El mundo presenta indicadores muy preocupantes sobre el escaso avance de la digitalización. El gran elenco de pequeñas y medianas empresas siguen sin sumarse a la digitalización ante la incapacidad que le generan los escasos recursos.
En las últimas semanas, si algo ha puesto de manifiesto el brote de Coronavirus, además de otras muchas cosas, es la escasa digitalización de las empresas en el planeta. El parón que ha sufrido la actividad económica a nivel mundial ha provocado que muchas empresas se hayan tenido que adaptar a un teletrabajo intensivo, ante la incapacidad de poder acudir a su centro de trabajo para desarrollar su actividad con la normalidad previa al brote vírico. Un teletrabajo forzado, puesto que, como decíamos, muchas empresas no contaban con esa infraestructura digital tan precisa en estos momentos de distanciamiento social y confinamiento pleno.
En los últimos años, la digitalización ha experimentado un fuerte auge en el planeta. Muchas empresas han ido adaptando sus estructuras al formato digital, adaptándose a la vanguardia que, ya de por sí, supone este fenómeno. Sin embargo, en un desglose de las empresas, y sin generalizar con todas ellas, es una realidad la asimetría que presentan en el planeta. Especialmente, mencionar aspectos tan destacados como la gran brecha digital que encontramos cuando el desglose lo hacemos para pequeñas y grandes empresas.
En este sentido, las empresas de mayor magnitud, por la sencilla razón de que se encuentran en posesión de un mayor volumen de recursos, cuentan con mayor capacidad de adaptarse a la digitalización. Sin embargo, en países como España, donde el 99,88% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas, la digitalización es inasumible para muchos; más aún en escenarios en los que los ingresos se han igualado a cero, teniendo que lidiar con la escasa liquidez que les resta el pago de impuestos, créditos, alquileres y un largo etcétera.
Un auténtico problema. Y es que, sin recursos para poder adaptarse y sin la capacidad de generar ingresos, esta crisis que está ocasionando el Coronavirus podría llevar a la quiebra a muchas empresas. Ingresos que sí se hubiesen producido, quizá, de haber contado con sistemas digitalizados para seguir ofreciendo tanto bienes como servicios. Una digitalización con la que no ha contado ni el propio sector público, el cual, y pese a sus dimensiones, sigue siendo escasamente digital en todas las tareas burocráticas. Algo que debería considerarse intolerable en pleno siglo XXI.
Un mundo escasamente digitalizado
Si hacemos un análisis detallado de las empresas en el planeta, lo primero que debemos tener cuenta es que extraer los datos es un proceso bastante farragoso. Encontrar datos de digitalización a nivel mundial es extremadamente complicado, pese a que existen informes que esclarecen un poco el asunto. En este sentido, nos hemos basado para ello en los últimos informes que consultoras como Deloitte, PwC, así como KPMG, han ido realizando en los últimos años, evaluando el nivel de digitalización de las empresas ante la irrupción de la nueva economía digital.
Así, podemos extraer el porcentaje de empresas que, en estos momentos, se encuentran con procesos de digitalización completados y puestos en marcha, en especial el elaborado por SoftServe. De acuerdo con el informe citado, el porcentaje de empresas que han completado procesos íntegros de digitalización oscila entre un 10% y un 33%. Con estos datos en la mano, los cuales reflejan la digitalización a nivel mundial, podemos observar que, pese a ser un dato de digitalización que no es malo, es muy escaso y muestra una clara asimetría cuando se desagregan los datos por países.
En este sentido, hablamos de que casi la mayoría de empresas encuestadas tienen su residencia en Estados Unidos y Reino Unido. Teniendo en cuenta el grado de innovación de las empresas en esos países, los datos arrojan que cerca del 50% de estas empresas reconocen haber iniciado procesos de digitalización que esperan ver la luz en los próximos años. En este sentido, existe una mayor digitalización en aquellas economías que, como Estados Unidos, gozan de empresas que, como podemos observar en casos como el de Sillicon Valley, nacen siendo ya digitales desde un inicio. Es el caso de las gigantes tecnológicas estadounidenses como Google, Facebook, Apple, Amazon, entre otras.
Por sectores también se pueden apreciar datos significativos y de los que podemos extraer conclusiones interesantes. Por poner un ejemplo, de acuerdo con dicho informe, los datos que muestra el sector retail, transportes y distribución presenta un porcentaje del 38%, haciendo referencia al porcentaje de empresas que, en estos momentos, cuentan con procesos de digitalización finalizados o en marcha. Interesante conclusión, pues hablamos de empresas que, como pertenecientes al sector retail, se encargan de vender bienes al consumidor final, como comercio minorista. En este sentido, es bastante curioso que solo sea el 38% el que cuente con estructura digital para poder seguir generando ingresos en momentos como el que vivimos actualmente.
