Tecnología flexible
La tecnología flexible es aquel tipo de tecnología que puede adaptarse a una evolución o ser parte de un producto distinto al que se desarrolló.
Es decir, existen tecnologías que se desarrollaron para un único propósito pero después pudieron usarse para otros usos. Ejemplo es la cámara de fotos, la cual puede ser un dispositivo individual o estar integrado en un smartphone.
Este tipo de tecnología es versátil por naturaleza y permite adaptarla como mejor considere la industria o empresa objetivo. Al ser flexible, el límite de su aplicación en otros productos o formas de uso los limita la creatividad y el ingenio.
Las tecnologías flexibles sirven en definitiva para complementar productos o crear nuevos productos y servicios. Si nos fijamos en la tecnología blockchain podemos observar que si bien surgió para el desarrollo de la criptomoneda más conocida del mundo, ha sido utilizada de manera muy diversa para otras tareas y es una tecnología que se está implementando en casi todos los sectores. Hablamos de su aplicación desde el sector salud hasta en el sector jurista, como ejemplos contrapuestos.
Tecnología flexible y tecnología fija
Como hemos podido ver, si por algo se caracteriza la tecnología flexible es por su carácter multidisciplinar. Por otra parte, si lo comparamos con la tecnología fija, como su nombre indica podemos dejar entrever que es lo opuesto a flexible.
La tecnología fija es aquella que no se puede reutilizar para la mejora o la complementación de otros productos finales, un ejemplo puede ser un martillo o una hoz.
Sin embargo podemos afirmar que una tecnología que hoy es fija podría ser en el futuro flexible, en el supuesto de que se le pueda asignar alguna utilidad extra. Lo que no se puede ver es una conversión de flexible a fija, ya que una vez que adquiere esta característica, queda inherente sea su uso tendencia o no.