Estado fallido
Se denomina Estado fallido a todo aquel país que no puede proporcionar seguridad ni servicios fundamentales a sus ciudadanos. Se considera que, en los estados fallidos, los gobiernos carecen de control político para luchar contra el crimen, al tiempo que muestran incapacidad para actuar sobre la economía nacional.
Los estados fallidos se identifican por la incapacidad de sus administraciones para controlar sus territorios y fronteras, así como por su escasa autoridad ante la comunidad internacional y su imposibilidad para luchar contra el crimen. También se consideran estados fallidos aquellos países caracterizados por la debilidad institucional, la pobreza y por haber estado gravemente afectados por crisis humanitarias.
¿Cuáles son las características de un Estado fallido?
Entre los elementos políticos, sociales y económicos que caracterizan a un Estado fallido encontramos los siguientes:
- El Estado pierde el monopolio de la violencia y es incapaz de proteger a su población.
- No hay un Estado de derecho sólido y no se garantizan los derechos humanos.
- Se producen situaciones de violencia de manera generalizada, siendo el tráfico de drogas, las guerras civiles y el terrorismo los más destacados.
- La inseguridad y la pobreza provocan migraciones.
- Elevados niveles de pobreza.
- Dificultades o incluso imposibilidad para acceder a los bienes y servicios más básicos.
- No se garantiza el derecho a la propiedad privada.
- Grandes desigualdades sociales y económicas.
- Debilidad política de las administraciones públicas y altos niveles de corrupción.
- Aislamiento ante la comunidad internacional.
- Sufren profundas depresiones económicas, padecen elevados niveles de desempleo o atraviesan situaciones de hiperinflación.
- Incapacidad del Estado para responder ante crisis humanitarias.
- Una parte importante de la población tiene un bajo nivel educativo.
- Sufren graves problemas medioambientales.
¿Por qué hay estados fallidos?
Son diversos los motivos por los que algunos países terminan convirtiéndose en estados fallidos. En la raíz de esta problemática se conjugan factores políticos, económicos e históricos.
Un elemento a destacar en los estados fallidos es la lucha por los recursos. Muchas naciones han combatido por recursos y materias primas como el petróleo en Oriente Medio o las piedras preciosas en África. En numerosas ocasiones, las guerras civiles o la pobreza se han debido a la explotación de los recursos naturales por parte de empresas extranjeras.
Asimismo, la degradación medioambiental tiene un fuerte impacto en los estados fallidos, provocando una escasez de recursos y desembocando en una lucha por los mismos. La desertificación, la escasez de tierras cultivables y una elevada densidad de población son factores habituales en este tipo de problemáticas.
Tampoco hay que olvidar el fuerte impacto del colonialismo en los estados fallidos. La descolonización de muchos países trajo consigo la división de la población en numerosas facciones, al tiempo que provocó la creación de redes clientelistas e incluso condujo a conflictos.
En estos contextos de clientelismo y corrupción, los gobernantes acaparan poder político y económico, dejando de someterse al control de las instituciones e ignorando la necesidad de proveer de bienes públicos a la población. En ocasiones, estos procesos de degradación política se producen con la complicidad de inversionistas extranjeros que buscan acceder a recursos naturales.
¿Hay solución al problema de los estados fallidos?
El caos político, social y económico que asola a los estados fallidos es casi imposible de resolver de manera interna. En muchas ocasiones se ha recurrido a la intervención externa, aunque implica elevados costes políticos y económicos y no siempre se traduce en una solución al problema.
Existe la posibilidad de que el gobierno del propio estado fallido solicite una intervención externa para recuperar el control. Para ello, se despliega una fuerza militar extranjera durante un periodo de tiempo limitado que restablezca el orden. Bien es cierto que este tipo de intervención no es habitual, pues los gobernantes de los estados fallidos se caracterizan por la crueldad, la corrupción y una escasa fiabilidad.
Otra alternativa es la intervención externa. Así, otras naciones movilizarán sus recursos para intervenir en un Estado fallido utilizando como pretexto la lucha contra el terrorismo, la ayuda humanitaria, la defensa de la democracia y los derechos humanos o la lucha contra el narcotráfico entre otros.