Cepo cambiario
El cepo cambiario es la restricción al consumo de una divisa de otro país. Esto, ya que su demanda excesiva pueda hacer que la moneda local se deprecie, generando tensiones inflacionarias.
Es decir, el cepo cambiario consiste en una serie de medidas restrictivas para frenar el uso de la moneda extranjera, sin tener que recurrir a devaluar la moneda local.
Objetivos del cepo cambiario
Al aplicar un cepo cambiario se pretende principalmente:
- Frenar la salida de capitales de un país.
- Evitar que se devalúe la moneda local.
- Frenar la inflación.
Cuando se realiza un cepo a una moneda, se corre el riesgo de que se creen mercados negros o alternativos donde el consumidor podrá comprar la divisa, pero a un precio mayor que en el mercado oficial.
Ejemplo de cepo cambiario
Un cepo cambiario se observó en Argentina en 2011, cuando se limitó la cantidad de divisas que se podían intercambiar y los ciudadanos debían pedir autorización para cambiar monedas.
La primera consecuencia es que en las calles se creó un tipo de cambio alternativo al oficial. La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio de la calle (o dólar blue), abrió una brecha cambiaria en el país que originó que esta diferencia se convirtiera en un negocio tremendamente beneficioso, con tasas de rentabilidad superiores incluso al 100%.
En el mercado oficial, el tipo de cambio llegó a cotizar a 5,21 pesos por dólar, cuando en la calle se intercambiaba a 10,40 pesos por dólar. Dicho diferencial generó grandes presiones en la moneda local y escasez de demanda sobre el peso argentino, en favor de la compra se dólares. A su vez, esto se tradujo en pérdidas de valor o devaluaciones del peso argentino, acompañadas de tensiones inflacionarias (subidas de precios generalizadas).
Cabe resaltar además que esta situación resultó en grandes masas de lavado de dinero y de evasión impositiva. Incluso, se podían comprar dólares en la frontera próxima a Uruguay.
Asimismo, aquellas personas que querían comprar dólares u otras monedas, debían demostrar sus ingresos mediante un registro en el órgano de recaudación de impuestos en Argentina.
En ese contexto, algunos agentes comenzaron a cambiar dólares por pesos argentinos al tipo de cambio de la calle a través de un intermediario no legal, que era la persona que abría una cuenta en pesos argentinos donde el inversionista transfería capital.
Una vez el dinero en la cuenta del testaferro, se procedía a comprar títulos de renta fija a través de un bróker. Era muy común contratar bonos en dólares. Dichos activos se transferían a una cuenta de otro bróker en EE.UU., al tipo de cambio oficial, y se vendían depositando la venta en dólares en lugares con beneficios fiscales como New Jersey.