Estimación de buena fe (GFE)
Una estimación de buena fe es un documento formal emitido por un prestamista con el fin de arrojar información sobre sus condiciones y productos.
Por medio de la presentación de un formulario de estimación de buena fe, es posible conocer de mano del prestamista las condiciones que ofrecen su producto antes de contratarlo.
Es decir, frente a otras modalidades de aval o declaración de intenciones, este tipo de acción es realizada por la parte oferente del contrato hipotecario en cuestión.
Este documento es muy habitual en el día a día hipotecario, especialmente denominado a través de sus siglas de origen anglosajón: GFE.
Si bien esta figura puede aparecer en otros ámbitos crediticios, es en el mercado de compra y venta de vivienda donde su uso está más extendido.
Es importante tener en cuenta que actualmente este mecanismo se aplica a hipotecas inversas únicamente.
Utilidad
Este documento es emitido con la finalidad principal de ofrecer al potencial cliente hipotecario una guía sobre el producto en particular.
De ese modo, este tendrá la capacidad de conocer detalladamente los condicionantes que supondrá su contratación y las posibles ventajas frente a otras alternativas existentes.
Características principales de una estimación de buena fe
Comúnmente un formulario GFE cuenta con los siguientes rasgos característicos:
- Factor resumidor. El documento debe presentar de manera clara y concisa los principales datos de la oferta presentada.
- Elemento de cálculo. A su vez, todo GFE debe reflejar los costes en que incurriría la adopción de determinado préstamo.
- Elemento listado. Del lado de los puntos de cálculo, el documento debe detallar otras condiciones de la asunción del préstamo, como fecha de vencimiento o seguimiento de ratios de tipo de interés, por ejemplo.
- Herramienta comparativa. Este informe detallado sirve para establecer comparativas útiles entre varias opciones existentes a la hora de acometer la contratación de una hipoteca, por ejemplo.
- Coste relacionado. En la mayoría de las ocasiones la presentación de una estimación de buena fe no se traduce en coste para el prestatario.
- Carácter no vinculante. La aportación de un GFE no exige necesariamente que el préstamo tenga que ser firmado. Su naturaleza es meramente informativa.
Conviene destacar teniendo en cuenta lo anterior que los GFE aportan datos que no tienen que ser exactos a los ofrecidos en la firma posterior. Es decir, actúan a modo orientativo o estimatorio.
Funcionamiento general de la estimación de buena fe
Generalmente, la presentación de una estimación de buena fe se posiciona como el primer paso previo a la contratación o firma de un préstamo de tipo hipotecario.
En ese sentido, su realización debe ser previamente consensuada entre las partes por medio de una solicitud formal.
En la mayoría de casos responde al interés de un potencial cliente por conocer opciones de financiación para la compra de vivienda.
Es necesario señalar que existen determinados plazos para la elaboración de este tipo de informes. Lo más habitual es que la entidad prestamista cuente con un periodo de entre 1 y 5 días para su entrega al cliente potencial.