Expectativas racionales
Las expectativas racionales es una teoría económica que señala que los agentes económicos forman sus expectativas de manera racional, utilizando toda la información disponible.
Las expectativas racionales suponen que los individuos y otros agentes económicos estiman el valor que las variables económicas tendrán en el futuro utilizando de manera eficiente la información y la experiencia que tienen disponible. Incluso pueden ser capaces de anticipar las medidas que tomará el gobierno para enfrentar una perturbación en la Economía.
Lo anterior hace que las expectativas no sean sesgadas, pueden existir errores pero en promedio las expectativas son correctas y los errores aleatorios. Además, sus expectativas actuales afectan la evolución futura de la Economía.
Origen de las expectativas racionales
Las primeras ideas de las expectativas racionales fueron presentadas por J. Muth a comienzos de la década de 1960. No obstante, alcanzaron su desarrollo con el trabajo de otros economistas como Lucas, Sargent, Wallace y Barro.
En particular Lucas, logró incorporar está teoría a la macroeconomía y al análisis de los efectos de la política económica.
Características de las expectativas racionales
Las expectativas racionales se basan en los siguientes supuestos básicos acerca de los agentes económicos y su comportamiento:
- Son racionales: Utilizan el raciocinio para realizar los supuestos. No habla de las emociones, como argumentan las finanzas conductuales.
- Cuentan con información relevante como: Información sobre la evolución pasada de la variable sobre la cual se forman expectativas, información de otras variables que puedan afectar el comportamiento de la variable que analizan, información sobre la política económica del gobierno en el presente y pasado.
- Actúan como si el resto de los agentes también fueran racionales.
- Revisan sus expectativas y tratan de hacer ajustes para no volver a cometer errores en sus estimaciones.
Efectos de las expectativas racionales
Uno de los principales efectos de esta teoría es que ya no será tan sencillo engañar a los agentes económicos y por ende, algunas de las políticas económicas que se creían efectivas, dejan de serlo.
Así por ejemplo, de acuerdo a las ideas de Keynes, una política monetaria expansiva permitiría reducir los salarios (valor real) sin que exista tanta resistencia de parte de los trabajadores. De esta forma, se podría emitir más dinero para aumentar la tasa de inflación, reducir los salarios reales (lo que aumentaría la contratación) y disminuir la tasa de paro.
No obstante, si tenemos agentes con expectativas racionales esta política no sería efectiva. La tasa de inflación esperada sería cercana a la real y los trabajadores serían conscientes de que sus salarios reales caen.
Los adherentes a la teoría de las expectativas racionales propusieron una revisión a la curva de Phillips. En un comienzo los trabajadores efectivamente pueden no ser conscientes de que los mayores precios merman sus salarios por lo que ofrecen trabajo a un menor precio, los empresarios están dispuestos a contratar más y se reduce el desempleo a corto plazo. No obstante, en el siguiente período, los trabajadores ya se han formado expectativas acerca de la inflación futura, se dan cuenta de los salarios de menor valor y el desempleo aumenta (vuelve al valor inicial pero a una inflación mayor). Las expectativas racionales hacen que aumentar la inflación no sea una política efectiva para reducir el desempleo.