Hablar de entidades como JP Morgan es hablar de poderío financiero. Pues debemos saber que no solo se trata del mayor banco estadounidense por volumen de activos, sino que, también, hablamos de uno de los bancos más poderosos del mundo. Pero, ¿cuáles son sus orígenes? ¿Quién es el hombre al que se debe semejante imperio financiero?
En el origen de uno de los bancos más importantes del mundo se encuentra el estadounidense John Pierpoint Morgan (1837-1913).
La huella que el banquero ha dejado en la historia va más allá de la creación de un coloso financiero, o de ser considerado el primer banquero moderno.
Y es que, su influencia en la economía era tal, que era conocido como “el disciplinador del mercado”, sin olvidar su decisivo papel en varias de las crisis financieras que se han sucedido a lo largo de la historia.
El origen de un imperio financiero
«Después de trabajar en George Peabody & Co, atesorando una valiosa experiencia, pasó a tomar las riendas de su propia empresa, JP Morgan & Co.»
Como hijo del empresario Junlus Spencer Morgan, John Pierpoint Morgan (JP Morgan) fue formado para gestionar el patrimonio familiar. Después de graduarse, se estableció en la ciudad de Nueva York, donde comenzó su andadura en el mundo de las finanzas.
Después de trabajar en George Peabody & Co, atesorando una valiosa experiencia, pasó a tomar las riendas de su propia empresa, JP Morgan & Co. Ya en 1871, después de unir sus fuerzas con el banquero Anthony Drexel mediante una fusión, se convirtieron en el gran financiador del Gobierno de los Estados Unidos y en la más próspera firma de inversiones de Norteamérica.
El fallecimiento de su padre en 1890, y más tarde el de Anthony Drexel en 1893, auparon a JP Morgan a lo más alto del poder financiero, lo que le llevó a ser conocido como “el maestro del dinero”.
John Pierpoint Morgan y los “barones ladrones”
«En esta gran transformación económica destacaron hombres de negocios como Rockefeller, Vanderbilt y Carnegie.»
En el siglo XIX, la economía de los Estados Unidos atravesó por un importante proceso de transformación. Así, a la postre, el país terminaría convirtiéndose en una gran potencia industrial.
En esta gran transformación económica destacaron hombres de negocios como Rockefeller, Vanderbilt y Carnegie. Estos acaudalados empresarios fueron conocidos despectivamente como “barones ladrones”, pues se consideraba que no habían tenido reparo alguno en los métodos empleados para enriquecerse.
Precisamente, uno de los sectores económicos más rentables fue el del ferrocarril, donde los llamados “barones ladrones” hicieron su agosto. En aquel sector la competencia era feroz, todo valía con tal de prevalecer o con tal de neutralizar a las empresas rivales.
Así pues, la intervención de John Pierpoint Morgan en la encarnizada disputa entre los dos mayores colosos del ferrocarril fue decisiva a la hora de evitar una guerra de precios.
Todo comenzó cuando el magnate y empresario Carnegie pretendía construir una nueva vía férrea para terminar con el monopolio del ferrocarril de Pensilvania, que acaparaba el transporte de su acero. De este modo, Carnegie lograría disminuir los costes de flete.
Planeaba una guerra de precios sobre el mundo del ferrocarril estadounidense. Dicha guerra podía ir más allá del sector del ferrocarril y terminaría afectando al conjunto de la economía de los Estados Unidos.
Haciendo valer su influencia, Morgan reunió a los presidentes de las dos principales empresas ferroviarias del país. Para ello, los citó en su yate “el Corsario”. La elección de aquel yate para la reunión guardaba una poderosa razón. Nadie podría abandonar el yate a menos que acatase las propuestas de Morgan, pues, de lo contrario, deberían regresar a nado. Tras una tensa reunión en “el Corsario”, ambos presidentes acordaron no competir.
Este episodio muestra que, para Morgan, una sana competencia era fundamental en la economía debido a que aportaba orden, prosperidad y estabilidad.
El papel de J.P. Morgan en las crisis financieras
«Ante semejante panorama, fue el propio Gobierno de los Estados Unidos quien recurrió a Morgan para que interviniera.»
Morgan no solo fue un hombre clave en cuestiones de competencia, sino que también tuvo un importante rol en las crisis financieras que padeció Estados Unidos a finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX.
Un claro ejemplo es el pánico de 1893, que tuvo un durísimo impacto en el conjunto de la economía de los Estados Unidos. Las reservas de oro norteamericanas se vaciaban y el Tesoro estadounidense se enfrentaba a la temida inestabilidad.
Para atajar la situación, Morgan acordó con otros banqueros la adquisición de 200 millones de bonos del tesoro, los cuales pagarían en oro. Si bien esta actuación de Morgan y sus colegas banqueros permitió salvar la delicada situación del Tesoro estadounidense, en el Congreso fueron acusados por enriquecerse a causa de las comisiones de dicha operación.
Una vez más, la crisis de 1907 volvió a hacer entrar en liza a un actor como J.P. Morgan. La bolsa de Nueva York se desplomó de manera dramática (hasta un 51%) y las entidades financieras se hundieron. El pánico trascendió más allá de la bolsa y afectó a negocios de otros sectores.
Ante semejante panorama, fue el propio Gobierno de los Estados Unidos quien recurrió a Morgan para que interviniera con el fin de amortiguar el efecto de la devastadora crisis económica. En respuesta, Morgan se reunió con los grandes empresarios del país, hombres de negocios y magnates como Rockefeller, Frick, Harrigan, Rodgers y Schiff. Juntos acordaron inyectar grandes cantidades de dinero para evitar el colapso de la economía.
Más allá de su decisivo papel en las diversas crisis financieras, existe una permanente polémica sobre las grandes sumas de dinero que Morgan consiguió por las ayudas que proporcionó al Gobierno de los Estados Unidos.
Últimos años
«El exitoso banquero no solo se dedicaba al negocio financiero, sino que mantenía inversiones en diversos sectores, expandiendo su poder económico y su influencia.»
Hacia 1912, tan solo un año antes de su fallecimiento, J.P. Morgan era el gran banquero de la economía estadounidense. Prueba de ello era que dos terceras partes de la financiación de los Estados Unidos estaban en manos de Morgan.
Por otra parte, el exitoso banquero no solo se dedicaba al negocio financiero, sino que mantenía inversiones en diversos sectores, expandiendo su poder económico y su influencia. Todo ello desembocó en una investigación a Morgan por establecimiento de monopolio de la que salió airoso.
Finalmente, el 31 de marzo de 1913, John Pierpoint Morgan murió en Roma, quedando su hijo Jack Pierpoint Morgan al frente del mayor banco de los Estados Unidos. Como consecuencia de su fallecimiento, rindiendo honores a su memoria, la bolsa de Nueva York cerró hasta mediodía en la jornada de su funeral, algo que en teoría solo ocurría cuando fallecía un presidente.
También conviene recordar que Morgan no solo dejó la mayor entidad financiera de los Estados Unidos a su hijo, sino que también consolidó empresas estratégicas en la economía estadounidense, como es el caso de AT&T y General Electric.
En cualquier caso, la figura de Morgan, objeto de polémica, se debate entre quienes le admiran por su espíritu emprendedor y por su decisivo papel en la economía norteamericana, y quienes le consideran un simple enriquecido y avaricioso.