La empresa estatal RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles), lleva prestando servicio en España desde 1941. La normativa europea le obligó a dividirse en dos: ADIF, entidad que se encarga de la gestión de las infraestructuras, y RENFE Operadora, que se ocupa de la explotación de los ferrocarriles públicos. Pues bien, este servicio público, tradicionalmente deficitario, ha obtenido beneficios por valor de 66 millones de euros en los 9 primeros meses del presente año.
Un servicio tradicionalmente deficitario
En 2015, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada presentó un informe que declaraba que pese a los beneficios del transporte por ferrocarril (evitar la congestión de las carreteras, ahorro de tiempo, el coste de los viajes en avión), no se iba a compensar la cuantiosa inversión efectuada en infraestructuras.
Otra de las conclusiones del citado informe era que España disponía de una red de Alta Velocidad infrautilizada, es decir, había una demanda insuficiente del ferrocarril de Alta Velocidad. En España había 11.800 pasajeros por kilómetro operativo de Alta Velocidad frente a los 158.121 de toda una potencia como Japón. Tal había sido el desembolso en infraestructuras ferroviarias, que el informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada establecía que las pérdidas solo serían superadas por un aumento de pasajeros que superasen con creces las estimaciones realizadas.
El informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada no era el único que señalaba que el sistema ferroviario español fuese deficitario. El Tribunal de Cuentas también alertó del modelo de inversiones altamente deficitarias y de una red de Alta Velocidad de difícil sostenibilidad a largo plazo.
A la vista de semejantes conclusiones, hoy en día nos preguntamos cómo Renfe ha logrado algo inédito, pues todo parece indicar que concluirá 2017 sin incurrir en pérdidas. Pero, más allá de los buenos resultados actuales, ¿a qué se debe ese cambio de tendencia en los resultados económicos de RENFE?
El camino hacia los beneficios
Ya en 2015, la empresa estatal impulsó un plan para dejar atrás sus números rojos. Entre el paquete de medidas que se han desarrollado se encuentran: la promoción de los ferrocarriles de Alta Velocidad, el recorte de gastos y el cobro de las deudas impagadas. En cuanto al recorte de gastos hay que subrayar que se ha incidido especialmente en la reducción de los gastos financieros. Un campo de actuación importante ha sido la política de contención de pérdidas en su división de transporte de mercancías.
Merece especial atención el negocio de la Alta Velocidad, que está registrando cifras récord de pasajeros. Como anteriormente señalábamos, la red de Alta Velocidad estaba infrautilizada, por lo que se han llevado a cabo importantes esfuerzos de promoción que han dado sus frutos.
Si analizamos los resultados obtenidos en el sector de Alta Velocidad y en Larga Distancia encontramos que los ingresos han alcanzado los 1.066 millones de euros. Esto se traduce en 24,84 millones de pasajeros, es decir, un 3,9% más de viajeros transportados que en 2016. Desglosando este incremento, observamos que en Larga Distancia se han alcanzado los 9 millones de viajeros (un incremento del 3,5% con respecto al año anterior), mientras que en Alta Velocidad, RENFE ha contado con 628.000 nuevos pasajeros (un aumento del 4,1%).
Los resultados en Media Distancia y Cercanías también han mejorado los de los ejercicios precedentes. Se puede apreciar que en Media Distancia la facturación ha alcanzado los 552,6 millones tras aumentar en un 4% el número de pasajeros. En sintonía con lo ocurrido en Media Distancia se encuentra el servicio de Cercanías, que ha facturado 2.596 millones de euros, es decir, un incremento del 8,4%. De este modo, Cercanías ha logrado equilibrar el incremento del 7,1% de los gastos (2.200) millones.
Más allá de los servicios de transporte de pasajeros, la empresa estatal española ha tenido que efectuar provisiones para hacer frente a una cuantiosa multa de Competencia en sus negocios de carga.
Precisamente en su división de carga, se han tomado medidas para contener las pérdidas. Para ello, se han vendido trenes, se ha reestructurado la plantilla a través de un plan voluntario de salida de trabajadores y se ha remodelado esta área de negocio. Todo ello ha conseguido que las pérdidas de la división de carga se reduzcan en un 39,8% con respecto al año pasado.
Otro aspecto al que hacíamos referencia era la reducción del gasto financiero, que ha disminuido en un 2% (3.910 millones de euros). Esta mejora en la situación financiera de RENFE se ha logrado gracias a la reducción de la deuda de la empresa.