Coste real
El coste real es aquel en el que una empresa verdaderamente ha incurrido. Es decir, no se trata de una proyección o aproximación.
En simple, el coste real corresponde a gastos ya efectuados para desarrollar un bien o servicio, reflejándose con exactitud el pasado.
Cabe recalar que el coste real no puede calcularse hasta que finalice el proceso de producción.
La importancia de los costes reales radica es que, al conocerlos, se puede fijar (en lo posible) un precio de venta cercano al óptimo. De ese modo, la firma podrá maximizar las ganancias.
Componentes del coste real
El coste real incluye principalmente tres componentes:
- Insumos: Materia prima o productos intermedios que fueron sometidos a un proceso de transformación para convertirse en bienes finales que demanda el consumidor.
- Trabajo empleado: La empresa debe pagar a su mano de obra por el esfuerzo en el que incurrieron para producir el bien o servicio.
- Costes indirectos de fabricación: Son todos aquellos desembolsos necesarios para llevar a cabo las operaciones de una empresa, pero que no están directamente relacionados con el proceso de manufactura o de desarrollo del producto. Nos referimos, por ejemplo, a los servicios de agua o electricidad o al alquiler de la oficina.
Cabe señalar que existe cierta mano de obra que puede considerarse como coste indirecto de fabricación al no participar directamente en el proceso de producción. Este es el caso, por ejemplo, de los empleados que desarrollan un trabajo administrativo, como el equipo del área contable.
Coste real versus coste estimado
El coste real se calcula una vez culminada la producción. En cambio, el coste estimado corresponde a una previsión realizada antes de iniciar el proceso productivo o cierto periodo de la firma (por ejemplo, un nuevo ejercicio anual), trazándose un objetivo.
Es decir, el coste real es una información histórica, mientras que el coste estimado es una proyección. Así, ambos conceptos pueden compararse para determinar si la empresa ha cumplido la meta propuesta.