificado como el declive de Europa.
Esta situación es similar en Estados Unidos, aunque aquí se ponga menos de manifiesto por la cantidad de personas que llegan al país año tras año. En este sentido, la economía líder en el mundo, de acuerdo con determinadas instituciones como la Brookings Institute, prevé seguir ensanchando su caída de la natalidad, previendo severos reajustes a la baja en un número de nacimientos que, como decíamos, ya marca mínimos históricos.
En este sentido, de acuerdo con la institución citada, hablamos de un desplome en los embarazos que podría suponer entre 300.000 y 500.000 nacimientos menos al año, siendo el inicio de la drástica caída el año 2021.
Por tanto, como vemos, las economías desarrolladas se están despoblando de jóvenes. De hecho, tanto es así que, para las economías europeas, muchos expertos afirman que Europa ha renunciado a la natalidad. Además, en economías como la española, las previsiones arrojan una merma en la población para el año 2100 que acabaría con el 50% de esta. Es decir, despoblando al país del 50% de su población y acabando con casi 23 millones de personas que, para entonces, habrían fallecido.
Una población en decadencia
Cuando uno habla de semejante situación, es difícil no pararse a reflexionar, así como no notar una escalofriante sensación que recorre el cuerpo de arriba abajo. Sin embargo, a priori, podríamos sacar aspectos positivos a relucir como sería el hecho de contar con más recursos y tener que distribuirlos entre menos personas; o todas las teorías maltusianas que, para aquellos que han estudiado economía, fundaron parte de su conocimiento económico, a la vez que le enseñaron cómo se produce el restablecimiento de la economía y los efectos de una trampa malthusiana en esta.
Esta situación, aun siendo algo cada vez más normalizada, está considerada una paradoja. Ya que, a mayores medios, a mayor renta per cápita, debía existir una mayor natalidad. Sin embargo, otros países menos desarrollados, con menores recursos, presentan mayores niveles de natalidad. A esto, Thomas Malthus lo definía como la restricción moral. Es decir, una situación en la que, con el fin de evitar el sufrimiento generalizado de la población por una situación de falta de abastecimiento debido a una posible sobrepoblación, la sociedad decide dejar de tener hijos y contar con mayores recursos, a repartir entre menos personas.
Sin embargo, no todo es tan bonito como lo dibujaba el economista Thomas Malthus sobre el papel.
En un artículo que realizaba un conjunto de economistas españoles bajo la institución “Economistas frente a la crisis”, se mencionaba la situación, a la vez que comentaban que el sistema económico bajo el que nos enmarcamos se está comportando como un depredador al que no le preocupa la continuidad.
En este sentido, el emprendimiento es un factor de sostenibilidad de los tejidos productivos futuros. Si tuviéramos en cuenta la natalidad como factor de sostenibilidad de la población futura, descartando en este caso la inmigración como factor de crecimiento poblacional, claramente estamos ante una sociedad insostenible; al menos si lo que se busca es un crecimiento cero de la población en años futuros.
Así, mientras que la tasa de reposición en las economías en desarrollo sigue siendo sostenible, en las economías desarrolladas sigue cayendo. Y esto es un problema de gran calado, pues atendiendo, por poner un ejemplo, a España y su sistema de pensiones, se espera que, en el 2050, la tasa de dependencia, la cual mide la relación entre cotizantes y contribuyentes al sistema y pensionistas y receptores del sistema, llegue a la paridad. Es decir, un cotizante por un pensionista. Una situación que, ni subiendo los salarios desmesuradamente, podrá corregirse si no es con un notable incremento de la población activa.
Todo ello, en base a las previsiones y la merma poblacional que sufriría España, se espera que su economía, por nivel de PIB, descienda hasta el puesto 48, tras el pico de mortalidad esperado para finales de siglo.
Por tanto, si tenemos en cuenta que se ha establecido una correlación que señala que, a más progreso, menor tasa de natalidad, conforme se va consolidando el crecimiento de las economías, el crecimiento de la población en estas sigue disminuyendo. Todo ello, llevándonos a situaciones en las que, como hemos ido destacando a lo largo del artículo, se está llegando a cuestionar si nuestro modelo de vida futuro será el mismo que el que presenta nuestro planeta hoy en día.
Por el momento, dicha situación, no ha tenido consecuencias notables sobre la economía, así como sobre la población. Sin embargo, la tendencia muestra que la baja fecundidad que presentan las economías desarrolladas y que ya se encuentra más de 40 años por debajo del nivel necesario para el mantenimiento a largo plazo de la población, se ha consolidado en estas, por lo que no se espera que la situación se revierta.
José Aladin Sanchez Salinas dice
Ula World !!
Juan dice
Me gusto el análisis que presenta en su artículo Francisco, sobre todo por la alta promoción de medios al no tener hijos. Me hubiera gustado que desarrollara un poco más sobre la paradoja en la teoría de Thomas Malthus para entender un poco más esta idea que presenta, que vaya que suena atractiva.
Francisco Coll Morales dice
Hola Juan;
Muchas gracias por tu agradable comentario.
Te dejo algo de información sobre Malthus, por si quieres echarle un ojo 😉
Biografía Thomas Maltus: https://economipedia.com/definiciones/thomas-malthus.html
Definición de Malthusianismo: https://economipedia.com/definiciones/malthusianismo.html
Espero que te sirvan, y a tu entera disposición.
Te mando un gran abrazo de parte del equipo de Economipedia 🙂
Paula dice
Es algo paradójico… En los países desarrollados dónde hay mejor calidad de vida las personas no quieren tener hijos y no se por q?! Y en los países como el mio (Colombia) las familias tienen mínimo 2 o 3 en promedio incluso los abandonan y los sitios de adopción están llenos de niños en espera de ser adoptados y tampoco entiendo pirq pasa esto? Acá no es q no seamos felices o prósperos pero si la calidad de vida es mucho menor a de países como EEUU o España. Y esto ha venido sucediendo desde q yo tengo conciencia osea unos 30 años. Una solución sería llevarse a todos esos niños q acá están abandonados y educarlos allá con sus normas y q luego empezarán a ser productivos para eses paises.
Francisco Coll Morales dice
Hola Paula;
Muchas gracias por tu comentario, así como por exponer la situación que comentas.
Efectivamente; y es tarea de la ONU el erradicar la pobreza, con políticas que fomenten, como bien dices, la adopción de niños en países subdesarrollados, por parte de ciudadanos residentes en economías desarrolladas. Es una forma de acabar con el hambre infantil, así como con el declive demográfico europeo; los estudios económicos al respecto así lo demuestran.
Muchas gracias de nuevo, y aprovecho para mandarte un fuerte abrazo de parte del equipo de Economipedia 😉