El sector industrial, por su parte, sigue presentando esas dificultades que, pese a al digitalización, debe afrontar. Y es que, el sector industrial precisamente, es un sector que precisa de una presencia física del empleado en la planta de producción. Al hablar del sector industrial estamos hablando de trabajos que, pese a estar las plantas automatizadas, no pueden seguir operando si no se encuentran los empleados en la planta. En este sentido, los datos de digitalización son del 18%, los cuales se justifican mucho más que en otros sectores como es el retail.
Por el lado de las empresas de las tecnologías y la información, es verdaderamente asombroso el observar que únicamente el 30% de estas se encuentran digitalizadas. Es un auténtico pecado el que existan empresas que, dedicándose a la tecnología, sigan sin contar con infraestructura digital, con infraestructura tecnológica. Sin embargo, sí podríamos justificarlo por el lado de los recursos. Y es que, en este sentido, este tipo de empresas, en un gran porcentaje, son empresas de nueva creación, empresas que muchas de ellas siguen siendo iniciativas empresariales, lo que les sitúa en escenarios en los que los recursos siguen siendo muy limitados, además de los grandes costes que conlleva el preparar una infraestructura tecnológica para prestar servicios del sector tecnológico, como para afrontar inversiones de calado.
En último lugar tenemos al sector servicios. Un sector servicios escasamente digitalizado, pero del que quiero extraer un subsector como es el de los servicios profesionales. Es verdaderamente pasmoso ver cómo el 22%, y únicamente un 22%, de estos empresarios que ofrecen servicios profesionales, ya sean abogados, economistas, así como cualquier otra profesión, poseen infraestructura digital para poder ofertar los servicios. Contando con esto, es entendible que el Coronavirus haya parado toda nuestra economía, pues, como podemos observar, es incuestionable que el planeta precisa una digitalización inmediata, ante la posibilidad de que este tipo de escenarios, en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, se den con más frecuencia.
Ni que decir tiene que el asunto en el sector público está igual de inmaduro que en el sector privado. Es más, en el sector público estamos hablando de una menor digitalización, incluso, que en el sector privado. De ahí que países como España, ante el confinamiento, se haya visto obligado a cerrar todos, o gran parte, de sus servicios públicos hasta que acabe el confinamiento. Y no es porque no puedan dotar de servicio a los ciudadanos en estos momentos, sino porque muchos de ellos no pueden hacerlo de forma digital, presentando esa incapacidad, también del sector público.
La economía precisa una mayor digitalización
De acuerdo con los informes que presenta la Organización de Estados Americanos (por sus siglas, OEA) muestra claras evidencias de dicha necesidad. Evidencias como que las empresas no solo se beneficiarían de una mayor digitalización, sino que esto tiene un efecto directo en la economía, pudiendo provocar, incluso, crecimientos inesperados en el producto interior bruto (PIB), debido a este impulso digital que, desde el organismo, se propone.
En este sentido, el estudio se ha centrado en México, donde se ha podido observar que únicamente el 2% de las pequeñas y medianas empresas que se encuentran operando en el país, en estos momentos, posee un comercio electrónico. Además, solo el 10% de la totalidad de estas pequeñas y medianas empresas tiene presencia en internet. Una cifra verdaderamente pasmosa, ya que estamos hablando que, de acuerdo con el propio organismo, esta cifra debería incrementarse hasta alcanzar niveles del 25%. Especialmente en escenarios como el que muestra el Coronavirus, donde la incapacidad de vender de forma física incita a la venta online como único medio para generar ingresos.
En este sentido, la digitalización es una herramienta para acabar con el duro shock de oferta que vive la economía, pues si de un shock de demanda se tratase no podríamos hacer nada, pero ante un shock de oferta, la incapacidad de los compradores en estos momentos no viene por la vía de los recursos, de la demanda, sino que viene por el lado de la incapacidad de adquirir productos ante el distanciamiento social, es decir, por el lado de la oferta. Una incapacidad que podría suprimirse con ese comercio online, cada vez más extendido por el planeta.
Pero no solo hablamos de beneficios para las empresas, sino beneficios para la propia economía. La consultora Advice Strategic Consultants hizo un estudio para España en el que concluyó que un avance de la digitalización en el país podría disparar el PIB en hasta un 5%, generando consigo, además, cerca de un millón de empleos al año. Como podemos observar, aquí ya no hablamos de beneficio y adaptación, sino que hablamos de una mejora para la economía, así como para la propia sociedad, que se vería beneficiada con incremento de la creación de empleo, así como del propio PIB.
En resumen, es hora de que nuestras empresas comiencen a digitalizarse. A la luz de los datos, las evidencias de que la economía precisa una digitalización que solvente todos los problemas que hemos ido mencionando a lo largo del artículo son claras. En este sentido, el Gobierno debe ser el primero que, desde el sector público, se encargue de digitalizar su sistema burocrático, lastre para el crecimiento y un avance que se sumaría al mencionado, impulsando y sirviendo como ejemplo para un tejido productivo que siga los mismos pasos del, para entonces, pionero digital.