Historia de la producción
Como actividad económica básica, la producción ha permitido transformar materias primas en bienes. A lo largo de la historia, para satisfacer las necesidades humanas, se han empleado desde técnicas de producción artesanal hasta sistemas de producción en masa.
La producción, combinando mano de obra y capital, permite obtener bienes útiles y de valor. Desde sus orígenes, la producción ha permitido satisfacer las necesidades humanas.
Los sistemas de producción empleados a lo largo de la historia han tenido un profundo impacto en la estructura económica de los pueblos y las naciones. Así, se ha pasado de métodos de producción artesanales en los que primaba la mano de obra a métodos de producción industriales en los que la maquinaria era el factor clave.
La tecnología ha tenido un impacto decisivo no solo en la producción, sino en la sociedad y en el conjunto de la economía. La evolución de los medios y técnicas de producción han permitido obtener bienes en condiciones de mayor eficiencia.
Periodo antiguo
En la prehistoria, la producción estaba totalmente orientada a cubrir las necesidades humanas más básicas. Así, el alimento y el vestido eran las principales necesidades, para lo cual se recurría al trabajo manual y se empleaban unas herramientas rudimentarias.
A medida que el hombre implementaba nuevas técnicas de producción y herramientas, sus condiciones de vida mejoraban. De este modo surgieron nuevos utensilios, tales como cuchillos y hoces. Asimismo, también se introdujo un importante avance tecnológico en la agricultura: el arado.
Sin embargo, los hombres, como consecuencia del fruto de su trabajo, debían pagar tributos al gobierno. Ahora bien, el progreso tecnológico era lento, pues, en las primeras civilizaciones, el trabajo era realizado por una mano de obra esclava.
Pese a que en la Edad Media se introdujeron avances en la producción alimentaria, no se realizaron progresos que supusieran una gran revolución en los métodos de producción.
La Revolución Industrial
El desarrollo del comercio y el descubrimiento de América facilitaron el comercio y mejoraron el abastecimiento de bienes de las distintas economías. Así, en el Nuevo Mundo, los incas contaban con un sistema de producción agraria. Lo hacían en terrazas que reducía la erosión causada por la explotación del suelo. Por su parte, los sistemas de irrigación de los aztecas sirvieron de inspiración a los colonizadores españoles.
La necesidad de aprovisionar a las colonias, especialmente de productos textiles, terminaría propiciando la mecanización en el siglo XVIII. Ante la insuficiencia de la productividad agraria, el crecimiento de las ciudades, el bajo coste de la mano de obra y la mayor importancia del factor capital, se produjo la Revolución Industrial.
Esta revolución industrial supuso un antes y un después en la historia de la producción. Las máquinas permitieron realizar una producción a gran escala, con menores costes y con calidad suficiente. En este sentido, cabe señalar la máquina de vapor de 1765 como un invento decisivo. Por otro lado, el desarrollo del ferrocarril también tuvo un impacto decisivo en el abastecimiento de la población.
Como consecuencia de la Revolución Industrial, las máquinas ganaron peso frente a la mano de obra. Se produjo una concentración del capital, surgió una producción estandarizada de gran volumen y apareció la clase trabajadora.
Etapa de la Administración
En la historia de la producción se llegó a una etapa en la que el trabajador era un simple engranaje del proceso de producción. Cuyo único incentivo era el salario, surgieron las teorías de Frederick Winslow Taylor.
Taylor consideraba un elemento clave, la división del trabajo. Pues si un trabajador se especializaba en una tarea concreta, mejoraba su destreza y aumentaba su productividad. Otro elemento clave era la separación de tareas. Por lo que el trabajo debía organizarse en procesos sencillos y en los que se eliminaran los tiempos muertos.
Posteriormente, en 1927, Elton Mayo, consideraba que el trabajador no solo se guiaba por estímulos económicos. Si no que también había que tomar en consideración los factores emocionales.
En el marco de las teorías de la Administración de la Producción y durante la Segunda Guerra Mundial, surgieron programas para optimizar la gestión de los recursos, así como métodos de control. Progresivamente, se irá tomando conciencia de que no solo obtener un gran volumen de producción es el objetivo clave, sino que la calidad del producto también es un factor determinante.
Como parte de las teorías de la Administración de Operaciones, la producción no solo va a estar centrada en la obtención de bienes, sino que también abarcará la prestación de servicios. Igualmente, la producción deberá tener en cuenta cuestiones financieras y comerciales.
Con el desarrollo tecnológico los procesos se automatizarán y se introducirán computadoras en los sistemas de producción. Cabe destacar al japonés Taichi Ohno, quien implementó para Toyota el sistema justo a tiempo, basado en el aprovechamiento del tiempo entre proveedores y clientes.
La Administración de Procesos dará lugar a sistemas como la Calidad Total de Deming. Así, la calidad total es fruto de un compromiso de todos los niveles de la organización y de un progreso estadístico en los procesos de producción.
Por el contrario, la reingeniería de procesos aboga por rediseñar los procesos productivos con la finalidad de dar respuesta a las constantes evoluciones de las demandas del mercado.
El llamado Benchmarking analiza los procesos de las empresas más destacadas, tratando de implementarlos en la propia organización empresarial. En definitiva, se trata de un enfoque basado en el aprendizaje a través de los procesos de otras organizaciones, todo ello con el objetivo de mejorar la productividad.
Por último, el enfoque de la cadena de suministros busca la mejora de los resultados empresariales a través de un esfuerzo cooperativo en las áreas de transporte, almacenamiento y distribución. Por ello, el objetivo será un correcto flujo de materiales en las cadenas de suministro.