Emprender un negocio es una de las decisiones económicas más importantes en la vida de una persona. Todo el mundo habla de las «maravillas» de ser empresario, pero
¿Sabes qué necesitas para poner en marcha una empresa? En este artículo te lo contamos.
Empecemos por el principio: ¿a qué se va a dedicar tu empresa?
Lo primero: una buena idea de negocio
Para poner en marcha una empresa debes detectar una necesidad, encontrar los recursos para satisfacerla y ponerlos a trabajar
Una empresa es, ante todo, una idea de negocio.
¿Ya la tienes?
Empecemos por aquí, porque te va a ayudar a entender todo lo demás.
La teoría económica nos dice que un empresario es una persona que detecta una necesidad en la sociedad, y busca los recursos para satisfacerla invirtiendo su propio patrimonio.
Este esquema se replica desde Elon Musk hasta el panadero de tu barrio, independientemente de la escala de cada negocio.
Ponte por un momento el traje del panadero, porque lo entenderás mejor. Puede que hayas visitado el barrio y constatado que hay pocas panaderías, o supermercados que te puedan hacer competencia.
Y también que esos negocios tienen muchos clientes, lo que indica que la gente del barrio demanda pan.
Hasta ahora vamos bien, ¿no?
Hay una demanda clara de lo que vas a vender y poca competencia. Eso es un buen indicio, porque significa que tienes muchos clientes potenciales.
Claro que esto no es suficiente. Ahora que has detectado la necesidad del mercado, te toca buscar los recursos para satisfacerla. Por ejemplo, un local con una buena ubicación, y empleados que te ayuden a hornear el pan y venderlo.
Por último, llega el momento de buscar los medios para invertir en el negocio y ponerlo en marcha. A veces esta es la parte más difícil. Una cosa es encontrar los recursos para que funcione tu negocio.
Pero otra muy distinta es emplearlos para que empiecen a trabajar, para lo cual tendrás que adelantar dinero.
Más adelante hablaremos de ello en detalle, porque este punto es esencial. No obstante, lo que hemos mencionado no tiene sentido si primero no conoces a fondo la actividad a la que te vas a dedicar.
Conoce tu mercado
Para poner en marcha una empresa, tienes que venir ya aprendido
Si tu intención es explorar un sector, no es recomendable que lo hagas emprendiendo un negocio. Hay otras formas menos arriesgadas de hacerlo, por ejemplo, trabajando para otro durante un tiempo.
De hecho, muchas personas han comenzado trabajando en una empresa de un sector determinado, y, tras acumular experiencia y contactos suficientes, han emprendido su negocio.
Si no conoces bien el mercado donde vas a entrar las probabilidades de fracasar se multiplican, quizás deberías empezar así.
Ten en cuenta que, en los negocios, es mejor dar un paso lento pero seguro, que un paso en falso demasiado rápido, del que quizás no consigas reponerte.
La razón de todo esto es que, para poner en marcha una empresa, tienes que venir ya aprendido. Desde luego te vas a encontrar con situaciones nuevas, pero gran parte del negocio tienes que conocerlo de antemano, porque estás arriesgando tu dinero y vas a pagar cada error que cometas.
Aquí entran tantas cuestiones que es difícil enumerarlas todas.
Resumiendo, es importante que conozcas las características del producto o servicio que vas a vender, y cómo suele comercializarse. También lo que quieren los clientes, y los precios que están dispuestos a pagar.
Además, no puedes olvidar que tu competencia se mueve, así que también debes saber cómo intenta llegar al cliente, o incluso, si puede hacer algo para desplazarte.
Sin hablar de cuando pasen unos años, te verás obligado a innovar para no quedarte atrás.
Al mismo tiempo, también es importante que conozcas a tus posibles proveedores, cómo se negocia con ellos y los precios que te pueden cobrar. Por no hablar del marco regulatorio y todas las obligaciones legales y fiscales que implica tu actividad.
Este es un punto fundamental. Porque normalmente, mientras más dura es la regulación de un sector, menos personas se atreven a emprender. Al final y al cabo, debes sopesar si los beneficios de tu negocio van a compensar el esfuerzo de cumplir todas las reglas y pagar los impuestos correspondientes.
Tu punto de apoyo: una posición financiera sólida
Es esencial que tus necesidades personales no «contaminen» las finanzas de tu empresa
Todos hemos oído historias de emprendedores que han salido de la pobreza con una buena idea de negocio. Son testimonios muy inspiradores, y podemos aprender de ellos. Pero no reflejan ni de lejos toda la realidad.
¿Y cuál es esa realidad?
Lamentablemente, muchos empresarios tienen que dejar su negocio porque sus finanzas personales no pueden soportar las pérdidas que genera.
Si no quieres convertirte en uno de ellos, hay varios puntos que tienes que tener en cuenta.
El primero es si vas a invertir tus ahorros o vas a buscar financiación. Lo ideal es que emprendas con tu propio dinero, porque en el peor de los casos solo perderías patrimonio. Una pena desde luego, pero los problemas terminarían ahí.
