Integración financiera
La integración financiera es un proceso mediante el cual los mercados financieros del mundo tienden a estar cada vez más entrelazados entre sí.
Es decir, la integración financiera es una tendencia hacia la globalización de los productos de ahorro, de inversión y de crédito.
En la práctica, ese tipo de integración permite que las entidad financieras puedan ofrecer sus servicios de forma transfronteriza. Es decir, un banco norteamericano puede tener, por ejemplo, clientes en España.
Igualmente, la integración financiera se observa cuando un inversor de un país X puede adquirir acciones de la empresa BZ que lista en la bolsa de valores del país Y.
Ventajas de la integración financiera
Entre las ventajas de le integración financiera destacan:
- Mayor posibilidad de diversificar carteras, es decir, el inversionista podrá tener más opciones entre las cuales elegir para colocar su dinero. Este implica, además, que no solo aumenta el número, sino el tipo de productos financieros disponibles.
- Los costes operativos tenderían bajar, tomando en cuenta las economías de escala que podrían alcanzar las entidades financieras.
- Debido a la mayor competencia, las instituciones financieras tenderían a ofrecer tasas de interés más altas a los ahorristas e inversionistas, así como tipos de interés más bajos para quienes solicitan financiamiento.
Desventajas de la integración financiera
Sin embargo, también pueden existir una serie de desventajas de la integración financiera:
- Hay una mayor complejidad porque participan más actores, como inversionistas y entidades reguladoras. Además, los propios productos financieros se hacen cada vez más difíciles de entender.
- Aumenta la probabilidad de contagio de crisis financieras. Esto, porque lo que sucede en un mercado afectará a otro con el que está integrado.
- Los organismos reguladores enfrentan un mayor reto para supervisar las operaciones financieras. Así, es difícil establecer normas de aplicación global y controlar los flujos de capitales transfronterizos.
- Se hace difícil gravar las operaciones financieras porque los inversionistas moverán sus capitales hacia los mercados donde puedan cobrar menos impuestos.