Gasto social
El gasto social es aquella partida del presupuesto que el Estado destina a satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos. Las necesidades básicas son imprescindibles para lograr una vida digna, sana, prolongada, creativa y productiva.
El gasto social como instrumento de gestión ayuda a lograr la igualdad de oportunidades a aquellos ciudadanos que se encuentran en niveles de pobreza o de pobreza extrema. Esto les dificulta de sobremanera el acceso universal a servicios de buena calidad.
Necesidades básicas recogidas en el gasto social
El Estado trata por el orden siguiente las necesidades básicas de cualquier ciudadano:
- Alimentación: Mediante las oportunas medidas y transferencias el Estado trata de asegurar que todas las personas puedan llevar a cabo un alimentación sana y equilibrada.
- Salud básica: Gracias a la infraestructura de hospitales y dispositivos sanitarios, el Estado intenta que el acceso a la sanidad básica sea posible para todos los ciudadanos. Esto, con independencia de su edad, sexo, raza o cultura.
- Educación: Parte de la inversión social que el Estado realiza va destinada a formar a su población con una educación básica y obligatoria que permita equiparar los niveles de renta de los ciudadanos. Además, se busca luchar contra la exclusión social y el fracaso escolar por parte de los niños más desfavorecidos.
- Justicia: Todos los ciudadanos tienen unos derechos fundamentales. El Estado debe permitir que todas las personas tengan acceso a los profesionales adecuados para conseguir solucionar sus conflictos y ejercer sus derechos.
- Previsión social: Mediante la ejecución de planes que fomenten el empleo para aquellas personas sin formación o que han dejado su empleo, así como para aquellos jubilados o discapacitados que no están en condiciones de ser empleados.
- Vivienda: Tal como dicta la Declaración Universal de los Derechos humanos, todos los ciudadanos tienen derecho a una vivienda digna, gracias a la cual puedan desarrollar una vida acorde con sus necesidades.
- Inversión social: Por último, en este concepto quedan recogidas todas aquellas necesidades básicas que no han sido recogidas en cualquiera de los epígrafes anteriores. Un ejemplo de ello es mejorar la infraestructura socioeconómica en determinadas zonas o en determinados estratos de la sociedad. Y de esta manera, y mediante otras diversas medidas, aseguren un equilibrada redistribución de la renta.
La evolución del gasto social
Durante las últimas décadas el gasto social se ha convertido en una de las partidas de presupuesto a la que más importancia dan los países. Los esfuerzos para la creación de conciencia sobre este tema se han intensificado durante los últimos años en la comunidad internacional. Y esto ha tenido un impacto directo en todos los países, sobre todo, en los más desarrollados.
Un ejemplo de lo anterior es España. En 1965 el gasto social se encontraba en niveles cercanos al 4% como porcentaje del PIB. Mientras que, al comenzar el siglo XXI, se encontraba ya en niveles cercanos al 24%. Es decir, en 35 años el gasto social se había multiplicado por 6 como porcentaje del PIB.
En conclusión, un país que no es capaz de asegurar las necesidades básicas de los ciudadanos es un país que no está debidamente desarrollado económica, social y culturamente. Esto, bien sea por circunstancias propias o relativas a terceros.