Es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez, y que la Humanidad lleva haciéndose desde el principio de los tiempos. ¿Tener más dinero nos hace ser más felices? ¿Qué dicen los estudios al respecto?
Dinero y felicidad
No tiene sentido asignar una correlación matemática a una variable imposible de cuantificar, como la felicidad
Para empezar, tenemos que descartar una relación lineal entre dinero y felicidad, como si se tratase de dos variables matemáticas. La razón es sencilla: el dinero es una variable cuantitativa, mientras que la felicidad es cualitativa.
Además, el dinero puede medirse fácilmente, pero la felicidad no. Por lo tanto, parece absurdo intentar establecer una relación matemática entre dos variables, cuando una de ellas no es cuantificable.
Por ello, los estudios que se han hecho al respecto siempre intentan encontrar algún criterio que nos permita estimar, aún con muchas imperfecciones, la felicidad de las personas.
¿Se puede medir la felicidad?
La mayoría de los indicadores sobre felicidad suele combinar criterios objetivos y subjetivos
A veces, estos criterios son objetivos, basados en variables perfectamente cuantificables como el PIB per cápita, el nivel de educación o la esperanza de vida. El índice de desarrollo humano (IDH), que agrupa estas 3 variables, es un ejemplo de ello, como intento de medir la calidad de vida de la población.
Si atendemos a estos criterios, las personas que mejor viven son aquellas que disfrutan de mejores condiciones materiales. Si el IDH fuera un indicador fiable de la felicidad, podríamos decir que si aumenta nuestra renta per cápita, vivimos más años o seguimos estudiando, seremos más felices.
Por el contrario, hay criterios relativos que se basan en la percepción de las personas sobre su propia felicidad. En ocasiones consiste en pedir a los encuestados que pongan una puntuación a su nivel de felicidad. Otras veces, se mide la frecuencia con la que aparecen señales como la risa o el estrés.
Por último, existen indicadores de felicidad que combinan ambos tipos de criterios. La ONU, por ejemplo, elabora todos los años un Informe Mundial sobre la felicidad. En él, los países son puntuados en un ranking de acuerdo a los siguientes criterios: PIB per cápita, ayuda social, esperanza de vida, libertad, generosidad y percepción sobre la corrupción.
La Felicidad Nacional Bruta (FNB) es otro intento de combinar criterios objetivos y subjetivos para medir la felicidad de una sociedad. Sin embargo, no faltan las voces críticas con estos índices, cuestionando que pueda existir una «felicidad social». También critican que el establecimiento y ponderación de los criterios no dejan de ser una decisión arbitraria, que no tiene por qué ajustarse a la felicidad de cada persona.
¿Más dinero, más felices?
A partir de los 75.000 dólares, según un estudio, ya no se observa un aumento de la felicidad a medida que ganamos más dinero
Ya hemos visto que la medición exacta del nivel de felicidad es imposible. Incluso su estimación, siempre imperfecta, es muy difícil y polémica. Veamos ahora qué nos dicen los estudios sobre la felicidad y su relación con el dinero.
En 2010, un estudio de los premios Nobel Daniel Kahneman y Angus Deaton afirmaba que la felicidad de las personas tiende a aumentar hasta los 75.000 dólares. A partir de ese límite, según los resultados publicados, deja de apreciarse una mejora de la felicidad cuando crece el nivel de ingresos. En 2018, un estudio similar publicado en Nature Human Behaviour subía este punto de inflexión hasta los 95.000 dólares anuales.
Estos estudios indican que un nivel de ingresos bajo suele estar relacionado con un riesgo mayor de caer en situaciones como divorcio, estrés, soledad y problemas de salud. Por lo tanto, según las conclusiones publicadas, un aumento de los ingresos, hasta cierto límite, nos permite reducir la incidencia de estos problemas, y, por lo tanto, nos ayuda a ser más felices.
De acuerdo a estos estudios, en consecuencia, podríamos decir que el dinero da la felicidad hasta cierto límite. Si así fuera, la solución a la infelicidad de muchas personas pasaría simplemente por ganar más dinero.
