Mediador
Un mediador es un individuo o ente profesional encargado de la mediación y el asesoramiento a personas y empresas. Se ocupa de la recomendación a las partes que recurren a sus servicios, así como de la resolución de posibles conflictos.
Existe un gran número de disciplinas o áreas de trabajo en las que un mediador puede desempeñar sus funciones.
En ese sentido, caben opciones como la mediación empresarial profesional, la mediación jurídica y legal u otras como la mediación familiar o la mediación relacionada con la salud.
Alternativamente en las últimas décadas han aparecido nuevas tendencias en el campo de la mediación, gracias al crecimiento de disciplinas como la mediación cultural o la educativa.
Principal objetivo del mediador
En muchos casos, la labor de mediación supone un modo de evitar conflictos legales o puestos a disposición de tribunales u otros entes de decisión.
En la mayoría de ocasiones, el asesoramiento prestado a las partes interesadas supone un elemento de arbitraje y mediación, cuyo principal objetivo es la resolución de conflictos o la toma de decisiones y acuerdos.
Por este motivo, un mediador debe contar con un alto grado de imparcialidad e independencia para poder desarrollar su trabajo de manera adecuada.
Por ello se considera que estos profesionales asumen responsabilidades de forma externa.
Principales características de un mediador
La actividad desarrollado por los mediadores configura su perfil profesional de tal manera que:
- Un mediador puede actuar en forma de persona tanto física como jurídica.
- Al mismo tiempo, existen tanto mediadores en el ámbito público como en el privado.
- Actúan siguiendo las pautas de terceros. En muchos casos las propias empresas les sitúan como enlace con su red de clientes. Si únicamente trabajan para una de ellas, reciben el nombre de agentes exclusivos.
- También existe la modalidad individual, en la que un profesional se conforma como asesor independiente o pertenece a una empresa dedicada a dichas funciones. Se les denomina habitualmente agentes vinculados.
- Debe poseer formación y conocimiento de los distintos productos existentes. Es decir, un mediador debe contar con una capacitación o formación específica de aquel ámbito en el que desarrolle su tarea mediadora.
- Dado lo anterior, debe ser capaz de establecer modelos de trabajo y asesoramiento, así como ser capaz de comunicar fielmente los mismos a sus clientes.
- Su remuneración se realiza, en gran medida, mediante comisiones. Es decir, a menudo la consecución de determinados objetivos o la realización de diversos proyectos específicos determina su ganancia.
- La realización de labor mediadora está regulada legalmente. En otras palabras, es necesario el registro oficial de todo profesional que desempeñe estas tareas. Así ocurre en campos como el financiero, asegurador o el jurídico.
Ejemplos de mediador en diferentes contextos
La figura del profesional mediador está presente en múltiples campos del día a día, convirtiéndose en un papel cotidiano de relevancia en determinados sectores sociales y económicos.
En el ámbito de las finanzas, un mediador es un agente económico que se ocupa de la recomendación de determinados productos financieros a sus clientes. Ofrecen oportunidades de inversión en pólizas de seguros, valores u otros instrumentos financieros beneficiosos para sus clientes.
Fruto de ello son los ejemplos de los intermediarios financieros, los corredores o agentes de bolsa y los mediadores de seguros y correduría.
También es muy común la presencia de mediadores en conflictos empresariales u otras operaciones estratégicas que supongan la consecución de acuerdos, como la creación de joint ventures o el establecimiento de un ERE.
Siguiendo esa línea, es importante destacar el papel de los mediadores jurídicos o legales. Estas figuras son clave en la resolución de conflictos de todo tipo y en base a las distintas legislaciones. Ejemplos de ellos son las mediaciones en procesos de divorcio o en causas medioambientales.