Valorar el ecosistema emprendedor en una región es una cuestión compleja por la multitud de variables que se deben tener en cuenta y la volatilidad de las mismas. Bloomberg ha creado el “barómetro de startups en EEUU” donde refleja en un solo índice la situación y la evolución de la situación del ecosistema emprendedor del país.
Además de estas variables cuantitativas, hay que tener en cuenta otros factores más complejos. Vamos a analizar la situación del ecosistema emprendedor en España.
Localización del ecosistema emprendedor
A principios de 2018 había cerca de 1400 startups, un 20% más que el año anterior según datos del Mobile World Capital de Barcelona (MWC).
El 65% están localizadas en Madrid y Barcelona, el 8,5% en los polos emergentes de Valencia y Bilbao. Como se puede apreciar, el ecosistema emprendedor en España está muy concentrado en unas pocas regiones.
Cuenta con cerca de 200 aceleradoras/incubadoras de empresas y 129 espacios de coworking. Algunos ejemplos son Plug & Play, Lanzadera, Connector, Metxa, Demium…
Es el segundo país en el ranking europeo solo por debajo de Reino Unido. Valencia se sitúa como líder en albergar estos programas de ayuda y aceleración empresarial en fases tempranas.
Sectores de actividad
La tecnología domina los sectores de actividad e innovación de las startups españolas. Lideran el ecommerce (17,8%), seguido del móvil (15,5%) y el enterprise y consumo web con un 11% cada uno. Los sectores que van ganando fuerza son el turismo o las fintech según último informe anual del Startupxplorer.
Sin embargo, el ecosistema emprendedor en España no destaca por tener ideas disruptivas o grandes innovaciones, sino que se basa en negocios tradicionales, en la digitalización de los mismos o en aplicaciones sociales.
Las empresas deben mirar y escuchar más a los nuevos emprendedores, deben estar impregnados de las nuevas ideas y tendencias del mercado. Estamos en un proceso de transformación y las grandes corporaciones deben reinventarse par adaptarse la era digital y sobre todo, a los nuevos consumidores, clientes o trabajadores; Los millenials, que tienen un comportamiento y una visión muy distinta de las cosas.
Figura del emprendedor
Las estadísticas dibujan al típico emprendedor en España como un hombre de 40 años, nivel adquisitivo medio/alto y con estudios superiores, generalmente en TIC y/o negocios.
Quiere decir que, aún a los jóvenes les cuesta poner en marcha sus ideas, muchas veces por falta de medios o financiación, y los más mayores, aún siguen inmersos en el miedo al fracaso. La cultura española ha fomentado el miedo al fracaso y a refugiarnos en empleos más estables y seguros en vez de arriesgar. Esta forma de ser es un punto negativo a la hora emprender.
Inversión
En 2017 aumentó un 40% la inversión en startups según el Dealroom, batiendo un nuevo récord.
195 operaciones con un tamaño total de 4,18M invertidos. Es decir, disminuye el número de operaciones y aumenta la inversión, lo que nos indica que las rondas de financiación son mayores. A su vez, este es un indicador de la consolidación del mercado.
En este enlace podemos ver como fueron algunas de las startups que más dinero captaron en España en 2016. Y en esta imagen, las rondas que superaron los 10M de euros en los últimos años.
Atracción y fuga de talento
“El 6,7% de los mejores desarrolladores de Europa se encuentran en España, aunque lejos estamos de la concentración de talento que tienen países como Alemania (21,5%) o Reino Unido (20,5%). Datos del MWC”
En España existe una buena cantera de talento digital, que es demandado por las startups. Somos el tercer país europeo donde los emprendedores y profesionales TIC y emprendedores desean trabajar y eso es debido a:
- La conectividad del ecosistema emprendedor que presenta España. Es decir, existe un gran número de aceleradoras, espacios coworking, congresos internacionales, programas de ayudas a la financiación como los préstamos ENISA, ICO o la proliferación de red de business angels que invierten en España.
- Aunque el mercado es pequeño y sirve para testar los productos en primera instancia, es la puerta a Europa y está bien conectado con el resto de países del continente donde poder continuar la internacionalización del negocio. Además de que hablamos el español, la segunda lengua más hablada del mundo, lo que invita a muchos emprendedores extranjeros a situarse en España y aprenderla por el extenso mercado al que pueden llegar.
- En los últimos años se están levantando rondas de financiación elevadas, lo que indica que estas startups previamente han conseguido capital en la primera fase de financiación y han hecho bien las cosas para continuar creciendo. El indicador es optimista, sobre todo porque ha aumentado el número de inversores extranjeros frente a los locales, aunque la inversión aún es escasa en comparación con otras zonas como EEUU, Alemania, Reino Unido o Israel.
Sin embargo, existe una gran fuga de talento a otros países de la unión europea o a EEUU, esto se debe a factores tan importantes como:
- Los salarios son poco competitivos. Por ejemplo, un desarrollador web senior puede ganar más del doble en Londres o California que en España. Esto sigue siendo un gran lastre.
- La crisis económica: Ha empujado a muchas personas a crear su propio negocio, poner en marcha ideas que tenían aparcadas y ganarse la vida a través del autoempleo. La tónica es comenzar en el mercado local español, que es bastante asequible, y si va bien, lanzarse al mercado internacional y emigrar a países como EEUU donde es más fácil conseguir grandes rondas de financiación y consolidarse.
- Fiscalidad: En España sigue siendo la asignatura pendiente por lo poco que favorece a los autónomos y empresarios que quieren comenzar de cero. Pese a alguna reforma que se ha hecho en este aspecto, los nuevos emprendedores se encuentran con trabas burocráticas y tienen que hacer frente a pagos e impuestos para los que aún no han facturado lo suficiente. En muchas ocasiones, es uno de los principales motivos para abandonar y cerrar la empresa. Aún queda mucho camino que recorrer en este aspecto.