Terrorismo de Estado
El terrorismo de Estado se fundamenta en el uso de prácticas ilícitas por parte del Gobierno de un Estado. Ello, con el fin de difundir terror en la población, cuyos objetivos difícilmente se conseguirían de manera legal.
El terrorismo de Estado ha sido ejercido por multitud de Gobiernos, democráticos y no democráticos. Ello, para obtener ciertos resultados operando al margen de la legalidad.
Esta práctica consiste en el uso de prácticas violentas e ilegales pero, a diferencia del terrorismo particular, estos hechos son dirigidos desde el aparato estatal.
¿A qué llamamos terrorismo de Estado?
Nicolás López Cabrera, catedrático de Filosofía del derecho, desarrolla las características que posee el terrorismo para poder considerarlo como tal. Estas características que desarrolla el académico pueden aplicarse perfectamente en el caso del terrorismo estatal, y son las siguientes:
- Atentar contra los derechos fundamentales: Los actos que protagoniza el terrorismo de Estado van contra la vida y libertad del ser humano. Tenemos el ejemplo de los asesinatos, torturas y secuestros, muy comunes en estos casos.
- Producir terror: El terrorismo de Estado suele ir contra parte de la población, pero ello induce a la vez terror global, es decir, afecta a su conjunto. Esto es más propio del terrorismo de Estado en países no democráticos, cuyas prácticas terroristas son generalmente más arbitrarias.
- Tiempo: Que estas prácticas sean sostenidas en el tiempo es necesario para ser considerado como terrorismo estatal. Hechos aislados no pueden ser considerados como tal.
- Violencia indiscriminada: A pesar de que el grupo estatal o parapolicial tenga sus objetivos, no es difícil de ver que no solo afecta a los grupos que persigue. El terrorismo de Estado suele desviarse, bien por error o bien conscientemente, y atentar contra personas que aparentemente no serían objetivos.
- Tener un motivo: El terrorismo siempre está motivado, lo cual no quiere decir que sea justificable. Desde Estados democráticos, los motivos suelen ser la eliminación de grupos que de forma legal se hace muy complicada. Desde los no democráticos, disidentes y críticos del régimen.
Ejemplos de terrorismo de Estado
Con esta definición del terrorismo de Estado, de prácticas ilícitas por parte del Estado con el objetivo de infundir terror tenemos numerosos ejemplos. Ejemplos en los que este hecho se observa.
Terrorismo de Estado en Argentina
Con el triunfo del golpe de Estado militar de 1976, se abrió, hasta 1983, un periodo caracterizado por los actos terroristas llevados a cabo por el Estado.
Algunas de las prácticas y métodos utilizados fueron las desapariciones, las torturas y los llamados vuelos de la muerte. Las torturas clandestinas se desarrollaban en numerosos edificios, uno de los más populares fue la Escuela de Mecánica de la Armada. Los vuelos de la muerte consistieron en, previa tortura y drogados, arrojar al mar a sus objetivos. Las víctimas de estas prácticas ilícitas fueron opositores políticos.
Terrorismo de Estado en España
En la década de 1980, a consecuencia del crecimiento y la incapacidad de frenar la actividad a la banda terrorista ETA, se desarrollaron grupos parapoliciales, los GAL, con el fin de acabar de forma violenta y al margen de la ley con la banda.
Los objetivos de este grupo fueron etarras y personas de su entorno. También se caracterizaron por cometer actos terroristas contra personas que no tenían nada que ver con la banda.
Finalmente, el Tribunal Supremo condenó al ministro José Barrionuevo, y a otros altos cargos del Gobierno, por su relación con la actividad parapolicial. Aunque fueron indultados posteriormente.
Terrorismo de Estado en la Revolución francesa
Durante la revolución, la Convención aprobó la brutal represión de aquellos acusados como contrarrevolucionarios. Así, desde 1793 hasta 1794, se abrió un periodo llamado “El Terror”; periodo que acabó con la vida de 40.000 personas.
En este sentido, hasta el punto de que cualquier persona acusada de contrarrevolucionaria podía ser condenada a la guillotina, arma insignia de la revolución. Tal fue la deriva adoptada que Robespierre, gran instigador del movimiento revolucionario, acabó siendo guillotinado en julio de 1794.
Por último, conviene señalar que aunque no se hayan desarrollado explícitamente, regímenes totalitarios como la URSS o el Tercer Reich también llevaron a cabo estas prácticas. De hecho, puede considerarse como un elemento fundamental de todo régimen totalitario. Debido a la brutal represión con la que tratan a sus oponentes y disidentes.