Resulta especialmente llamativo el modo en que se han incrementado los precios de los alimentos. No se veían unos precios tan elevados desde hace 26 meses.
El valor de los alimentos y la evolución de sus precios es una cuestión que no solo preocupa a los economistas, sino a toda la sociedad. Se trata de bienes de primera necesidad. Es decir, bienes que son necesarios para la supervivencia del ser humano.
El informe de FAO
Pues bien, la FAO como organismo internacional encargado de combatir el hambre en el mundo, elabora informes mensuales en los que hace un seguimiento de los precios de los alimentos. Para ello, se centra en valorar los costes de alimentos como los cereales, los productos cárnicos, el azúcar, las plantas de las que puede extraerse el aceite o los lácteos.
Tras observar la evolución de estos alimentos, los datos indican que los costes de estos alimentos no eran tan altos desde septiembre de 2017. Así, los productos cuyo valor ha aumentado en mayor medida son los productos cárnicos y los vegetales de los que se obtiene el aceite.
Pero, ¿y el azúcar y los productos lácteos? En este caso, aunque su valor ha aumentado, el incremento ha sido modesto. Nada que ver con la carne y las oleaginosas, cuyos precios han experimentado aumentos de más del 10% en el periodo que va del mes de octubre al mes de noviembre.
Ya conocemos cuáles son los alimentos cuyos precios han aumentado en mayor medida, pero, ¿qué causas hay detrás de estas subidas de precios?
China y los productos cárnicos
Buena parte del incremento de los precios de los productos cárnicos se explica por el aumento de las importaciones de China. Y es que, el mercado chino se ha nutrido gracias a la carne procedente de países como Argentina y Brasil. De hecho, China ha multiplicado por tres las importaciones de estos países.
Es evidente que, ceteris paribus, todo incremento del consumo conlleva un incremento de los precios. En el caso chino, esta situación se ilustra de la siguiente manera. Si en la década de los 80 una persona comía unos 20 kilos de carne al año, en la actualidad, un ciudadano chino consume una media anual de 60 kilos de carne.
Más allá del aumento del consumo de carne entre la población china, también hay que valorar otro factor puntual en el último mes. Se trata de las festividades de fin de año en China, que han contribuido a aumentar la demanda de carne. Todo ello provocó escasez en los mercados de carne y los precios del cerdo aumentaron considerablemente.
Tampoco hay que olvidar los efectos negativos que ha tenido el brote de peste porcina en China, que ha contribuido a incrementar el precio de la carne del cerdo. En semejante situación, a los chinos no les ha quedado más remedio que sacrificar a buena parte de su ganado porcino. Ante la escasez en el mercado nacional, la demanda china ha tratado de abastecerse a través de la importación.
Aunque la producción mundial de carne ha crecido a lo largo de las últimas décadas, hasta situarse en los 330 millones de toneladas, la demanda continúa siendo superior a la oferta de carne que puede exportarse.
Las plantas oleaginosas
Otros productos a los que hay que prestar atención son las plantas oleaginosas. Todos ellos han registrado incrementos: la soja, el girasol, la colza y el aceite de palma.
Hay que señalar que el aceite de palma es un elemento imprescindible en los biocombustibles. La razón del incremento de su precio se encuentra en una disminución de la producción en los países productores al tiempo que la demanda se mantiene fuerte.
Las expectativas también han contribuido a mantener alta la demanda de aceite de palma. Las predicciones auguran un escenario con escasez de aceite de palma para el año que viene. Así pues, ante futuras dificultades en el suministro, son muchos los que aprovechan para aprovisionarse de aceite de palma, dando lugar a una fuerte demanda.
El contrapunto: los cereales
La otra cara de la moneda son los cereales. A diferencia de la carne y los aceites, estos se han abaratado en un 1,2%. La causa de esta caída en su precio se debe a la intensa competencia que tiene lugar en el sector del cereal. En otras palabras, cuando hay mucha competencia, los mayores beneficiados son los consumidores. Por su parte, las empresas, en entornos muy competitivos, tratan de ganar clientes, esforzándose entre otras cosas por reducir los precios.
Así pues, resulta evidente que, para comprender las variaciones en los precios de los alimentos, hay que permanecer atentos a todas las circunstancias que afectan a la oferta y a la demanda. Por ello, hay que tener en cuenta aspectos como la competencia, las externalidades o las previsiones de futuro.