Los millonarios no son siempre más felices
Según un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard, los millonarios que han heredado su fortuna son menos felices que quienes han ganado su propio dinero
Ese límite de 75.000 o 90.000 dólares, a partir del cual ya no se percibe un aumento de la felicidad, parece ser consistente con otras investigaciones al respecto. Un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard (The Happiness of Millionaires, 2018) señalaba que de una muestra de 4.000 millonarios encuestados, el 26,8 % consideraba que para ser completamente felices, su riqueza debería incrementarse un 1.000 %. En esa misma encuesta, solamente un 12,9 % declaró que no veía necesario aumentar su patrimonio para llegar a una felicidad plena.
Sin embargo, el mismo estudio también indicaba que cuando la riqueza es heredada, la relación entre dinero y felicidad se invierte. En otras palabras, para los millonarios que no han ganado su propio dinero, la felicidad se iría reduciendo a medida que crece la herencia.
Este dato es interesante, porque introduce un factor cualitativo como la satisfacción personal de saber que nos hemos ganado lo que tenemos.
Por lo tanto, ni siquiera los estudios favorables a la hipótesis de que el dinero da la felicidad defienden una relación directa y absoluta entre ambas variables. Y como veremos, esta postura es inconsistente con otros datos, como la incidencia de los suicidios en comparación con el nivel de renta.
Los países más tristes del mundo
Se observa una correlación positiva entre el bienestar material de una sociedad y la tasa de suicidios
Como hemos comentado, el estudio de Kahneman y Deaton concluye que tener dinero puede hacernos más felices en la medida en que reduce el riesgo de caer en situaciones de soledad, estrés, etc. Pero se trata de un estudio limitado a 1.000 residentes en Estados Unidos, y que tampoco tiene en cuenta uno de los indicadores más claros de la felicidad de una sociedad: la tasa de suicidios.
En la gráfica superior podemos observar un estudio comparativo de 30 países entre su posición en el ranking del Informe Mundial de Felicidad de la ONU y el número de suicidios por 100.000 habitantes. Tengamos en cuenta que en los parámetros de las Naciones Unidas se incluyen también criterios subjetivos, además de la renta per cápita, pero aun así los resultados son concluyentes.
La línea de tendencia ascendente nos indica que, a medida que un país pierde posiciones en el ranking de felicidad, también lo hace en el de suicidios. Por el contrario, a medida que se ubica entre los países más felices del mundo, escala posiciones en la tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes.
En otras palabras, parece como si hubiera una correlación entre la tasa de suicidios y el bienestar material de una sociedad, lo cual contradice todos los estudios que hemos mencionado. ¿Cómo podemos entender esta paradoja?
Pobres en países ricos, ricos en países pobres
La riqueza por sí sola no es la causa de los suicidios, pero tampoco consigue evitarlos
Ya sabemos que la correlación no implica necesariamente causalidad. En este caso, el hecho de que en los países más ricos haya más suicidios no significa que la riqueza sea la causa de los mismos.
Sin embargo, esta correlación sí nos permite descartar una causalidad en sentido contrario. Desde luego la riqueza por sí sola no es la causa de los suicidios, pero tampoco consigue evitarlos. Por lo tanto, no podemos afirmar que el hecho de tener más dinero nos va a hacer más felices. Veámoslo con un ejemplo.
En Europa y Estados Unidos, la tasa de suicidios suele ser más alta en los niveles más bajos de renta. Problemas como el desempleo, la drogadicción o el alcoholismo tienen una mayor incidencia, según las estadísticas, en los barrios pobres, y ello da lugar a que haya más personas expuestas al drama del suicidio. Por lo tanto, y siguiendo esta lógica, parece que sí habría una relación entre dinero y felicidad.
Sin embargo, este razonamiento no se sostiene cuando observamos los datos. Pongamos como ejemplo dos países, uno con renta alta y muchos suicidios (Suecia) y otro con renta baja y pocos suicidios (Honduras).
En Suecia, los barrios pobres presentan tasas de suicidio más altas que los barrios ricos, con una media nacional de 14,7 por cada 100.000 habitantes. En Honduras, la tasa es de apenas 2,1.
