¿Es posible que una empresa con tan solo 35 empleados fijos en plantilla pudiese gobernar la India? Si crees que empresas como Amazon gozan de una gran influencia, desde Economipedia te invitamos a conocer la historia de la Compañía de las Indias Orientales, una de las primeras multinacionales de la historia.
Todo comenzó a principios del siglo XVII, cuando en el año 1600 se creó la Compañía de las Indias Orientales. Sus fundadores eran un grupo de comerciantes que en el pasado habían sido piratas y corsarios a las órdenes del también corsario Francis Drake. Para poner en marcha su proyecto empresarial, tuvieron que desembolsar un capital de 70.000 libras. Con sus oficinas ubicadas en Londres y con tan solo 35 trabajadores fijos en plantilla, la compañía comenzó a recorrer sus primeros pasos.
El objetivo de la Compañía de las Indias Orientales era conseguir el monopolio del comercio con Oriente. Esto implicaba competir con el poderío comercial holandés. Para ello, sus fundadores solicitaron una cédula a la reina Isabel I de Inglaterra. Dicha cédula no solo otorgaba unos derechos de comercio, sino que habilitaba a la Compañía de las Indias Orientales para entablar conflictos bélicos y combatir a otros comerciantes. De hecho, la compañía llegó a contar con un ejército tan numeroso que llegó a aglutinar hasta 260.000 hombres.
Expansión del poderío de la compañía
Tras suscribir en 1613 un tratado con el emperador mogol Jahangir, la compañía empezó a establecer una serie de puestos comerciales en la India. De este modo, mediante los puestos comerciales, la compañía abarcaría progresivamente el comercio de productos como la seda en China, el preciado té o especias como la pimienta.
Sin embargo, el poder que la compañía ejercía sobre la India iría en aumento, llegando a estallar un conflicto con el Imperio Mogol, que se saldó con la victoria de la compañía tras la decisiva batalla de Plassey en 1757. Robert Clive, que había mandado el ejército de la Compañía de las Indias Orientales, pasó a administrar Bengala ocupando el cargo de gobernador, llegando a establecer impuestos que debía pagar la población india.
En 1803 la compañía volvió a enfrentarse a los ejércitos mogoles y salió victoriosa, lo que hizo que Delhi cayese en su poder. Con la compañía ampliando sus territorios y comercio, quedaban bajo su dominio administrativo unos 20 millones de indios. Y es que, como señalaba el político inglés Edmund Burke, la Compañía de las Indias Orientales era “un Estado disfrazado de mercader”.
Dado el poder político y comercial que la compañía ejercía en la India, sus accionistas eran los dueños de facto del subcontinente indio. Así, los accionistas debían determinar quién era el gobernador que administraba los territorios.
Pero el poder de esta gran corporación político-comercial iría más allá de la India y sus tentáculos terminarían por llegar a China. Fue así como esta gran entidad introdujo de manera contraria a la ley el comercio del opio, lo que convirtió a millones de chinos en adictos a esta sustancia. Precisamente, la introducción del opio en China permitió a los ingleses hallar una ventaja en los intercambios comerciales de productos como la seda, el té o la porcelana. Este comercio del opio terminaría dando lugar a las guerras del opio en China.
Resulta evidente que el historial de la Compañía de las Indias Orientales dista mucho de ser inmaculado, pues la corporación también traficó con esclavos y fue responsable en buena medida de las hambrunas padecidas en la India.
¿Cuál era la influencia de la compañía?
No cabe duda de que la compañía obtuvo cuantiosos beneficios de sus actividades comerciales en India. Prueba de ello es que cuando los ingleses llegaron a la India, su PIB representaba el 3% a nivel mundial. En tanto, el PIB del Imperio Mogol suponía el 37% del mundo. Pues bien, con la conquista inglesa, se invirtieron las tornas.
Pero, el poderío de la compañía iba más allá de los aspectos puramente comerciales. Su influencia política era incuestionable. Esto, hasta tal punto que la política exterior de Gran Bretaña pasaba por proteger los intereses de la Compañía de las Indias Orientales.
La política británica y la compañía estaban íntimamente ligados, bien mediante sobornos o bien a través del lobby. Así, la compañía abonaba 1.200 libras anuales a los políticos más destacados, o bien podía darse el caso de que muchos políticos fuesen accionistas de la poderosa entidad comercial.
La influencia de la Compañía de las Indias Orientales en la política es algo que ha perdurado. Así, a día de hoy, es notorio el influjo de las grandes sociedades en el plano político. De este modo, encontramos muchas situaciones en las que el Estado debe acudir al rescate de empresas privadas. Precisamente, cuando la compañía entraba en conflictos con otras naciones, alegaba ser una entidad nacional que Gran Bretaña debía proteger.
Todo ello arrastró al ejército británico a combatir en varias guerras por los intereses de la Compañía de las Indias Orientales. Entonces, el ejército combatía y vencía a los enemigos de la compañía. Luego, una vez ganada la guerra, la entidad comercial se hacía con el control efectivo de los territorios.
Decadencia y disolución
Pese al gran volumen comercial que ostentaba la compañía, no estuvo libre de problemas financieros. A pesar de contar con gran cantidad de puestos comerciales y de recaudar cuantiosas cantidades en impuestos, la compañía estuvo en varias ocasiones cerca de la quiebra. Un ejemplo es lo sucedido en 1772 (mucho antes de la decadencia de la compañía), cuando la entidad pidió un crédito de 400.000 libras al Banco de Inglaterra. Poco después descubrieron que la cantidad era insuficiente, pues requerían la descomunal cifra de 1 millón de libras para poder hacer frente a sus deudas.
La mala situación financiera que atravesó la compañía llevó al estado británico a protagonizar el primer rescate de la historia de una empresa privada. Ante el decadente panorama de la compañía en la segunda mitad del siglo XIX, el gobierno británico tomó el control de la entidad en 1858 y ya en 1874 se produjo la disolución de la misma.