La ciudad de Tel Aviv, el centro económico de Israel, con 400 mil habitantes y 4.000 startups, se ha convertido en el “Silicon Wadi” de oriente medio. Uno de cada cuatro trabajadores lo hace en una startup y es el 3º país del mundo con más empresas en el NASDAQ. Cuna de grandes startups adquiridas por gigantes tecnológicos como Waze, vendida a Google o Trusteer, adquierida por IBM. ¿Cómo un país con tantas limitaciones ha podido llegar a conseguir el ecosistema emprendedor más potente del mundo después de Sillicon Valley en EEUU?
Existen varias razones para entender el ecosistema emprendedor de Tel Aviv y cómo ha llegado a ser tan poderoso y difícilmente imitable en cualquier otra parte del mundo:
Las claves del ecosistema emprendedor de Tel Aviv
Un país con recursos naturales limitados
Está situado en el desierto y rodeado de países en guerra, luego su situación geopolítica lo hace especialmente complicado. Emprender en Israel no ha sido un deseo sino una necesidad, es decir, si no creaban sus propias empresas y se abrían al mercado internacional, se aislarían y cada vez serían más pequeños.
Mercado local sumamente pequeño y limitado
Una startup desde que se crea tiene pretensiones internacionales. Todas ellas tienen un plan de salida desde sus inicios. Los fundadores no suelen quedarse en puestos de dirección y asignarse salarios altos, pues saben que vender a una gran empresa es un éxito y recuperan la inversión inicial. Tienen la mentalidad de pensar en grande desde el momento cero, no se ven como empresarios, sino como creadores, lo que les empuja a trabajar en esa dirección.
No temen al fracaso
Quizás este sea una de las claves del éxito de Tel Aviv. A los niños desde pequeños les educan en la cultura emprendedora de querer crear, de que cualquier idea que tengan en la cabeza, se puede hacer posible y sino se logra, no pasa nada y vamos a pensar en la siguiente.
Esa mentalidad, no la tenemos en otros lugares del mundo y nos hace pequeños si cometemos errores y las cosas no salen tan bien como esperábamos. Muchos emprendedores triunfan con su tercera o cuarta startup, eso es porque no se han rendido a la primera, han aprendido de sus errores y han seguido intentándolo.
La conexión entre el mundo académico y el emprendedor
A los 18 años todo ciudadano israelí debe hacer el servicio militar durante unos meses, hombres y mujeres. Esto les obliga a tomar contacto con las nuevas tecnologías, a trabajar en equipo, bajo presión y madurar. Incitan a que las carreras más demandas sean las ingenierías y las ciencias.
Mientras están estudiando en la universidad, se les anima a poner en marcha iniciativas empresariales y al acabar los estudios, la mayoría quiere fundar su propia startup o trabajar en una y no en una multinacional. Prefieren arriesgar y no perderse la oportunidad de convertirse en emprendedores exitosos, antes que la estabilidad de una gran corporación internacional. Aun sabiendo que puede salir mal, prefieren intentarlo de nuevo.
El Estado es el primer inversor
El Estado es el primer interesado en que iniciativas emprendedoras salgan adelante y es consciente de que su ayuda es vital en las etapas iniciales. Por este motivo, existen numerosas ayudas públicas a fondo perdido para financiar startups y, únicamente en el caso de obtener beneficios, devuelves el préstamo. Además, el Estado invierte junto a fondos de capital riesgo privados, locales e internacionales, en startups en fase seed (inicial). En Tel Aviv, la financiación no se presenta como un obstáculo para poder hacer de tu idea un negocio.
Israel es líder mundial en inversión en I+D
El 5,5% del PIB va destinado a I+D y la mayoría de startups están dentro de sectores como la biotecnología, salud, ciencias, ciberseguridad e ingeniería, donde la investigación es clave para continuar mejorando el producto y creando nuevos. La mayoría están orientadas al B2B, es decir, crean para que otras empresas adquieran el producto o la empresa entera. Esto contrasta con EEUU, por ejemplo, donde la mayoría de startups están dedicadas al sector IT y al consumidor (B2C).
Este mix de características hacen que Tel Aviv sea un referente en la cultura emprendedora y muchos inversores tengan los ojos puestos en este lugar. Me quedo con la esencia de educar en la cultura emprendedora, en no tener miedo al fracaso y la buena conexión entre el mundo académico, emprendedor y sector público. Ingredientes que se cultivan generación tras generación, por este motivo es difícilmente replicable en el corto plazo.