Debido a la crisis del Coronavirus, las bolsas han vivido el momento más volátil de los últimos 30 años con permiso del máximo marcado el 24 de octubre del año 2008, en medio de una crisis financiera sin precedentes. ¿Qué cabe esperar ahora?
En primera instancia, el impacto parecía menor. La historia pasada demostraba que las bolsas eran inmunes a las epidemias y que lo más probable era ver una recuperación tras las caídas. Sin embargo, la epidemia se ha convertido en pandemia, —así lo ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, los países cierran fronteras, ponen su población en cuarentena y la actividad económica queda totalmente paralizada. Lo que en un inicio parecía un problema localizado en una parte del planeta (China) se ha extendido al resto del mundo amenazando con colapsar los sistemas sanitarios de los países. Para algunos países como Italia, la amenaza se ha convertido en una cruel realidad y el Coronavirus sigue imparable superando los 30.000 casos y los 2.000 muertos. A nivel global, estamos a punto de alcanzar los 200.000 casos.
La volatilidad en niveles de 2008
La profundidad de las caídas ha sido increíble. No solo por la cuantía de la caída, sino por la rapidez con la que ha sucedido. El índice de volatilidad, también conocido como índice del miedo, refleja que los inversores están en niveles máximos de incertidumbre.

Los bonos soberanos como el de Estados Unidos y Alemania parecían descontar desde hace días la recesión económica que ya han confirmado los diferentes Gobiernos de diferentes países.
Los bancos centrales pasan a la acción
La Reserva Federal (FED) bajó el 3 de marzo de 2020, de forma sorpresiva, los tipos de interés al 1-1,25%. A pesar de ello, no consiguió frenar las caídas de la bolsas, ya que los inversores vieron que la magnitud del problema era mayor. En caso contrario, la FED no hubiera actuado con tanta rapidez. El avance del número de casos contagiados activos y la amenaza del virus en Estados Unidos, instó el pasado fin de semana a la FED a inyectar liquidez de manera masiva. Una inyección de 700.000 millones de dólares solo comparable con la que llevó a cabo en 2008, cuando inyectó 800.000 millones.
Los Gobiernos también están prometiendo liquidez e incluso pretenden ser el garante para la concesión de préstamos que mantengan a flote la economía. Países como España o Italia han permitido también la moratoria hipotecaria para determinados colectivos. Es decir, no pagar las hipotecas durante un periodo de tiempo previamente establecido.
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) tiene menor margen de reacción. Con los tipos ya en mínimos, poco más puede hacer. Algunos economistas propone la emisión de Eurobonos y más inyecciones de liquidez por parte del BCE, pero Christine Lagarde aún no se ha pronunciado.
¿Hasta cuándo caerán las bolsas?
La realidad es que nadie lo sabe. Es imposible saber hasta cuándo estará paralizada la actividad económica, en que cuantía y en qué lugares. En una economía globalizada no es suficiente con que se reanude la actividad económica doméstica, también es necesario que se reabran las fronteras, el transporte transcurra con normalidad y las aerolíneas reanuden su vuelos. Para ello, será necesario que la curva de casos activos comience a reducirse a nivel global. Algo que durará al menos, más de una semana. En algunos países, probablemente más de dos semanas.

Con todo, es importante entender que las bolsas se mueven por expectativas, podrían haber sobrerreaccionado. Pongamos un ejemplo muy simple. Imaginemos que por cada 1% que se reduce el producto interior bruto (PIB) las bolsas ‘deben’ caer el 10%. Si los inversores esperan una caída del 3% en el PIB, la bolsa ‘debería’ caer un 30%. Siguiendo con el ejemplo, imaginemos que eso ocurre así, pero finalmente el PIB se reduce en un 2%, entonces la bolsa ha reaccionado de forma excesiva en un 10%. Luego, los inversores pensaban que el efecto sería mayor y las bolsas subirán. Y al revés, si el efecto es mayor del esperado, las bolsas caerán más.
A corto plazo, dadas las caídas tan profundas, se espera que la volatilidad se mantenga alta pero no continúe el ritmo tan elevado de caídas. Por compararlo con la evolución de otras caídas, adjuntamos el siguiente gráfico.

Hemos vivido la caída más profunda por número de días de la historia.
Todo dependerá, por tanto, del tiempo que tarde la sociedad en recuperar la normalidad. Y, adicionalmente, de que la paralización afecte lo menos posible a la capacidad de generar ingresos de las empresas. Así pues, para que suban las bolsas debe ocurrir que los datos, que conoceremos sobre la marcha, sean menos malos de lo previsto y no se haga realidad el peor sueño de los inversores: una crisis de crédito.
Hola,
La Bolsa se ha vuelto en mundo ultra especulativo y fácilmente manipulable por las circunstancias socioeconómicas. Aunque algunos decían que la economía mejoraba, la bolsa no mostraba esos sintomas en los 12 años de crisis económica que llevamos. La bolsa debería desaparecer del sistema financiero tal como lo entendemos ahora, operaciones a minuto para generar una especulación exponencial y empresas sobrevaloradas según criterios perceptivos y no productivos.
Mi humilde opinión,