Confederalismo: En qué consiste, ventajas y desventajas

- Es un modelo de organización política basado en una alianza entre estados soberanos.
- Los estados miembros comparten gobierno, pero cada uno mantiene su soberanía y gobierno propio.
- Las competencias del gobierno central suelen ser muy limitadas.
¿Qué es el confederalismo?
El confederalismo es un sistema de organización política basado en la cooperación entre estados soberanos. Se considera uno de los grados más altos de descentralización política.
Confederalismo: explicación sencilla
En pocas palabras, podemos decir que el confederalismo es un sistema político. Basado, como la misma palabra indica, en que los gobiernos toman forma de confederaciones. Siendo estas grupos, como veremos más adelante, de organizaciones más pequeñas que existen por derecho propio.
Al hablar de confederalismo, enseguida pensamos en gobiernos de países. Y es cierto que, a lo largo de la historia, muchos estados se han organizado así. Sin embargo, podemos encontrar confederaciones en otros ámbitos, más allá de la política.
Por ejemplo, en muchos países, es habitual que los sindicatos se organicen en confederaciones. Lo mismo ocurre en otros ámbitos, como las organizaciones deportivas.
Vamos ahora a responder la pregunta fundamental, que nos permitirá entender el confederalismo: ¿qué es una confederación?
¿Qué es una confederación?
Una confederación es, en esencia, una alianza entre estados preexistentes. Estas entidades políticas, soberanas por derecho propio, comparten un gobierno central con competencias muy limitadas.
Normalmente, estas atribuciones están ligadas a las relaciones exteriores, como la defensa de las fronteras y la representación diplomática. También suelen incluirse otras como la emisión de moneda o el servicio de correos.
El resto de competencias, en general, suelen conservarse en el ámbito de los estados miembros. Entre ellas podemos destacar la educación, la sanidad y la seguridad ciudadana.
A su vez, el confederalismo no excluye la existencia de instancias de gobierno por debajo de los estados miembros. Es decir, que también permite que existan comunas, cantones y municipios con amplias competencias. De hecho, las confederaciones suelen distinguirse por localizar la mayor cantidad posible de atribuciones en el nivel más cercano al ciudadano.
Por ello, suele considerarse que una confederación es el sistema que permite el grado más alto de descentralización política.
En la actualidad, no podemos encontrar muchos ejemplos de confederaciones políticas que se reconozcan como tales. Sin embargo, podemos decir que instancias de gobierno supranacional como la Unión Europea comparten algunas características del modelo confederal.
Por el contrario, históricamente existen muchos ejemplos. Uno de los más claros es la Confederación Helvética (Suiza), que con el tiempo acabó adoptando un sistema federal. Incluso algunas potencias europeas hoy desaparecidas, como el Imperio Austrohúngaro o la República de las Dos Naciones, fueron confederaciones en su época.
Ventajas del sistema confederal
La competencia entre jurisdicciones por atraer población y riqueza podría traducirse en mejores condiciones de vida para todos
Según los defensores de las confederaciones, una de las grandes ventajas es la descentralización administrativa. Esto implica que las decisiones de gobierno se toman en la instancia más cercana al ciudadano.
De esta manera, los responsables políticos tendrían un mejor conocimiento de la realidad sobre la que legislan. Con ello, se reducirían los problemas de falta de información del gobernante sobre la situación particular de sus ciudadanos. Se trata, en definitiva, de buscar una regulación lo más ajustada posible a los problemas reales de los gobernados.
Por el lado de la ciudadanía, la descentralización también tendría ventajas. En primer lugar, la fragmentación en jurisdicciones pequeñas tiende a aumentar el valor de cada voto, lo que puede fomentar la participación política. Además, para los ciudadanos resulta más fácil evaluar el gobierno de una instancia cercana, como un cantón, que el de otra más lejana, como la presidencia de un país.
Esto implicaría también una cierta competencia entre jurisdicciones, para atraer población y riqueza. Lo cual podría traducirse en mejores condiciones de vida para todos.
Adicionalmente, las confederaciones suelen ser un marco especialmente favorable para la preservación de las tradiciones colectivas de un pueblo. Elementos comunes como la lengua, la cultura o la historia suelen tener una especial consideración. Eso hace que las confederaciones sean una solución preferida por los grupos de diferentes tradiciones o nacionalidades, que acaban compartiendo un mismo gobierno.
Por último, una confederación suele preservar el carácter soberano de sus estados miembros. Esto significa que, aunque en la práctica algunas atribuciones correspondan al gobierno nacional, la entidad política fundamental sigue siendo el estado o cantón.
