Parlamentarismo
El parlamentarismo es un sistema político. En este, el Parlamento tiene un papel central en la vida política. Asimismo, su funcionamiento tiene una serie de características muy particulares que lo diferencian del presidencialismo y del semipresidencialismo.
Cuando hablamos de parlamentarismo, nos estamos refiriendo a la forma en la que interactúan entre sí los diferentes poderes del Estado. Puede darse en cualquier forma de gobierno, es decir, no importa si hablamos de una monarquía o de una república, pues el parlamentarismo funciona sea cual sea el jefe del Estado. Siendo así, hablaremos de república parlamentaria, pudiendo servir de ejemplo Suiza; o de monarquía parlamentaria, siendo un claro ejemplo de este último el caso de España.
También se denomina sistema o régimen parlamentario, por lo que estaríamos hablando de lo mismo.
En estos regímenes, el jefe del Estado es una figura simbólica; el poder real lo detenta el jefe del Gobierno, también llamado primer ministro o presidente del Gobierno. Realmente, para hablar de parlamentarismo con todas sus características y elementos definitorios, debemos hacerlo en regímenes democráticos. Esto se debe a que en regímenes autocráticos las competencias de cada uno de los poderes del Estado se encuentran alteradas, así como su funcionamiento y sus capacidades reales.
Características del parlamentarismo
A continuación, vamos a describir las características del parlamentarismo, es decir, los elementos que intervienen. En este sentido, hablamos del papel del poder ejecutivo y legislativo, su elección, y cómo interactúan entre ellos. Todo ello, así como las vías para destituir al presidente del Gobierno.
Elección de los cargos
En primer lugar, la elección de los cargos. En un régimen parlamentario (democrático), el pueblo elige, mediante sufragio universal, es decir, de forma directa, al poder legislativo, al Parlamento. Al contrario que en el presidencialismo, no elige al poder ejecutivo de forma directa, sino que es el Parlamento, por mayoría, quien elige al presidente. Y es este último quien escoge de forma libre a sus ministros, a quienes puede cesar libremente en cualquier momento.
Jefatura del Estado
En segundo lugar, el jefe del Estado. En las monarquías este papel lo adopta el rey, cuya elección no es popular, sino que ocupa el trono de forma hereditaria. Por el contrario, en las repúblicas sí que es elegido por sufragio universal.
En ambos casos ocupa un papel totalmente secundario (variando según el país del que se trate), quedando relegado principalmente a representar al Estado en el exterior, y a ser el más alto mando de las Fuerzas Armadas. La duración del mandato varía según el Estado del que se trate; en Suiza, por ejemplo, el presidente ocupa su puesto un año; en Austria seis; y en Croacia lo hace cinco. En las monarquías no se rigen por este criterio.
Toma de decisiones
En tercer lugar, la adopción de las decisiones. Es el poder legislativo, es decir, el Parlamento, el que por las mayorías establecidas en la norma aprueba o rechaza las leyes. A su vez, el Gobierno forma parte del poder legislativo, ya que su elección se ha formado por la mayoría del Parlamento.
El poder ejecutivo, compuesto por el presidente y sus ministros, es quien ejecuta las leyes. Todas las decisiones que lleve a cabo el presidente han de ser deliberadas en el gabinete o consejo de ministros. El presidente no puede actuar por su cuenta de forma independiente.
Cese de la presidencia del Gobierno
Por último, el cese. El cese del presidente del Gobierno, si no ha acabado su mandato, puede realizarse a través de una moción de censura. Esta tiene que ser previamente aprobada. A través de esta, se vota si el presidente y su gabinete han de dejar la presidencia. Para que ello ocurra, ha de ser aprobada por mayoría absoluta.
En caso de ser constructiva, en la votación también se realiza la elección de un candidato acordado previamente. En caso de que no hubiese candidato, se realizarían nuevas elecciones. Respecto a la disolución del Parlamento, el jefe del Estado, a petición del presidente de Gobierno, puede llevar a cabo su disolución y la convocatoria de unas nuevas elecciones.
A modo de resumen, el Parlamento es elegido por los ciudadanos, que es quien elige al Gobierno. El jefe del Estado tiene un poder limitado, prácticamente simbólico. El presidente actúa en colaboración con sus ministros, que a su vez forman parte del poder legislativo. Por último, el presidente puede disolver el Parlamento, y este último destituirle a través de una moción de censura.
Ventajas y desventajas del parlamentarismo
El parlamentarismo como sistema de gobierno tiene una serie de ventajas:
- Mayor estabilidad: El hecho de que solo exista una figura en el poder ejecutivo elimina las diferencias entre jefe del Estado y jefe de Gobierno que existe en el presidencialismo.
- Mejor control: Ejecutivo y legislativo tienen la posibilidad de cesarse mutuamente, por lo que el control es mayor, evitando así el uso arbitrario o despótico del poder.
- Necesita de consenso: El presidente ha de tomar decisiones deliberando con el gabinete o consejo de ministros. Depende de ellos para gobernar, no puede actuar de forma independiente.
Pero, como todo sistema, también tiene una serie de desventajas:
- Elección indirecta: El Gobierno no es elegido de forma directa por los ciudadanos.
- Menor separación de poderes: El partido del Gobierno es el que mayor peso tiene en el Parlamento. Por ello, gran parte del peso de la aprobación o rechazo de una ley, depende del Gobierno.
- El jefe del Estado no tiene poder real: Debido a la configuración del sistema, el rey o el presidente de la república, tiene poderes menores o simbólicos.
Ejemplos de parlamentarismo
Existen multitud de países cuyo sistema elegido para gobernar es el parlamentario. Dando igual si lo hacen a través de una república o una monarquía.
En Europa, por ejemplo, tenemos como monarquías parlamentarias los casos de España, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Noruega, Suecia, Dinamarca, Luxemburgo, Liechtenstein y Mónaco. Según Freedom House, Suecia y Noruega son democracias perfectas (100/100), pues hacen pleno en todos los requisitos que ha de tener una democracia, obteniendo la máxima puntuación en todos los parámetros. Otras monarquías parlamentarias relevantes situadas fuera de Europa son Australia y Canadá.
En cuanto a repúblicas parlamentarias, encontramos a Croacia, Hungría, Italia, Islandia, Alemania o Israel, entre muchos otros países.
Según The Economist, a excepción de Finlandia (régimen semipresidencialista), los diez primeros países con una mayor puntuación en el índice de democracia son regímenes parlamentarios. Con lo cual, es un sistema político muy afín a las prácticas democráticas.