Sin embargo, si pides dinero prestado y no te va bien, corres el riesgo de quedarte sin negocio y además con una deuda que tendrás que pagar. Una situación muy difícil, que deberías evitar a toda costa.
Por ello, muchas personas optan por una combinación de ambas opciones. Un ejemplo podría ser haciendo un 50 % de la inversión con dinero propio y el resto con dinero prestado. O bien, pidiendo un préstamo para cubrir toda la inversión, pero manteniendo una cuenta con ahorros suficientes para devolverlo si fuera necesario.
En cualquier caso, es esencial que tus necesidades personales no «contaminen» las finanzas de tu empresa. Es decir, que puedas mantenerte un tiempo, con otros ingresos o con ahorros, sin echar mano del dinero de tu negocio.
Muchos emprendimientos han fracasado, justamente, porque parte del dinero de la inversión se gasta en mantener al empresario.
Por último, es importante que seas realista y calcules cuánto tiempo podrías vivir sin que tu empresa genere beneficios. Llegado el momento, tienes que tomar una decisión: corregir lo que no funciona o cerrar el negocio.
No pongas en marcha una empresa sin un buen asesoramiento
En cuestiones legales, contables y financieras es mejor ir sobre seguro, así que quizás deberías buscar un buen asesor
Otro aspecto esencial es estar bien asesorados. Recuerda que una empresa no solo es tener una idea de negocio y ponerse a trabajar. También es una entidad jurídica que conlleva obligaciones legales y costes.
Lo primero es preguntarte qué forma jurídica deberías adoptar.
¿Te conviene empezar como autónomo? ¿Te conviene crear una empresa? Si es así, ¿qué forma de sociedad te aporta más ventajas en tu situación actual? ¿Qué obligaciones legales y contables conlleva?
Muchos emprendedores contratan asesorías para que los aconsejen en estas cuestiones. En general, es una buena idea, porque aquí es mejor ir sobre seguro. Cuesta dinero, pero merece la pena.
Lo mismo podemos decir de la contabilidad de tu negocio. Dependiendo de las leyes de tu país, la actividad económica y la forma jurídica de tu empresa, tus obligaciones pueden variar.
Recuerda que aquí no basta con que internamente lleves las cuentas. También tendrás que presentarlas a las autoridades fiscales y pagar los impuestos correspondientes.
Para eso, siempre es bueno contar con algún asesoramiento. No solo para el día a día, sino para que te ayuden a entender cómo te afecta, por ejemplo, un cambio en la regulación (la cual, para bien o para mal, en muchos países cambia constantemente).
Por último, también es bueno que, si no sabes hacerlo tú mismo, te asesoren para hacer una buena planificación financiera. ¿Cuánto crees de forma realista que puedes ganar al mes? ¿Qué gastos vas a tener?
Puede parecer obvio, pero muchos negocios fracasan porque, o bien sobreestiman sus ingresos, o bien subestiman sus gastos. Si quieres evitar que esto te pase, siéntate y calcula bien estas cifras. Pero no pongas números al azar: trabaja en cada cifra que pones, buscando razones que la fundamenten.
Si no puedes hacerlo tú mismo, busca asesoramiento. Pero no dejes de planificar.
¿Qué actitud necesitas para poner en marcha una empresa?
Aunque tu negocio crezca, si cada vez apuestas más fuerte, difícilmente conseguirás seguridad en tus finanzas personales
Decían los romanos que la fortuna sonríe a los audaces. En tu negocio, es importante que si ves clara una oportunidad apuestes por ella, porque no siempre se va a volver a presentar.
Esta oportunidad de negocio puede tomar varias formas. Puede ser un cliente con mucho potencial o un proyecto innovador. También puede ser una colaboración con un tercero.
Sin embargo, ser audaz no significa lanzarnos ante cualquier oportunidad sin más. Es importante medir los riesgos que presenta, y ver en qué medida los podemos asumir. En eso consiste la prudencia.
Así, puede que se nos presente la oportunidad de vender un servicio con el que no estamos muy familiarizados, o donde nuestros colaboradores no son de fiar. Incluso puede que sea un gran proyecto, con números muy tentadores. Pero aquí, como en otras áreas de la vida, es esencial ser prudentes.
Lamentablemente, no hay una fórmula fija para esto, y depende del análisis de la situación que hagas. A veces, lo más prudente será rechazar el proyecto. En otras ocasiones, buscar alguna manera de reducir tu exposición, por ejemplo ofreciendo solo la parte del servicio que mejor conoces, o la que tus finanzas te permiten asumir.
En resumen, es preferible asegurar una ganancia más pequeña que apostar por una más grande, si eso supone arriesgar todo lo que has conseguido hasta ahora. Recuerda que, aunque tu negocio crezca, si cada vez apuestas más fuerte, difícilmente conseguirás seguridad en tus finanzas personales.
Se trata, en resumen, de encontrar un equilibrio entre la audacia y la prudencia. Sé que es difícil, porque nadie salvo tú puede decirte cómo conseguirlo en el contexto de tu negocio. Pero merece la pena hacer un esfuerzo, porque de esto puede depender el éxito o el fracaso de tu empresa.