Gracias a ello, suele ser más difícil que un gobierno central pueda invadir las competencias de los estados miembros. Para algunos autores, incluso, se facilita una eventual secesión de cualquiera de ellos.
Desventajas del confederalismo
La aparición de duplicidades podría suponer una mayor burocracia estatal
No obstante, también existen muchas objeciones al sistema. Una de ellas consiste en que la multiplicidad de jurisdicciones puede crear conflictos entre ellas. Esto podría ser un riesgo muy real, especialmente si las competencias de cada instancia no están bien delimitadas de antemano.
Aun así, para los detractores de las confederaciones, ni siquiera un acuerdo claro desde el principio desactiva el problema por completo. Según su punto de vista, un gobierno con poder real suficiente y vocación expansiva podría invadir las competencias de otras jurisdicciones. A su vez, este conflicto podría no ser exclusivamente político, y traducirse en una división de la propia sociedad.
Otra de las objeciones más habituales es que la descentralización fomenta el crecimiento de las administraciones. La razón de ello sería la aparición de duplicidades, lo que repercutiría en una mayor burocracia estatal.
Esto es lo que ocurriría, por ejemplo, en una confederación de cantones, donde cada uno estuviera además divididos en comarcas con competencias sobre educación. Esto requeriría, primero, una burocracia a nivel comarcal para gestionar los colegios públicos. El problema es que, para coordinar su trabajo, sería necesario otro cuerpo burocrático a nivel cantonal.
Por último, no podría descartarse que existiera un ministerio de educación a nivel estatal. En este caso, se estaría triplicando la administración para un mismo servicio.
Además, la descentralización podría generar un problema de complejidad regulatoria. Es decir, que muchas normas podrían cambiar en pocos kilómetros. Esto podría generar problemas en la vida cotidiana, pero también en la economía. Por ejemplo, para empresas cuyos productos se vean sujetos a leyes diferentes dependiendo del lugar donde se venden.
¿Es lo mismo federación que confederación?
Se trata, en resumen, de países soberanos que deciden compartir gobierno
Aunque habitualmente suelen confundirse ambos términos, una federación no es lo mismo que una confederación. De hecho, no solo hay diferencias en el plano teórico, sino también en sus consecuencias prácticas.
En primer lugar, una federación es una unión indivisible de estados o provincias con gobierno propio. Sin embargo, esas instancias regionales son solo partes de un país soberano.
Un ejemplo es Estados Unidos, que cuenta con estados autónomos, pero no independientes. De hecho, la soberanía del país se considera indivisible y está representada en el Congreso, con sede en Washington.
Una confederación es diferente. Los estados miembros no son solo partes de un país, sino entidades políticas que ya existían previamente. Se trata, en resumen, de países soberanos que deciden compartir gobierno, sin perder su condición de tales.
Este es el caso, por ejemplo, del antiguo Imperio Austrohúngaro. Bajo un sistema conocido como «monarquía dual», el mismo gobernante era a la vez emperador de Austria y rey de Hungría. Ambos países compartían moneda, ejército y diplomacia, pero contaban con su propio gobierno para el resto de asuntos.
En el plano práctico, la descentralización suele ser mayor en las confederaciones que en las federaciones. Sin embargo, esto no significa que el confederalismo necesariamente sea menos intervencionista sobre la economía.
Desde un punto de vista histórico, también es interesante señalar el caso de la Guerra de Secesión estadounidense, que dividió al país en dos bandos. Mientras que el Norte defendía un gobierno federal, el Sur se organizaba como una confederación. Finalmente, la guerra acabó con el triunfo del Norte, dando lugar al federalismo estadounidense tal como lo conocemos hoy en día.
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¿Qué es el confederalismo?: El confederalismo es un tipo de sistema político donde estados soberanos eligen cooperar y compartir ciertas funciones a través de un gobierno central, aunque este tiene poderes limitados. Es una forma de organización que destaca por su alto grado de descentralización política.
¿Cómo funciona una confederación?: En una confederación, estados independientes forman una alianza y mantienen su soberanía. Comparten un gobierno central para funciones específicas como la defensa, la diplomacia, y a veces servicios como la emisión de moneda o el correo. Sin embargo, los estados miembros conservan la autoridad en áreas clave como la educación, la salud y la seguridad.
¿Cuáles son las ventajas de un sistema confederal?: Las ventajas incluyen una mayor descentralización administrativa, donde las decisiones se toman más cerca de los ciudadanos, lo que podría llevar a una gestión más eficiente y a una mayor participación política. También puede fomentar la competencia entre jurisdicciones para ofrecer mejores condiciones de vida y preservar la soberanía y las tradiciones culturales de los estados miembros.