Pero aquí viene lo interesante: la renta media de un hondureño es de poco más de 2.400 dólares al año, lo que en Suecia lo colocaría en los grupos de renta más baja. En otras palabras, muchos suecos pobres son más ricos que un hondureño de renta media, pero, sin embargo, tienen un riesgo de suicidio 7 veces mayor. ¿Cómo podemos decir entonces que el dinero da la felicidad?
El dinero no nos hace más felices
Los pobres de países ricos son más infelices que las personas de renta media de los países pobres, aún teniendo un nivel de bienestar similar
En resumen, no parece que haya ninguna evidencia definitiva de que tener más dinero hace más felices a las personas. Por ello, volvemos a la dificultad que planteábamos al principio del artículo: la riqueza solo tiene una dimensión material y es cuantificable, mientras que la felicidad no es ninguna de las dos cosas.
Es cierto que hay estudios que apuntan a que determinados problemas están más presentes en los grupos de rentas más bajas. Pero, como hemos visto, muchos de ellos se han hecho analizando a las personas de un solo país. Por ello, nos son capaces de explicar por qué los pobres de países ricos son más infelices que las personas de renta media de los países pobres, aún teniendo un nivel de bienestar similar.
En conclusión, no podemos decir que exista ningún tipo de correlación entre felicidad y dinero, mucho menos de causalidad. Por ello, quizás debamos buscar la respuesta en factores no materiales como las relaciones sociales, la cultura, la religión, los valores morales o el estilo de vida para entender por qué las personas parecen ser más felices en unos países que en otros.
La propia ciencia económica, al tener como objeto de estudio la acción humana, también va mucho más allá del dinero, aunque a veces se la relacione solo con estadísticas y gráficas. Por ello, más que analizar números, la economía consiste, ante todo, en entender a las personas.
Cristian75 dice
Pues, lo siento, pero yo sí creo que el dinero sí es la felicidad. Entonces porque somos más tristes cuando estamos hipotecados. ¿Entonces cual es el valor de la mejor de la educación financiera? Os estáis contradiciendo a vosotros mismos.
José Antonio Ludeña dice
Hola Cristian,
Es cierto que el dinero aporta mucha felicidad cuando te permite afrontar gastos que pueden desequilibrar tu vida o darte caprichos que te suben la autoestima y te motivan. Si bien es cierto, cuanto más dinero tienes, más difícil es que ese dinero te aporte la misma felicidad que cuando tenías poco.
Pongamos un ejemplo práctico:
1. Imagina los padres de dos niños pequeños que se encuentran con serias dificultades para llegar a final de mes. Además, si incumplen con el pago de su hipoteca, podrían echarles de casa con sus niños. Supongamos que les toca la lotería y pueden cancelar su hipoteca y tener un buen colchón financiero para unos cuantos años. En ese caso, la felicidad que sentirá esa familia será infinita gracias al dinero.
2. Ahora supongamos el caso de un multimillonario con un gran número de propiedades inmobiliarias, vehículos de alta gama y un yate que incluye todo tipo de lujos. En este caso, si le toca el mismo premio de lotería que a la familia anterior, no le aportará la misma felicidad, porque ese dinero apenas mejorará sus condiciones de vida. En estos casos se habla de la utilidad marginal del dinero.
Lo que debemos tener claro es que lo que aporta felicidad a las personas es mejorar sus condiciones de vida y eliminar las preocupaciones e inquietudes acerca de su futuro. Ganar dinero está bien, eso es innegociable, pero no todo el dinero que ganes te hará igual de feliz en tu vida.
En cuanto al valor de la educación financiera, es la que permite que una persona de clase baja o media pueda mejorar su calidad de vida de forma considerable. Una mala educación financiera te puede esclavizar toda tu vida en un puesto de trabajo que odias, pasar por situaciones desagradables o no disfrutar todas las experiencias que te mereces.
Espero haberte ayudado.
Un saludo de parte de todo el equipo de Economipedia 🙂
Cristian75 dice
Pues, lo siento para mi el dinero es esencial para la felicidad y cuanto más mejor.