Estas son las peores pandemias en el mundo

La historia de la humanidad, su demografía y su evolución económica, van íntimamente unidas a la historia de las pandemias en el mundo. Con el COVID-19 aun golpeando a la población mundial, son muchos los que miran a pandemias pasadas, las pandemias en la historia de la humanidad, tratando de prever sus efectos.

Desde que la humanidad comenzó a estructurarse en núcleos de población, con el desarrollo de las rutas comerciales y de los grandes viajes, la expansión de las enfermedades ha sido objeto de preocupación y de estudio. Cada pandemia ha supuesto un drama humano al que han acompañado profundos cambios económicos y sociales.

Por ello, en Economipedia, analizamos cuáles fueron las peores pandemias de la historia, así como sus principales consecuencias.

Las peores pandemias en el mundo

A continuación, veremos las tres peores pandemias de la historia.

La plaga de Justiniano en tiempos del Imperio bizantino

El Imperio bizantino alcanzó una de sus etapas de mayor esplendor durante el reinado de Justiniano. En el año 541 d. C., teniendo como origen el continente africano, la peste llegó a las ciudades costeras de Egipto, trasladándose a las poblaciones bañadas por las aguas del Mar Mediterráneo y llegando, incluso, a Europa.

Se calcula que entre 25 y 50 millones de seres humanos perdieron la vida fruto de esta pandemia, que se dividió en tres grandes oleadas. Tan letales fueron los efectos de la enfermedad que una urbe tan próspera como Constantinopla vio como su población quedó reducida en un 40%. Más aún, el propio emperador Justiniano resultó afectado por la peste, aunque, finalmente, logró superar la enfermedad.

Los efectos sociales y económicos resultaron estremecedores. Poblaciones enteras quedaron diezmadas por la pandemia, llegando a darse casos en los que el número de muertos superaba al de supervivientes. En semejante contexto, el campo quedó abandonado y la agricultura se paralizó, el comercio cayó en picado (especialmente el de marfil) y, con la actividad económica seriamente tocada, la recaudación de impuestos se desplomó.

La peste negra

Una de las peores pandemias en el mundo se corresponde con la peste negra. Entre 1346 y 1353, esta enfermedad mantuvo en jaque a buena parte de la población mundial, especialmente debido a la rapidez con la que se propagó. De hecho, los cálculos más pesimistas estiman que 200 millones llegaron a morir como consecuencia de la peste negra.

Para hallar su origen hay que situarse en Asia. Su expansión se debió a la llegada de infectados a la localidad portuaria de Mesina, en Sicilia. Sin embargo, se tardarían varios siglos en descubrir la raíz de esta enfermedad, que se hallaba en las ratas.

Al igual que en la actual pandemia del COVID-19, Italia sería una de las zonas más afectadas. Un claro ejemplo es la Toscana, donde entre el 50% y el 60% de sus habitantes perecieron como consecuencia de la peste negra.

La enfermedad trajo consigo espeluznantes consecuencias, dejando núcleos de población completamente despoblados. Los supervivientes, aterrorizados, abandonaban las ciudades tratando de huir de la enfermedad. En estas circunstancias, cayó drásticamente la producción agrícola. Más aún, ante semejantes índices de mortalidad, la demografía europea no se recuperaría de semejante varapalo hasta el siglo XV.

La viruela en el Nuevo Mundo

El descubrimiento de América, y su posterior conquista por parte de las potencias europeas, permitió la expansión de la viruela en el Nuevo Mundo. Se trataba de una enfermedad muy contagiosa para la que las poblaciones indígenas no estaban inmunizadas.

Estamos hablando de una enfermedad con una letalidad del 30%, aunque, en determinadas poblaciones indígenas, la mortalidad llegó a alcanzar el 80% e incluso el 90%. El punto álgido de los contagios se encontró en el siglo XVIII, que coincidió con un importante crecimiento de la población, lo que contribuyó a la expansión de la enfermedad.

En la lucha contra la viruela, las vacunas se revelarían como un elemento clave. En este sentido, cabe destacar la gran efectividad de la vacuna creada por el británico Edward Jenner. El trabajo de Jenner y, a la postre, una gran campaña de vacunación en el siglo XX, permitieron poner fin a la viruela.

La gripe de 1918

Con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo, se desató una de las pandemias más mortíferas que ha conocido la humanidad. Originada en Estados Unidos, terminó extendiéndose rápidamente por toda Europa, causando entre 21 y 50 millones de muertos.

La llegada de soldados estadounidenses a las trincheras europeas contribuyó a la expansión de la llamada “gripe española”. Si bien el origen del virus no era español, recibió dicho nombre debido a que España, al no tomar parte en la Primera Guerra Mundial, fue uno de los países que abordó la pandemia con mayor transparencia informativa.

El mundo tendría que esperar hasta 1920 para que la “gripe española” remitiese. En aquel intervalo de dos años, la tragedia sanitaria y la tragedia económica fueron de la mano. Fruto de la gran expansión del virus, la actividad económica se detuvo, se sucedieron los despidos masivos y el consumo se desplomó. Habría que esperar hasta los años 20 para regresar al camino de la prosperidad económica.

COVID-19: un nuevo gran desafío

A finales de 2019, en la ciudad china de Wuhan brotó un nuevo virus: el COVID-19. La velocidad de transmisión del coronavirus sorprendió no solo a China, sino a todo el mundo. Ya en marzo de 2020, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarando una situación de pandemia, buena parte de la población mundial quedó confinada. Y es que, la gran movilidad geográfica actual fue determinante en la rápida propagación del virus.

Más de cien millones de personas en todo el mundo se han contagiado de COVID-19 y las cifras de nuevas infecciones siguen aumentando. Pese a que ya se dispone de las primeras vacunas, llevará un tiempo inmunizar a buena parte de la población mundial.

Los efectos económicos de la última gran pandemia se han sentido a corto plazo y, desafortunadamente, también se sentirán a largo plazo. La interrupción de la actividad económica causó una fuerte caída de los niveles de producción, la quiebra de numerosas empresas, despidos masivos y un empobrecimiento general de la sociedad. Por ello, resultará clave que el estado acuda al rescate de la economía, estimulando la demanda agregada para evitar un descalabro económico aún mayor.

En cualquier caso, las distintas pandemias presentan elementos comunes. Entre estos rasgos que comparten encontramos fuertes descensos de la producción, grandes disminuciones de mano de obra, desplome de las inversiones, el empobrecimiento de la sociedad y un aumento del ahorro ante un horizonte económico incierto.

Una situación que en el futuro, muy probablemente, no podemos evitar, pero, teniendo en cuenta la información con la que contamos, sí podemos prever y tomar medidas, con un refuerzo constante de nuestros sistemas sanitarios, para, progresivamente, ir reduciendo el impacto de estos desastres naturales.

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David López Cabia , 26 de febrero, 2021
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