La economía francesa debilita su crecimiento económico. Según el Ministro de Economía, Bruno Le Maire, la crisis de los chalecos amarillos ha hecho mucho daño en el país. Así, la economía francesa se sitúa en el punto de mira de la Zona del euro.
Como estamos pudiendo observar en la economía global, esta está sufriendo una ralentización generalizada, llevando los ritmos de crecimiento de las principales economías desarrolladas a reajustes de hasta el 0,6%. Las economías continúan debilitándose ante un incierto entorno político y económico, a esperas de la actuación de los bancos centrales.
La economía de Francia en el punto de mira
Al igual que ha ocurrido con países como Alemania o Italia, la Francia de Macrón comienza a debilitarse. Como ha ocurrido con Reino Unido o Estados Unidos y China, las continuas tensiones en el país y los shocks en su economía les han llevado a cosechar resultados agridulces durante el 2018. Las crisis en el país, como la de los chalecos amarillos, han tenido un impacto negativo en la economía.
Si observamos los ritmos de crecimiento de la economía francesa, vemos como en 2017, su Producto Interior Bruto (PIB) crecía a niveles del 2,3%. Estos ritmos de crecimiento se encuentran dentro de lo normal, pues muestra una estrecha relación con la media de la zona euro, situando al país por encima de ese 2,2% de media europea. Sin embargo, durante el 2018, la economía francesa ha sufrido una fuerte ralentización.
Durante el 2018, el país ha crecido a ritmos del 1,5%. Como podemos ver, un reajuste de 0,7%, superando incluso la ralentización de la economía asiática (0,6%). Por aportar un apunte positivo, solamente durante el cuarto trimestre, el ritmo de crecimiento de la economía francesa se mantuvo en el 0,3%. No obstante, seguimos ante una enorme desaceleración de la economía francesa, en el peor momento que vive la economía.(
La economía alemana se estanca
La desaceleración parece tener un efecto contagio en todos los países de la zona euro. Con la entrada de Italia en una recesión técnica, tras cosechar 3 contracciones del Producto Interior Bruto, otros países de la Zona Euro se están viendo mermados, ante una Alemania que, en lugar de tirar del carro como ha hecho en otras ocasiones, sigue moderando sus crecimientos, esta vez a los peores niveles desde 2013.
Pese a los buenos datos que se han recogido en el país en materia de empleo, producción y otros aspectos relacionados a la economía alemana, ésta sigue moderando su crecimiento y llevándolo a crecimientos similares a los recogidos en 2013; es decir, mínimos de 5 años. Un factor a tener en cuenta, pues la economía alemana representa el principal motor de crecimiento de la economía europea, ya que es la cuarta economía más poderosa del mundo.
Como indican los datos, la economía alemana se muestra estancada, aunque, con un 0% en el crecimiento económico del último trimestre, ésta ha podido sortear la recesión técnica y salir airosa de la mala situación que vive la economía global. No obstante. Como hemos comentado, esto ha tenido un impacto negativo en las distintas economías de la zona euro, que ven el debilitamiento cada vez más presente, ante la impasible, e imposible, actuación del Banco Central Europeo (BCE).
El debilitamiento es generalizado
Según el último informe publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual recoge todas las perspectivas para la economía global durante los próximos años, éstas muestran una clara desaceleración respecto a los años anteriores. La desaceleración, según los datos que arroja el informe, es generalizada y amenazadora para una economía cada vez más debilitada.
Ya en la economía global, según recoge el informe del FMI, los ritmos de crecimiento del PIB mundial se ralentizarán durante este año. Muy distantes de ese 4,2% del que se hablaba el año pasado, la economía global crecerá a ritmos del 3,5%, previendo un alza del 0,1% para el 2020, y situando el crecimiento en el 3,6%. Como podemos observar, los ritmos de crecimiento durante el 2018 fueron del 3,8%, por lo que podemos ver la caída.
Debemos tener en cuenta que la mismísima Christine Lagarde, Ex Ministra de Economía francesa y actual Presidenta del Fondo Monetario Internacional, hablaba de ritmos de crecimiento en la economía global, superiores al 4% para el 2019. Ahora, los nuevos reajustes han lastrado esos crecimientos en un 0,7%. Lo que, al igual que ha ocurrido con Francia, muestra la clara desaceleración que comentamos.
A su vez, en el caso de Europa, según los datos que arroja el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), los ritmos de crecimiento económico previstos para este año serán inferiores al 1,5%. Unos registros que muestran una clara decadencia de la economía europea, la cual crecía a niveles medios del 2,2%, y que ahora, ante los problemas de deuda, así como los ocasionados por el Brexit en Reino Unido, han provocado una desaceleración más brusca.
Comportamiento similar en las economías desarrolladas
Por hacer un sondeo a aquellas economías más desarrolladas y punteras, al igual que Alemania, Francia e Italia, Estados Unidos o China tampoco se quedan atrás y se suman a esta desaceleración. Mientras que la economía China crecía a ritmos superiores al 6,6% durante el 2018 –los peores ritmos de crecimiento para China de las últimas tres décadas-, para el 2019, China prevé moderar su crecimiento, creciendo a niveles inferiores al 6%.
En el caso de Estados Unidos, su economía mostrará unos ritmos de crecimiento de en torno al 2,5% para 2019, y del 2% para 2020. Un crecimiento que, como hemos dicho, distará mucho de ese anualizado 3,5% que vimos en 2018. Otra muestra de cómo la economía más poderosa se debilita, aunque en este caso, debemos esperar a ver las reacciones de una tregua arancelaria con China, pues esto podría provocar un nuevo impulso alcista en las economías.
Para concluir, podemos ver como el deterioro en el balance de riesgos globales ha acabado derivando en un deterioro de la economía global. Ante esto, los bancos centrales han mostrado su preocupación, comportándose con mucha cautela ante las nuevas alzas en los tipos de interés, previendo el asfixiamiento de una economía debilitada. Ante esto, la solución no es más que la normalización de diversos shocks, a su vez, detonantes de esta desaceleración; pues, de darse, podríamos cosechar un nuevo impulso positivo para el conjunto de las economías.