La Unión Europea desde sus orígenes
La Unión Europea, tal y como la conocemos, hoy es el fruto de un largo proceso de integración supranacional. Se trata de un largo recorrido que comenzó como una asociación económica que ha terminado dando lugar a una unión política. Todo comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. El Primer Ministro británico Winston Churchill defendía la idea de una Europa unida para acabar con las rivalidades que anteriormente la habían lastrado política y económicamente.
En los años 50 se dieron los primeros pasos en la integración europea. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, expuso un plan ideado por él mismo y Jean Monet para integrar la producción franco-alemana del carbón y el acero. El llamado Plan Schuman se hizo realidad con la creación de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y el Acero). Esta organización estaba formada por Francia, la República Federal de Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Se sentaban así las bases de un dilatado proceso integrador para Europa.
También en la década de los 50 surgió el Euratom, es decir, la Comunidad Europea de la Energía Atómica. Los seis estados que conformaban la CECA dieron su visto bueno al Euratom, que pretendía el desarrollo de la investigación y de la industria nuclear con fines pacíficos. Así pues, el germen de la Unión Europea se encuentra en estos dos organismos, la CECA y el Euratom. Hay que destacar que los años 50 se caracterizan por una ausencia de una política monetaria común. Tan solo existían algunas disposiciones a colaborar en materia económica que se conocían como “mercado común”.
En 1961, el Reino Unido solicitó entrar a formar parte de la Comunidad. Por su parte, países escandinavos como Noruega y Dinamarca expresaron su interés por sumarse a la Comunidad. A estas peticiones también se sumó Irlanda. Así, Reino Unido, Irlanda y Dinamarca celebraron plebiscitos que avalaron su ingreso en la Comunidad, mientras que la población noruega fue desfavorable al proceso de integración. Finalmente, en junio de 1972, la Comunidad Europea se amplió por el norte y Gran Bretaña, Dinamarca e Irlanda ratificaron los tratados de adhesión.
Merece la pena resaltar el memorándum sobre “La Coordinación de la Política Económica y de la Política Monetaria en la Comunidad” de 1969, que buscaba una convergencia de los objetivos económicos, la coordinación de las políticas económicas y la cooperación monetaria de los países miembros.
En 1979 se puso en marcha el Sistema Monetario Europeo, dando paso a un nuevo capítulo en la integración económica europea. El objetivo de este sistema era lograr la estabilidad monetaria y reducir la fluctuación entre las monedas de los estados comunitarios. Para ello se establecían unos márgenes entre los que podían variar los tipos de cambio nominales.
La llegada de los años 80 trajo nuevos miembros al club europeo. Esta vez, la expansión se produjo desde el sur. Siendo por fin un país democrático, Grecia se unió a la Comunidad Europea en 1981 ,y en 1986 España y Portugal ingresaron en la Comunidad Europea.
También en la década de los 80 se produjo un acontecimiento muy importante: la entrada en vigor del Acta Única Europea. La Comunidad Económica Europea pasaba a llamarse Comunidad Europea, el Parlamento Europeo reforzaba su poder, se establecía la plena realización de un mercado único europeo para 1993 y se establecía como objetivo la reducción de las diferencias de desarrollo entre las regiones europeas. Para reducir las diferencias entre los distintos territorios, se dotó una mayor cantidad de recursos financieros a los fondos estructurales destinados a las regiones menos desarrolladas.
En 1988 se planificó el desarrollo de la Unión Monetaria Europea, que preveía la creación de un Sistema Europeo de Bancos Centrales y una moneda única. Primero se debía reforzar la cooperación entre los bancos centrales, después se debía crear el Sistema Europeo de Bancos Centrales, transferir el poder en política monetaria, y finalmente la sustitución de las monedas nacionales por una moneda única europea.
Los años 90 trajeron acontecimientos de gran trascendencia en Europa. En 1992, con la firma del Tratado de Maastrich, la Comunidad Europea pasaba a denominarse Unión Europea. Sus principios eran: lograr la unión económica y monetaria, una política social bien coordinada, una política exterior y de seguridad común, así como cooperación en asuntos de justicia e interior.
En 1995 Suecia, Finlandia y Austria pasaron a formar parte de la Unión Europea y en 1997 se aprobó la agenda 2000 cuyos objetivos eran: fortalecimiento y remodelación de los fondos estructurales y de cohesión para reducir las diferencias, ampliación de la Unión Europea a países del centro y este de Europa y financiación de las políticas internas y de ampliación. También en 1997 se firmó el Tratado de Ámsterdam, que profundizaba en una Europa más social y democrática.
En 2001, con la firma del Tratado de Niza se estableció un nuevo equilibro de poder europeo al tiempo que se preparaba a la Unión para la entrada de nuevos estados. El 2001 fue un año importante en lo referente a la unión monetaria, pues entró en vigor la moneda europea: el euro. Tres años después, en el año 2004, la Unión Europea pasaba a estar integrada por veinticinco estados. Los nuevos miembros eran: Estonia, Letonia, Lituania, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Polonia, Chipre y Malta. Llegó el año 2007 y se produjeron las incorporaciones de Rumanía y Bulgaria.
El Tratado de Lisboa, ratificado en 2009 establece una Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y se encargó de modificar y modernizar las instituciones europeas. Sin embargo, la crisis económica de 2008 sacudió con fuerza a la Unión Europea. La situación obligó a drásticas reformas económicas en los países europeos y se trabajó en la unión bancaria para lograr un sector financiero más seguro y fiable. A pesar de que en 2012 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea, ha surgido un importante movimiento euroescéptico, entre otros motivos, por la gestión de la crisis económica. La última incorporación se produjo en 2013 con la entrada de Croacia en la Unión Europea.
Sin embargo, por delante quedan desafíos como el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. La ciudadanía británica aprobó en referéndum el abandono de la Unión Europea y queda por ver cómo afectará esta situación a la economía europea. El Brexit pone en cuestión un largo proceso de integración. Queda por ver cómo afrontará la Unión Europea el desafío que suponen las nuevas voces escépticas.