Etnocentrismo
El etnocentrismo es una tendencia común, una actitud, en la cual se trata de imponer la cultura y costumbres propias por encima de las del resto; y ello, por el simple hecho de ser las nuestras.
Etnocentrismo, etimológicamente hablando, es un término que surge de la mezcla de dos palabras de dos idiomas diferentes. Ethnos, del griego, cuyo significado es etnia, y centrum, del latín, que significa centro. Además, –ismo significa que constituye una doctrina. Así pues, el significado literal es la doctrina alrededor de una etnia. El etnocentrismo toma la cultura propia como el punto de partida en el análisis de todo lo demás, incluso el estudio y análisis de otras culturas.
Este comportamiento, derivado del etnocentrismo, es común e inherente a la naturaleza humana. Es decir, va en la naturaleza de los individuos creerse mejores que el resto, y pensar que sus costumbres, tradiciones, música, lengua, historia, etc. son mejores que las del resto de grupos o culturas.
Etnocentrismo en las ciencias sociales
El etnocentrismo puede ser un verdadero problema a la hora de realizar investigaciones en muchos campos; sobre todo en las ciencias sociales.
Las ciencias sociales están directamente relacionadas con el peligro de caer en este concepto, ya que estudian lo relacionado con el ser humano y sus relaciones con la sociedad. Por ello, el investigador ha de intentar mantenerse al margen de los sesgos que puedan interferir en su labor de estudio. Por ejemplo, si queremos saber cómo se comportaban los campesinos chinos del siglo XVIII, si los miramos desde la lupa de la sociedad occidental, y sin tener en cuenta las peculiaridades de su propia cultura, puede que nos parezcan absurdos y no entendamos muchos de sus comportamientos y formas de vivir.
Esta caída etnocentrista era muy común en los científicos sociales del siglo XIX, debido a la escasa globalización de la época. Se realizaba mucho la distinción entre civilización y salvajes o pueblos sin civilizar. Lo que conllevaba que estos autores se situaran en una posición de superioridad frente a las culturas estudiadas.
Etnocentrismo como motor de conflictos
Vista la definición del término y lo que ello conlleva, no es de extrañar que la mayoría de las guerras, incursiones, genocidios y otras acciones bélicas estén promovidas por el etnocentrismo.
El mayor ejemplo lo encontramos en la Alemania del tercer Reich. El exacerbado sentimiento nazi de que los arios y alemanes eran superiores al resto del mundo, fue el detonante que puso en marcha su intento de dominar toda Europa y el exterminio de muchas razas y colectivos. Se puede decir que el pilar del nacionalismo es el etnocentrismo.
Lo anterior tampoco quiere decir que etnocentrismo sea sinónimo de conflictos. Un pueblo, Estado o grupo puede estar orgulloso de su cultura y pensar que es la mejor. Pero no por ello querer invadir otros países para imponerla.
Tipos de etnocentrismo
Así pues, podemos identificar tres tipos principales de tendencias etnocentristas:
- Etnocentrismo racial: Supone creer que la etnia a la que uno pertenece es superior a las demás por razones biológicas. Considerando al resto como inferiores.
- Etnocentrismo religioso: Esto es muy común, ya que, ya de por sí, las religiones son excluyentes debido a los postulados que defienden. Por ello, el etnocentrismo religioso afirma que la religión a la que uno está adscrito es la única verdadera; por ello, y como consecuencia de esto, el resto se hayan equivocadas.
- Etnocentrismo lingüístico: Actitud que cree que la lengua que uno habla es más válida, útil o simplemente mejor que las demás. Este comportamiento es muy común en los Estados plurilingües, llevando a conflictos por la oficialidad de sus lenguas.
Relativismo cultural
Este concepto se presenta como la alternativa contraria al etnocentrismo.
En este sentido, defiende que, en una sociedad tan globalizada, para favorecer las relaciones de paz y tolerancia entre todas las comunidades, las culturas no deben de mirarse y entenderse desde el patrón que impone otra. Siendo las opciones escogidas por una persona tan válidas como las escogidas por otras.
Por ejemplo, si viajamos a un país muy dispar en términos culturales, no creernos que lo nuestro es mejor, sino que lo suyo es diferente. Por ejemplo, los japoneses duermen en el suelo y sorben la sopa. Desde la cultura occidental nos puede parecer pintoresco, pero no es ni mejor ni peor, son características propias del devenir de cada cultura.